lunes, 10 de diciembre de 2018

Teatro y Filosofía: "Apología de Sócrates" (parte final)


Lectura dramatizada.
"Apología de Sócrates" (Platón). Parte final. 

(Sócrates aparece de pie hablando ante la Asamblea en Atenas).
 
Sócrates es condenado a muerte. Comentarios de Sócrates

Por no querer aguardar un poco más de tiempo, os llevaréis, atenienses, la mala fama de haber hecho morir a Sócrates, un hombre sabio, pues para avergonzaros os dirán que yo era un sabio, aunque no lo soy. Si hubierais esperado un poquito más, habría llegado el mismo desenlace, aunque de un modo natural; considerad la edad que tengo y cuán recorrido tengo el camino de la vida y qué cercana ronda la muerte. Lo dicho no va para todos, sino sólo para los que me habéis condenado a morir.

Y a éstos aún tengo algo más que decirles: quizá penséis, atenienses, que he sido condenado por falta de razones o por la pobreza de mi discurso; me refiero a la clase de discurso que no he usado, aquel que se sirve de todo tipo de recursos con tal de escapar del peligro. Nada más lejos de la realidad. Sí, me he perdido por una carencia, pero no de palabras, sino de audacia y osadía, y por negarme a hablar ante vosotros de la manera que os hubiera gustado, entonando lamentaciones y diciendo otras muchas cosas indignas e inesperadas en mí, aunque estéis acostumbrados a oírlas en otros. Pero yo nunca he creído que hacía falta llegar a la deshonra para evitar los peligros, y ahora no me arrepiento de haberme defendido así; pues prefiero morir por haberme defendido como lo he hecho que vivir recurriendo a medios indignos en mi defensa.

Es evidente que muchos en los combates se escapan de la muerte porque abandonan sus armas e imploran el perdón de los enemigos. Todos los peligros pueden evitarse de muchas maneras, sobre todo por quienes están dispuestos a claudicar. Pero lo más difícil no es escapar de la muerte, sino evitar la maldad, que corre mucho más deprisa que la muerte. A mí, que ya soy viejo y ando algo torpe, me ha pillado la primera, mientras que mis acusadores, que aún son jóvenes y ágiles, van a ser atrapados por la segunda. Yo voy a salir de aquí condenado a muerte por vuestro voto, pero ellos marcharán llenos de maldad y vileza, acusados por la verdad. Yo me atengo a mi condena, pero ellos deben soportar también la suya. Tal vez así tenían que suceder las cosas; y pienso que así están bien, tal como están.

Ahora dejadme predecir lo que os va a suceder a vosotros que me habéis condenado, pues estoy a punto de morir y en estos momentos es cuando los hombres están más dotados del don de profetizar. Os predigo que después de mi muerte caerá sobre vosotros, ¡por Zeus!, un castigo mucho más duro que el que me acabáis de infringir. Me habéis condenado con la esperanza de quedar libres de responder de vuestros actos, pero os profetizo que las cuentas os van a salir muy al revés: cada día aumentará el número de los que exijan explicación de vuestros actos, a quienes hasta ahora yo he podido contener, aunque vosotros no lo advertíais, y tanto más duros serán cuanto más jóvenes y, por ello, más exigentes; por eso viviréis aún mucho más enojados. Estáis muy equivocados si creéis que la mejor manera de desembarazaros de los que os recriminan es matarlos. No es éste el modo más honrado de cerrar la boca a quienes os inquietan; hay otro mucho más fácil: no perjudicar a los demás y mejorar la propia conducta en todo lo posible.

Con estas predicciones, como si fueran de un oráculo, me despido de los que han votado mi muerte. Y ahora quiero dirigirme a quienes me han absuelto, conversando sobre lo que aquí ha sucedido, a la espera de que los magistrados acaben de trajinar con estos asuntos y me conduzcan al lugar donde debo esperar la muerte. Permaneced, atenienses, conmigo el tiempo que esto dure, pues nada nos impide platicar. Querría comentar con vosotros, como amigos que sois, mi interpretación de lo que acabamos de vivir.

