"Materiales de Historia de la Filosofía". Blog destinado en principio al alumnado de 2º de bachillerato, aunque abierto a cualquier interesado en la temática filosófica. Este blog no tiene fin lucrativo, sino educativo. Ninguna sección incluye publicidad ni posee carácter comercial. En los materiales que no sean de elaboración propia aparecerá citada la fuente de procedencia. Los materiales propios pueden utilizarse libremente citando su procedencia.
En 2004, en el bicentenario de la muerte de Immanuel Kant (1724-1804), algunos diarios españoles dedicaron algunas páginas a homenajear su obra y pensamiento. Así, en El País, el filósofo francés Bernard-Henri Levy publicó un artículo titulado "Nueva respuesta a la pregunta: ¿qué es la Ilustración?" (12/02/2004). En ella, Levy señalaba "cierta ingenuidad de la Ilustración" que se podía concretar en tres ideas: la ilusión de que los problemas sociales podrían ser solucionados con el reconocimiento del Estado de derecho, el sufragio universal y los derechos humanos; la ilusión culta de que unas mentes iluminadas por la razón y la cultura para acabar con la barbarie (de que abrir una escuela es cerrar una cárcel), de convertir la cultura en una nueva religión; y la ingenuidad de la existencia de un tiempo portador de promesas, de una Historia dotada de sentido que se encamina a su parusía. Así, concluye su artículo Levy, "la Ilustración tiene sombra. Fieles a Kant, debemos criticar -hablando con propiedad, cribar- la Ilustración".
En el diario El Mundo ("Dique Kant", 11/02/2004), Félix Duque señalaba que "el gigantesco andamiaje" de la filosofía kantiana (la reconstrucción racional de la religión, del liberalismo democrático, de la ética procedimental y formal, de la ciencia) lo había levantado el pensador prusiano "para evitar -o postergar- el embate invencible de la Tierra, a saber: nos forjamos un Dios como contraprueba ideal de lo inextirpable de nuestro egoísmo real...; la federación de pueblos libres es consecuencia de las guerras de rapiña, de colonialismo, y la devastación de la faz de la tierra; hay que aliviar al ciudadano de factores conflictivos: de su imborrable adscripción a lengua, territorio y confesión religiosa, por no hablar de sus necesidades íntimas, homologable y plural como Buzzy Lightyear". En el mismo diario, Pedro G. Cuartango ("El relativista de lo absoluto") escribía:
"(Kant) creía -al menos en su juventud- en un universo ordenado, cerrado y gobernado por la mano de Dios. Pero también estaba firmemente convencido de las limitaciones del entendimiento humano y de su incapacidad para llegar a la verdad. Pensaba que los hombres estaban obligados a seguir unas leyes morales universales -un imperativo categórico- pero reconocía modestamente que no se podía demostrar su existencia. Atrapado en el juego eterno de esencias y apariencias, Kant fue el gran relativista de una sociedad de verdades absolutas. Destruido el mundo en el que él vivió, nos queda al menos esa certidumbre"
"De un examen de doctorado. "¿Cuál
es la tarea de todo sistema escolar superior?" Hacer del hombre una
máquina. "¿Cuál es el medio para ello?" El hombre tiene que aprender a
aburrirse. "¿Cómo se consigue esto?" Con el concepto del deber. "¿Quién
es su modelo en esto?" El filólogo: éste enseña a ser un empollón1.
"¿Quién es el hombre perfecto?" el funcionario estatal. "¿Cuál es la
filosofía que proporciona la fórmula suprema del funcionario estatal?"
La de Kant: el funcionario estatal como cosa en sí, erigido en juez del
funcionamiento estatal como fenómeno".
