miércoles, 21 de marzo de 2012

La ética de Kant según el revolucionario anarquista Kropotkin

Entre los comentaristas de la ética kantiana llama la atención la presencia del revolucionario anarquista ruso Piotr Kropotkin, del que comentaremos algo cuando veamos a Karl Marx. La Ética de Kropotkin fue su último texto filosófico, escrito después del triunfo de la Revolución soviética, en el exilio interior al que le condenaron las autoridades bolcheviques, en la pequeña ciudad de Dmitrov a 65 km de Moscú y en un aislamiento brutal, prácticamente sin libros de consulta. Su crítica a Kant, según Ramón Alcoberro, se centra en tres supuestos que hoy, atendiendo a criterios historiográficos estrictos, son poco defendibles: que malinterpretó a Rousseau (y que subordinó el problema de la justicia), que «La Religión dentro de los límites de la mera razón» significa una rendición de la autonomía moral; y que –finalmente– se amilanó ante las consecuencias de la Revolución francesa. Pero su comprensión del conflicto entre utilitaristas y kantianos (que ha centrado buena parte de la filosofía moral hasta nuestro días) sigue siendo -siguiendo a Alcoberro- profundamente vigente". (Fuente: http://www.alcoberro.info/planes/kant17.htm).

 Como ya hemos señalado, las doctrinas de los pensadores franceses de las segunda mitad del siglo XVIII, como Helvecio, Montesquieu y Rousseau, así como también los enciclopedistas Diderot, D’Alembert y Holbach ocupan un puesto muy importante en la historia de la ciencia moral. Su negación audaz del origen religioso de la moral, su afirmación de la igualdad, por lo menos política, y la importancia decisiva que dichos pensadores atribuyeron al interés personal, entendido razonablemente en la creación de las formas sociales de vida, todo ello tuvo una importancia tan considerable en la elaboración de las ideas morales que contribuyó a que se propalara en la sociedad la idea de que la moral puede estar completamente emancipada de toda sanción religiosa...
 Kant lllegó al convencimiento de que la base de la moral reside en la «conciencia del deber». Esta conciencia no obedece a consideraciones de utilidad personal o social ni al sentimiento de simpatía o de benevolencia, sino que constituye una particularidad de la razón humana. Según Kant, la razón humana es capaz de crear dos clases de reglas de conducta: unas son condicionales y facultativas, otras incondicionales. Por ejemplo: quien quiera tener buena salud ha de moderarse. Esta es una regla condicional. El hombre que no quiere llevar una vida moderada, poco interés puede tener por su salud. Reglas semejantes no son obligatorias. A ellas pertenecen todas las reglas de conducta basadas en el interés y que por lo tanto no pueden constituir la base de la moral. Los postulados morales tienen que tener un carácter de mandamientos incondicionales, es decir, han de estar basados sobre el «imperativo categórico». Este imperativo categórico representa la conciencia del deber...
 En oposición a las doctrinas eudaimonistas y utilitaristas que predicaban la moral porque proporciona al hombre la felicidad (según los eudaimonistas) o el provecho (según los utilitaristas), Kant afirmó que el hombre ha de ser moral en la vida porque así lo exige nuestra razón. Decía, por ejemplo: debes respetar tu propia libertad y la de los demás no solamente cuando esperas sacar de ella un placer o un provecho, sino siempre y en todas las circunstancias porque la libertad es un bien absoluto y por sí sola constituye una finalidad: todo lo demás no es más que un medio. En otras palabras, la personalidad humana ha de ser objeto de una estima absoluta y en esto, según Kant, reside la base de la moral y del derecho.
                                        P. Kropotkin, Ética, Mauci, Barcelona, 1922
Cuestiones:
- ¿Quién era Kropotkin? ¿Podrías señalar algo más sobre su vida, su actividad revolucionaria y su obra?
- ¿Podrías explicar la posición de Kropotkin respecto a la ética kantiana y si crees que existe alguna conexión con su actividad revolucionaria?

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