¡Oh jueces!, y os llamo jueces con toda propiedad, por haberlo sido conmigo. Algo sorprendente me ha sucedido hoy: aquella voz del daimon, que antes se me presentaba con tanta frecuencia para oponerse a cuestiones, incluso mínimas, si creía que iba a actuar a la ligera, hoy no me ha alertado de la presencia de ningún mal, a pesar de que me he encontrado con la muerte, que según la mayoría es lo peor que puede ocurrir a una persona. Ni al salir de casa esta mañana, ni cuando subía al Tribunal, ni en ningún momento de mi apología me ha impedido seguir hablando, dijera lo que dijera, cuando en otras ocasiones llegó a quitarme la palabra en mitad del razonamiento, según lo que estuviera hablando.

¿Cómo se explica todo esto? Dejadme daros mi interpretación: considero esto una prueba de que lo que me acaba de suceder es para mí un bien y que, por tanto, no son válidas nuestras conjeturas cuando consideramos la muerte como el peor de los males. Ésta es la razón de más peso para convencerme de ello; de lo contrario, si lo que me iba a ocurrir fuera un mal y no un bien, esa voz del genio se habría opuesto al curso de los acontecimientos.

Todavía puedo añadir nuevas razones para convenceros de que la muerte no es una desgracia, sino una ventura. Una de dos: o bien la muerte nos deja reducidos a la nada, sin posibilidad de ningún tipo de sensación, o bien, de acuerdo con lo que algunos dicen, simplemente se trata de un cambio o mudanza del alma de este lugar hacia otro.

Si la muerte es la extinción de todo deseo y como una noche de sueño profundo, pero sin ensoñaciones, ¡qué maravillosa ganancia sería! En mi opinión, si nos obligaran a escoger entre una noche sin sueños pero plácidamente dormida, y otras noches con ensoñaciones u otros días de su vida; si después de una buena reflexión tuviéramos que decidir qué días y qué noches han sido los más felices, pienso que todos, y no sólo cualquier persona normal, sino incluso el mismísimo rey de Persia, encontrarían pocos momentos comparables con la primera. Si la muerte es algo parecido, sostengo que es la mayor de las ganancias, pues toda eternidad se nos aparece como una noche de ésas.

Por otro lado, si la muerte es una simple mudanza de lugar y si, además, es cierto lo que cuentan, que los muertos están todos reunidos, ¿sois capaces, oh jueces, de imaginar algún bien mayor? Pues, al llegar al reino del Hades, liberados de los que aquí se hacen llamar jueces, nos encontraremos con los auténticos jueces, que, según cuentan, siguen ejerciendo allí sus funciones: Minos, Radamanto y Triptólemo, y toda una larga lista de semidioses que fueron justos en su vida. ¿Y qué me decís de poder reunirnos con Orfeo, Museo, Hesíodo y Homero? ¿Qué no pagaría cualquiera por poder conversar con estos héroes? En lo que a mí se refiere, mil y mil veces prefiero estar muerto, si tales cosas son verdad.

¡Qué maravilloso sería para mí encontrarme con Palamedes, con Ayax, hijo de Telamón, y con todos los héroes del pasado, víctimas también ellos de otros tantos procesos injustos! Aunque sólo fuera para comparar sus experiencias con las mías, ya me daría por satisfecho. Mi mayor placer sería pasar los días interrogando a los de allá abajo, como he hecho con los de aquí durante mi vida terrena, para ver quiénes entre ellos son auténticos sabios y quiénes creen que lo son, sin serlo en la realidad. ¿Qué precio no pagaríais, oh jueces, para poder examinar a quien condujo aquel numeroso ejercito contra Troya, o a Ulises o Sísifo, o a tantos hombres y mujeres que ahora no puedo ni citar? Estar con ellos, gozar de su compañía e interrogarlos, ése sería el colmo de mi felicidad. En cualquier caso, creo que en el Hades no me llevarían a juicio ni me condenarían a muerte por ejercer mi oficio. Ellos son, allá, mucho más felices que los de aquí, entre otras muchas razones, por la de ser inmortales, si es verdad lo que se dice.

Vosotros también, oh jueces míos, debéis tener buena esperanza ante la muerte y convenceros de una cosa: que no hay mal posible para un hombre de bien, ni durante esta vida, ni después en el reinado de la muerte, y que los dioses jamás descuidan los asuntos de los hombres justos. Lo que me ha sucedido a mí no es fruto de la causalidad; al contrario, veo claramente que morir y quedar libre de ajetreos era lo mejor para mí.

Por esa razón en ningún momento me ha disuadido la voz del genio; también por esa razón yo no estoy enojado contra mis acusadores ni contra los que me han condenado, aunque ninguno de ellos quería hacerme un bien, sino un mal, lo que les echo en cara.