F. Nietzsche, Crepúsculo de los Ídolos.
El pensador francés G. Deleuze (Nietzsche,PUF, 1965) señalaba cómo tras el idealismo de Sócrates y Platón, de la
metafísica occidental, se escondía una especie de temor o deseo inconfesado, el espíritu de decadencia, el odio a la vida y al mundo, el temor al instinto. En la Ilustración, el filósofo alemán Kant pareció restaurar la
crítica, la idea de un filósofo legislador, pero sólo lo parece:
denunció las falsas pretensiones del conocimiento, pero no puso en
cuestión el ideal de conocimiento; denunció la falsa moral, pero no puso
en cuestión las pretensiones de la moralidad, ni la naturaleza y el
origen de sus valores. Reprochó haber mezclado dominios, intereses; pero
los dominios permanecían intactos, y los intereses de la razón,
sagrados (“el verdadero conocimiento, la verdadera moral, la verdadera
religión”). En Nietzsche y la filosofía (Anagrama, 1986: 132-134), Deleuze resume así la oposición entre la concepción nietzscheana de la crítica y la concepción kantiana:
1º. En lugar de principios trascendentales que son simples condiciones de pretendidos hechos, establecer principios genéticos y plásticos que refieren el sentido y el valor de las creencias, interpretaciones y evoluciones.
2º. En lugar de un pensamiento que se cree legislador porque sólo obedece a la razón, establecer un pensamiento que piense contra la razón: "Ser razonable será siempre imposible".
3º. En lugar del legislador kantiano, el genealogista... Para el genealogista, pensar es también juzgar, pero juzgar es valorar e interpretar, es crear los valores.
4º. La crítica no debe ser conducida por el ser razonable, funcionario de los valores en curso, a la vez sacerdote y fiel, legislador y sujeto, sino la voluntad de poder, el hombre en tanto quiere ser superado, sobrepasado.
5º. La crítica no consiste en justificar, sino en sentir de otra manera: otra sensibilidad.
Como señala Deleuze, Kant se limitaría a denunciar los malos usos y las usurpaciones de los ideales, "pero el carácter incriticable de cada ideal permanece en el centro del kantismo, como el gusano en la fruta: el verdadero conocimiento, la verdadera moral, la verdadera religión". El buen usos de las facultades en Kant coincide extrañamente con estos valores establecidos.
En "Observaciones críticas de Nietzsche al pensamiento kantiano" , un artículo de Jorge Iván Cruz (en la revista Discusiones Filosóficas, vol. 10, nº 14, junio 2009) se refleja bien la evolución del pensamiento de Nietzsche respecto a la obra de Kant. Os dejo la Introducción. Podéis leer el artículo entero pinchando en el enlace de arriba.
Podríamos decir que después de
Schopenhauer, Kant es el filósofo de quien Nietzsche ha de ocuparse con
alto interés. Encuentra en Kant un pensador frente al cual y contra el
cual es necesario determinarse sin descanso, siendo así que Nietzsche
frente a Kant cambió acorde a la evolución de su propio pensamiento. Ve
en Kant el precursor de Schopenhauer de quien se consideró discípulo. Y
en el Nacimiento de la tragedia, nos dice:
La valentía y sabiduría enormes de Kant y de Schopenhauer consiguieron
la victoria más difícil, la victoria sobre el optimismo que se esconde
en la esencia de la lógica, y que es, a su vez, el sustrato de nuestra
cultura (Nietzsche, 1980, §18: 148).
Kant al hablarnos de espacio, tiempo, causalidad, muestra el lado
ilusorio del mundo real, haciendo posible, más allá de la ciencia, una
sabiduría dionisíaca:
Si luego recordamos cómo Kant y Schopenhauer dieron al espíritu de la
filosofía alemana, brotada de idénticas fuentes, la posibilidad de
aniquilar el satisfecho placer de existir del socratismo científico, al
demostrar los límites de éste, cómo con esta demostración se inició un
modo infinitamente más profundo y serio de considerar los problemas
éticos y el arte, modo que podemos calificar realmente de sabiduría
dionisíaca expresada en conceptos (Ibíd. §19: 159).