Y ahora debo pediros un último favor: cuando mis hijos se hagan mayores, atenienses, castigadles, como yo os he incordiado durante toda mi vida, si pensáis que se preocupan más de buscar riquezas o negocios que de la virtud. Y si presumen de ser algo, sin serlo de verdad, reprochádselo como yo os he reprochado, y exigidles que se cuiden de lo que deben y que no se den importancia, cuando en realidad nada valen. Si hacéis esto, ellos y yo habremos recibido el trato que merecemos.

No tengo nada más que decir. Ya es la hora de partir: yo a morir, vosotros a vivir. ¿Quién va a hacer mejor negocio, vosotros o yo? Cosa oscura es para todos, salvo, si acaso, para el dios.

jueves, 29 de noviembre de 2018

Teatro y Filosofía. El cartógrafo (juan Mayorga)

"Y hay que leer teatro (en la escuela). Suele decirse que el teatro es difícil de leer. En todo caso, resulta menos difícil hacerlo en grupo, con un lector por personaje y otro que se encargue de las acotaciones. El teatro pide, de forma natural, leer a varias voces: leer en comunidad. (...)Lo ideal, desde luego, es leer teatro para luego ponerlo en escena, a lo que tampoco la escuela debería renunciar. (...) (Ayuda) a reflexionar no sólo sobre el significado de las palabras, sino también sobre el contexto en que vive el personaje que las pronuncia, sobre sus relaciones con los demás personajes... El lector-actor ha de ponerse en lugar de otro, haciéndose cargo de sus ideas y prejuicios, de sus sueños y pesadillas, de sus heridas y esperanzas. Por esa capacidad que tiene de hacernos pensar en otros y en lo que nos acerca y nos separa de ellos, el teatro es un espacio para la crítica y la utopía: un espacio para el examen de nuestras vidas y para la imaginación de otras vidas posibles".
Juan Mayorga.
EL CARTÓGRAFO. Juan Mayorga.
(Adaptación)
Interior del gueto judío en Varsovia (establecido por la Alemania de Hitler desde el otoño 1940 a 1943, año en el que tuvo lugar el único gran levantamiento en armas por parte de la población judía en la época nazi). Una niña judía intenta ayudar a su abuelo, un cartógrafo inválido a dibujar un mapa del gueto.

(El anciano y la niña miran un dibujo).

Anciano- Falta algo.
Niña- ¿?
Anciano- Tenemos el camino de la niña. Tenemos el camino del lobo. ¿Y el camino del cazador?
Niña- ¿?
Anciano- El cazador, ¿cae del cielo para salvar a la niña?
Niña- No, claro.
Anciano- ... Cuando acabes, vas a hacerme “El gato con botas”. ¿Recuerdas cómo empieza?
Niña- Mi padre me está esperando.
Anciano- Pues vete, si tu padre te está esperando. Adiós.
Niña- ... Adiós.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Teatro y Filosofía. Darío Fo: "El despertar".

Escrita por el Premio Nobel Darío Fo y su esposa, la dramaturga y actriz italiana Franca Ramé, la obra gira en torno a una mujer obrera, madre de un pequeño niño, que se ve enfrascada en un trabajo constante -dentro y fuera de la fábrica

Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente dirección: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/cultura/1/despertar-o-el-monologo-de-una-mujer-orquesta-galeria
Si va a hacer uso de la misma, por favor, cite nuestra fuente y coloque un enlace hacia la nota original. www.eltelegrafo.com.ec
"El despertar" es un monólogo escrito por los dramaturgos italianos Darío Fo y  Franca Rame. La obra gira en torno a una mujer obrera, madre de un pequeño niño, que se ve enfrascada en un trabajo constante -dentro y fuera de la fábrica.
Escrita por el Premio Nobel Darío Fo y su esposa, la dramaturga y actriz italiana Franca Ramé, la obra gira en torno a una mujer obrera, madre de un pequeño niño, que se ve enfrascada en un trabajo constante -dentro y fuera de la fábrica

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Escrita por el Premio Nobel Darío Fo y su esposa, la dramaturga y actriz italiana Franca Ramé, la obra gira en torno a una mujer obrera, madre de un pequeño niño, que se ve enfrascada en un trabajo constante -dentro y fuera de la fábrica

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Texto del monólogo "El despertar" de Darío Fo.

Teatro y Filosofía. Lectura dramatizada de la Carta VII de Platón.


¿Qué es la lectura dramatizada? La lectura dramatizada es una modalidad de la lectura oral en la que el lector debe representar a los personajes por medio de la voz. Necesita de ensayo, porque si bien no requiere de la memorización de los textos y los movimientos no son los exactos de un montaje, la capacidad expresiva sí lo tiene que ser. La calidad de la lectura dramatizada depende en gran medida del dominio de la voz, por ello es imprescindible una dicción clara y precisa, una entonación cargada de naturalidad expresiva y reflejar las características del personaje que se interpreta. La modulación de la voz es muy importante para facilitar al oyente la comprensión del texto.
Es necesario conocer el contenido de la obra, su objetivo, su carácter (trágico, alegre o dramático), la época en que fue escrita, las circunstancias históricas y socioeconómicas en que se desenvuelve la trama y las características de los personajes, con el objetivo de tener una visión de conjunto. Uno de los integrantes del grupo puede hacer la presentación e incluir en ella una visión general del argumento. Cada lector debe estar familiarizado con el personaje que interpreta y sus relaciones con el resto de los personajes. Debe conocer sus características generales: edad, posición social, nivel cultural, estado de salud, características psicológicas y todos los datos que tiendan a ofrecer una visión clara de su personalidad, para reflejar en los diálogos el estado de ánimo del personaje en cada momento.
 Requisitos:

  • Los lectores deben estar colocados en un lugar visible para el resto del grupo, y pueden permanecer de pie o sentados en forma semicircular, manteniendo en sus manos el texto, del que cada uno debe poseer un ejemplar.
  • Mantener el contacto visual con los oyentes para facilitar la comprensión del texto.
  • Mostrar interés por lo que se lee y proyectar la voz hacia el auditorio, no hacia el suelo o hacia el papel.
  • Leer a una velocidad adecuada. No se trata de leer siempre rápido, sino de saber ajustar la velocidad al tipo de texto y al objetivo de la lectura controlando la respiración.
  • Regular el volumen ajustándolo al tipo de texto.
  • Leer con seguridad, sin vacilaciones, evitando volver atrás.
  • Entonar adecuadamente las palabras, marcando las sílabas tónicas. Previamente deben haberse trazado las marcas entonacionales en el texto.
  • Respetar la mayor o menor duración de las pausas indicada por los signos de puntuación.
  • Poner énfasis en los momentos o palabras claves evitando la monotonía en el tono.
  • Evitar los cambios de ritmo en la lectura si no están justificados y, por el contrario, utilizarlos intencionadamente para llamar la atención del público.
    Fuente: https://www.ecured.cu/Lectura_dramatizada



Ejemplos de lecturas dramatizadas.

TEXTO:
Platón. Carta VII: Platón saluda a los parientes y amigos de Dion. 
La Carta VII está datada después del tercer viaje de Platón a Sicilia. Es la respuesta que da a los amigos y familiares de Dion, amigo y discípulo de Platón que compartía sus ideales políticos, en donde los alienta a seguir la lucha de Dion pero de manera pacífica. Es en esta carta donde Platón habla de las enseñanzas para el público y las enseñanzas para los iniciados en la filosofía. Aquí va a desarrollar parte de su doctrina política y ética y a su vez va contando la historia de sus estadías en Sicilia, su relación con Dionisio el Viejo y Dionisio el Joven, ambos tiranos de la isla.

jueves, 11 de octubre de 2018

Pierre Bourdieu (1930-2002). Pensador francés.



Puedes descargar este y todos los capítulos de Cultura Para Principiantes de Canal Encuentro: https://encuentro.gob.ar/programas/serie/8710

Encuentro es un canal educativo y cultural del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de Argentina.

martes, 25 de septiembre de 2018

Orígenes de la filosofía: Los pensadores presocráticos

La filosofía griega se constituyó como una forma cultural que reflexionó sobre otras formas culturales (el saber tradicional y mítico de los poetas y teólogos) a las que tomó como materia para destruirlas o asimilarlas críticamente.
La filosofía criticó la arbitrariedad de las intervenciones divinas y propuso la búsqueda de leyes, regularidades que rigieran la naturaleza. Con la mediación de instrumentos racionales (como la geometría, la física y la democracia), el logos o razón de los filósofos se proyectó sobre aquel conjunto de explicaciones míticas totalizantes en busca de una verdad autónoma de toda "revelación", apoyada en sí misma (la demostración matemática será el paradigma de esta verdad racional autónoma).