En Consideraciones intempestivas,
en el apartado "Schopenhauer educador" (1874), es más prudente;
llamando la atención del peligro en Kant de desesperar de la verdad, "la percibiríamos bajo la forma de un escepticismo y un relativismo corrosivos y demoledores"
(Nietzsche, 2001, §3: 65), peligro en el que caen los espíritus
débiles. Se reprochará a Kant que con su propuesta en la pregunta ¿Qué
debo hacer? se reencuentra la metafísica al mostrarnos por otra vía a
Dios, la inmortalidad del alma:
¡Y no me hables ahora del imperativo categórico, amigo mío! Esta
palabra hace cosquillas en mi oído y tengo que reír, a pesar de tu
presencia tan seria: me hace pensar en el viejo Kant, quien, en castigo
por haber introducido subrepticiamente "la cosa en sí" -¡un asunto
bastante ridículo también!-, quedó sobrecogido de temor por el
"imperativo categórico", y con él en el corazón regresó extraviado
nuevamente a "Dios", al "alma", a la "libertad" y a la "inmortalidad",
igual que un zorro que regresa extraviado a su jaula- ¡y su fuerza y
astucia fueron las que habían roto esta jaula! (Nietzsche, 1990, § 335:
193-194).
La expresión kantiana "tuve, pues, que suprimir el saber para dejar sitio a la fe [...]" (Kant, 1989: 27), puede entenderse como el declinar del pensamiento frente al sentimiento. (...) Hablando
en el lenguaje de Kant, que define así su propia tarea: "abrir nuevamente camino a la fe, fijando límites a la ciencia" (Nietzsche, 2003: 1048).
Para Nietzsche, Kant es representante de la cultura alemana contra la
cual discute, pues considera que le falta estilo y autosatisfacción.
Kant ante la mirada nietzscheana une el cielo estrellado y la ley moral.
Su integridad científica culmina bajo el instinto moral del rebaño; el
cielo por encima de nosotros, la ley dentro de nosotros: he ahí la
herencia del cristianismo. "El sabio como astrónomo -mientras
continúes sintiendo las estrellas como un 'por-encima-de-ti' sigue
faltándote la mirada del hombre de conocimiento" (Nietzsche, 1980,
§71: 92). Pero no olvidemos que Kant reconoce al cristianismo como
verdadera religión, pretendiendo hacerla entrar en los límites de la
razón. Opinión que no es compartida por Nietzsche, debido a que no es
posible una religión racional, una razón divinizada con una moralidad
que ni es racional ni es moral.
Nietzsche
fue bastante crítico en su obra con el pensamiento de Kant. El
Nietzsche moralista ataca, por ejemplo, duramente la ética kantiana:
"Una palabra todavía contra Kant como moralista. Una
virtud tiene que ser invención nuestra, personalísima defensa y necesidad
nuestra: en todo otro sentido es meramente un peligro. Lo que no es condición
de nuestra vida la daña: una virtud practicada meramente por un concepto de
"virtud", tal como Kant lo quería, es dañosa. La "virtud",
el "deber", el "bien en sí", el bien entendido con un carácter
de impersonalidad y de validez universal -ficciones cerebralesen
que se expresan la decadencia, el agotamiento último de las fuerzas de la vida,
la chinería konisberguense. Lo contrario es lo que ordenan las leyes más
profundas de la conservación y el crecimiento: que cada uno se invente su
virtud, su imperativo categórico. Un pueblo perece cuando confunde su deber con
el concepto de deber en general. Nada arruina más profunda, más íntimamente
que los deberes "impersonales", que los sacrificos hechos al Moloch de
la abstracción.- ¡Qué la gente no haya sentido como peligroso para la vida el
imperativo categórico de Kant!...¡El instinto propio de los teólogos fue el
único que tomó bajo su protección! - Una acción que el instinto de la vida
nos compele a realizar tiene en el placer su prueba de ser una acción correcta:
y aquel nihilista de vísceras dogmático-cristianas entendió al placer como
una objeción...¿Qué destruye más rápidamente que trabajar, pensar, sentir,
sin necesidad interna, sin una elección profundamente personal, sin placer? ¿Como
un autómata del "deber"? Esta es precisamente la receta de la
decadencia, del idiotismo... Kant se volvió idiota". (El Anticristo: 40-41).
Un buen esquema comparativo de las diferencias entre el pensamiento de Nietzsche y Kant, en https://www.filoselectivitat.cat/kant/comparacions/kant-nietzsche/
Os dejo también un interesante vídeo del profesor Lluis Roca Jusmet donde compara la teoría ética de Nietzsche con la de Kant y la de Mill.