martes, 18 de septiembre de 2018

Introducción a la filosofía

Para los que todavía creen que la filosofía es un "rollo", que pensar no equivale a tener lucidez sino a "comerse el coco", que es mejor actuar que "pensarse mucho las cosas".
Para los que siguen opinando que la filosofía es menos útil para la vida que una buena tabla estadística o el manejo del último artilugio informático, les dejo este corto sobre una película francesa titulada "Esto es solo el principio" (Ce n'est qu'un début).
Este trailer pretende ser una provocación: si estos niños pequeños son capaces de tan animados debates y divertidas reflexiones sobre cuestiones filosóficas, ¿podréis vosotros y vosotras?
Bueno, aquí comienza vuestra aventura por la filosofía. Espero que lo paséis bien.

Otro ejemplo de acercar la filosofía a los más jóvenes es la que ha desarrollado el filósofo francés Óscar Brenifier a través de la práctica filosófica del diálogo. Aquí os dejo su diálogo con la alumna Katty sobre la cuestión de si hay vida después de la muerte.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Filosofía para principiantes

A continuación, y como presentación de tu nuevo curso de Historia de la Filosofía, puedes leer o descargar este cómic de Fernando del Río titulado "Filosofía para principiantes" -pinchar en el título- (de la página de la profesora Isabel Blasco).

Como actividad te propongo un esquema del breve recorrido que hace esta presentación por la filosofía presocrática, sus autores y temáticas (páginas 13-19). Sería conveniente que además echaras un vistazo a las primeras páginas, donde el texto presenta los distintos periodos de la historia de la filosofía, que iremos viendo más adelante.

miércoles, 11 de abril de 2018

Kant y la teoría de la justicia de John Rawls

    "En el apartado de la Teoría de la justicia, del filósofo estadounidense John Rawls, titulado "La interpretación kantiana de la justicia como imparcialidad" se descubren conceptos clásicos del ilustrado alemán I. Kant que Rawls tiene presente en la elaboración de su concepto de justicia como imparcialidad: elección racional, autonomía, imperativo categórico y seres nouménicos. Estos cuatro términos kantianos remiten, en última instancia, a la concepción de persona moral.                                                                                                                                                                                                                                                                             
a) Para Kant los principios morales que debe guiar la conducta de los individuos son el resultado de una elección racional. Asimismo la legislación moral de un estado ético debe ser acordada bajo condiciones propias de personas libres y racionales. Esta cualidad kantiana de elección racional propia de las personas, la atribuye Rawls a las partes en la posición original.

b) Una persona actúa autónomamente, según Kant, cuando los principios de su acción son elegidos por él mismo como la expresión más adecuada de su naturaleza de ser libre y racional, desconsiderando motivos heterónomos como la posición social, los dotes naturales o los deseos particulares. Esta exigencia kantiana de autonomía queda respalda en Rawls por el velo de ignorancia que se puede concebir como un artificio para privar a las personas del conocimiento que les inclinaría a escoger principios ciertamente heterónomos. Por tanto, el velo de ignorancia se convierte en la garantía de la autonomía moral.

c) Al igual que los imperativos categóricos kantianos se entienden como principios de conducta que se aplican a las personas en virtud de su naturaleza como seres libres y racionales, para Rawls actuar a partir de los principios de la justicia es actuar a partir de imperativos categóricos en el sentido de que se aplican cualesquiera que sean sus propósitos en particular. Las personas que actúan desde los principios de justicia, al convertirse en imperativos categóricos por su incondicionalidad, están obrando con plena autonomía porque estarían actuando desde principios que aceptarían en las condiciones que mejor expresasen su naturaleza como seres racionales, libres e iguales

 d) Si tanto las partes en la posición original (que escogen los dos principios de justicia) como los miembros de cualquier sociedad o institución (que se rigen por ellos) son libres, racionales y autónomos; también participan, según Rawls, de las características propias de los seres noumenales. Éstos son aquellos que poseen plena libertad para elegir cualquier principio de conducta independiente de las contingencias naturales y de los accidentes sociales. Es decir, somos seres noumenales cuando actuamos según los principios reconocidos en la posición original que se convierten indirectamente en la garantía de nuestra libertad, racionalidad  y autonomía.

 Los cuatro términos éticos kantianos anteriores son aplicados por Rawls a distintos aspectos de su teoría (la racionalidad a la posición original, la autonomía al velo de ignorancia, los imperativos categóricos a los principios de justicia y los seres noumenales a las partes que tendrán que llegar a un acuerdo), y responden a los rasgos de una determinada noción de persona. En definitiva, la explicitación del concepto de persona que acepta Rawls, apoyándose en Kant, es el punto de partida y presupuesto de toda su teoría.
 La ética Kantiana ofrece el mejor respaldo filosófico a la teoría de la justicia porque es la ética que mejor fundamenta desde la razón la dignidad de la persona que subyace al proyecto rawlsiano. Para Kant el hombre, y en general todo ser racional, existe como fin en sí mismo, no sólo como medio para usos cualesquiera de esta o aquella voluntad; debe en todas sus acciones, no sólo las dirigidas a sí mismo, sino las dirigidas a los demás seres racionales, ser considerado siempre al mismo tiempo como fin19. Es decir, según Rawls la misma noción kantiana de dignidad de la persona es la que motiva su Teoría de la justicia, proporcionando una mayor coherencia a todos sus objetivos, y la que favorece su fuerte atracción moral. 
      A pesar de todo lo anterior, otros autores, como F. Vallespín, sostienen que la revisión rawlsiana, aunque afecta al contenido del imperativo categórico, no resuelve el problema, ya que éste no nos dice por sí mismo cómo hemos de actuar y organizar la sociedad desde esta perspectiva".
Fuente:  Valentín Galván García.

lunes, 9 de abril de 2018

La Ilustración.

     La Ilustración del siglo XVIII moldeó el mundo en el que vivimos. La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual europeo (especialmente en Francia e Inglaterra) que se desarrolló desde fines del siglo XVII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominada así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. 
     La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y sociales de la época. La expresión estética de este movimiento intelectual se denominará neoclasicismo. Los máximos representantes de esta corriente en Europa fueron Montesquieu, Diderot, Rousseau y Buffon, mientras que en España las figuras mas notables de este movimiento fueron Cabarrús, Cadalso, Campomanes, Capmany, Feijoo, Hervás y Panduro, Jovellanos y Celestino Mutis.



CUESTIONES:
- Analiza la primera parte del documental anterior, en la que describe la Prusia ilustrada de Federico II y describe cómo era este rey, sus luces y sus sombras, y cuál fue su actitud frente a la libertad religiosa y la censura.

sábado, 7 de abril de 2018

Historia de una escalera: censura y teatro en la España de la dictadura franquista.

Historia de una escalera,  obra del dramaturgo Antonio Buero Vallejo, parece representar el fracaso colectivo de la sociedad española tras la Guerra Civil. Frente a los sueños individualistas de Fernando por ascender socialmente se contrapone el fracaso de la apuesta por la lucha colectiva. Los personajes parecen haberse dejado "vencer por la vida", repitiendo de forma cíclica, en varias generaciones, la misma impotencia y frustración. Sólo el amor, torcido al final por otros intereses, parecía ofrecer una salida, especialmente a las mujeres jóvenes, a esa insatisfacción y resignación. En un espacio interior y cerrado, que parece reflejar el inmovilismo de sus destinos, los personajes se asoman a la vida de los demás vecinos con cierta amargura.

La censura en el teatro de la España franquista.
       Los textos teatrales que se pretendieron representar durante la dictadura franquista debían pasar el filtro de la Junta de Censura de Obras Teatrales, un organismo que funcionó hasta 1978 (incluso durante los tres primeros años de la Transición). En muchas ocasiones la censura supuso "la desaparición de frases, la desvirtuación de diálogos y situaciones dramáticas, e incluso su prohibición total". También sufrieron la censura las obras de los autores del exilio (Max Aub, José Bergamín, León Felipe o Rafael Alberti),y autores extranjeros de signo claramente izquierdista (Bertolt Brecht, Jean Paul Sartre...). Hasta el 4 de marzo de 1978 no se recuperaría la libertad de expresión en los escenarios españoles (tras cuatro décadas de censura). Ese día entró en vigor el Real Decreto 262/1978.
    La censura condicionó la escritura dramática durante la dictadura franquista, llegando incluso a convertirse en el tema central, y de denuncia, de algunas obras teatrales, como sucedió con La mordaza, de Alfonso Sastre, en los años 50, o con Matrimonio de un autor teatral con la Junta de Censura, de Jesús Campos, en los 70.

Impresos-modelo para la labor del censor teatral. Hasta 1963 estos impresos apenas variaron, y los apartados de que constaban son:

- “Breve exposición del argumento”
- “Tesis” (en el que debían comentar el supuesto mensaje de la obra en cuestión)
- “Valor puramente literario” y “Valor teatral”
- “Matiz político”
- “Matiz religioso”
- “Juicio general que merece al Censor”. Seguidamente, debían detallar las páginas en las que se realizarían “Tachaduras” y “Correcciones”, además de responder a cuestiones como: “¿Se juzga tolerable o recomendable para menores?”; “¿Qué modificaciones cabría introducir para autorizar, en su caso, la representación, en el supuesto de que la obra acusase deficiencias: de tipo político, social o moral, siempre que su valor literario lo aconseje?”, y “¿En qué lugares de la obra y en qué sentido habrían de introducirse esas modificaciones?”.
- “Otras observaciones del Censor”.
- Fecha y la firma del censor.

Sobre la censura de "Historia de una escalera". 

 Las primeras obras de Antonio Buero Vallejo, que inauguraban la corriente del realismo social en el teatro de posguerra, pasaron prácticamente inadvertidas a las tijeras censoras.

Expediente de censura de "Historia de una escalera" (11/10/1949).  Historia de una escalera fue autorizada para mayores de 16 años, con tres cortes (en las páginas 32 del Acto I, 18 del Acto II y 28 del Acto III) y dos modificaciones (página 18 del Acto II y 28 del Acto III). Los censores fueron: un vocal eclesiástico, Fray Mauricio de Begoña; Gumersindo Montes Agudo, falangista, crítico cinematogŕafico de la revista Juventud y sacerdote; y Emilio Morales de Acevedo (1888-1959), censor y crítico teatral en El Alcázar y Marca.

Historia de una escalera fue considerada como “un bello y sutil sainete para minorías selectas”, y de ella se dijo que era “expositiva sin mantener tesis alguna”; sin “fuerza polémica” en su planteamiento político, y “sin tacha” en lo moral. La obra se autorizó con algunos cortes y modificaciones puntuales (como la frase “Más vale ser un triste obrero que un señorito inútil”, en la que se obligó a sustituir “señorito” por “soñador”), y con algún comentario adverso -se la tildó de “pesimista”-, pues su presentación de aquella escalera de vecindad se alejaba en gran medida del vacuo triunfalismo del régimen. Sin embargo, como es sabido, la obra se estrenó en el Teatro Español (1949), entonces de titularidad estatal. El crítico teatral y censor Emilio Morales de Acevedo calificó su valor literario de “muy estimable” y añadió: “Es prodigio de observación y de verdad que lleva al autor a no querer prescindir de adjetivos vulgares para dar fuerza y color a la obra”. También Gumersindo Montes Agudo encontró cualidades estimables en la pieza: “valentía en el enfoque escénico, sinceridad en el perfil de los personajes, nobleza de tema, pulcritud en el trazado moral, intento de rasgar ciertos patrones escénicos, perfecta ambientación”. De esta forma el texto superó la censura y se estrenó en el Español en 1949.
Buero Vallejo situó los dos primeros actos de su obra en 1919 y 1929, y el tercero en 1949, eludiendo tratar el conflictivo año de 1939, y en consecuencia, la guerra civil, tema
 tabú por excelencia.

Debate sobre la censura: posibilistas contra intransigentes.
      En 1960, Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo mantuvieron una polémica pública sobre el posibilismo teatral, en la que defendieron distintas opciones teóricas en tomo a la actitud que debían adoptar los creadores ante la censura de la dictadura. Sastre invitaba a los autores a escribir como si la censura no existiera, puesto que la arbitrariedad con que esta actuaba impedía saber de antemano qué obras eran imposibles. En su respuesta, Buero Vallejo matizaba su idea del posibilismo: "Cuando yo critico el imposibilismo y recomiendo la posibilitación, no predico acomodaciones; propugno la necesidad de un teatro difícil y resuelto a expresarse con la mayor holgura, pero que no sólo debe escribirse, sino estrenarse. Un teatro, pues, "en situación", lo más arriesgado posible, pero no temerario". Además, Buero negaba la posibilidad de escribir con absoluta libertad interior en el contexto histórico en el que a ambos les había tocado vivir y evidenciaba la contradicción entre los postulados teóricos de Sastre y la cautela con que había escrito La mordaza, precisamente para evitar que la censura la prohibiera.
        Sastre respondió reconociendo un cierto posibilismo en la escritura de La mordaza, "una obra que intentó ser posible después de tres obras prohibidas", si bien explicaba esta contradicción como momento de una evolución a lo largo de su trayectoria: su radicalización, afirmaría posteriormente, se produjo como respuesta a la violencia que continuamente recibían, él y sus compañeros, por parte del régimen.
       Las posturas teóricas de ambos autores se correspondían con trayectorias profesionales muy distintas: Buero Vallejo no solo estrenó casi la totalidad de sus obras escritas durante la dictadura, sino que sus estrenos generalmente se produjeron en mejores condiciones y obtuvieron mayor éxito de público. E n 1975, otro dramaturgo, Femando Arrabal, también polemizó con BueroVallejo por esta cuestión: "Por cierto que la polémica sobre el posibilismo mantenida entre Alfonso Sastre y Buero Vallejo toma todo su valor en estos momentos en que el primero está encerrado en la cárcel de Carabanchel y el segundo, académico de la Real Academia de Madrid, acepta los premios más famosos de la España de Franco". El duro comentario de Arrabal no hacía sino explicitar la opinión de una parte de la oposición antifi-anquista ante el posibilismo bueriano. El propio Alfonso Sastre, muchos años después, afirmaba: "Yo pienso que la equivocación de Buero Vallejo consistía en que, al ejercer su trabajo desde el punto de vista posibilista, se adaptó al sistema. Y adaptándose al sistema, no contribuyó demasiado a romperlo. [...] Y, por otro lado, la posición mía, más radical, tampoco es un gran triunfo porque ese radicalismo de mis posiciones me llevó a la inoperancia, a que mis obras no se estrenaran. Con lo cual tampoco contribuí grandemente a la libertad".

No obstante, a pesar de la polémica, ese mismo año ambos autores firmarían en el Manifiesto contra la censura que en 1960 presentaron más de 300 escritores, intelectuales y artistas. En este Manifiesto se recogían las siguientes exigencias:

1º. La urgente necesidad de una regulación de la materia con las debidas garantías jurídicas, estableciendo claramente el derecho de recurso.
2º. La necesidad, en cualquier caso, de que los funcionarios encargados de aplicar dicha regulación posean una personalidad pública, ya que el anonimato desde el que vienen ejerciendo sus funciones los censores es motivo de las mayores arbitrariedades.

Tampoco Buero escaparía por completo de la censura, pues se le prohibió Aventura en lo gris y se le retuvo durante once años La doble historia del doctor Valmy, donde afrontaba el nada cauteloso tema de la tortura a presos políticos. 

 Analiza algunos de los párrafos censurados.

               Acto I:

Fernando.—[...] Y vosotros os metéis en el sindicato porque no tenéis arranque para subir solos. Pero ese camino no es para mí [...].
Pág. 17: Fernando.—[Veremos entonces quién ha llegado más lejos;] si tú con tu sindicato o yo con mis proyectos.
Pág. 23: Paca.—[¿Y quién te mantiene?] ¡Zorra, más que zorra! (Corrección propuesta: “¡Pingo, más que pingo!”).


Acto III
Pág. 28: Fernando.—Sí, como tú. También tú ibas a llegar muy lejos con el sindicato y la solidaridad
[...]
     Urbano.—¡Sí, hasta para vosotros; los cobardes que nos habéis fallado! (Corrección propuesta: “¡Sí, hasta para ti!”. Buero, sin embargo, lo corrigió de forma distinta, pero su corrección fue aprobada).
Fuentes:
Berta Muñoz Cáliz, "Censurado por el franquismo", El Cultural, 30/03/2006.
Berta Muñoz Cáliz, "A vueltas con el posibilismo teatral".
 También en http://www.bertamuñoz.es/teatrocensura.html


Cuestiones: 
- ¿En qué consistió la postura posibilista y cuál la "intransigente" en el debate sobre la censura en el teatro de la España franquista? ¿Cuál crees que era la postura más acertada? ¿Qué es más importante, "la comunicación con el público" o la "libertad de creación o expresión"? 
- ¿Qué ideas se debaten en los fragmentos censurados de la obra? ¿Cuáles serían los motivos políticos, morales o religiosos que pudieron motivar estas tachaduras o correcciones?