miércoles, 15 de junio de 2022

La esclavitud en Platón


"Donde se ve claramente si uno respeta la justicia con naturalidad y sin fingimientos o detesta la injusticia de veras es en aquellos hombres a los que es fácil ofender. Quien por su talante y comportamiento con los esclavos se ve libre de la mancha de la impiedad y la injusticia estará más capacitado que nadie para sembrar las semillas de la virtud; esta misma aseveración cabe decirla, y con razón, de un amo, un tirano o cualquier gobernante que ejerza su poder sobre individuos más débiles que ellos. Con todo, hay que reprimir a los esclavos cuando es de justicia hacerlo, pero sin echarlos a perder amonestándolos como si se tratase de personas libres; como norma general vale lo siguiente: cuando nos dirijamos a los esclavos debemos emplear siempre las órdenes y no dar pie nunca a bromas con ellos, sean del sexo que sean, pues con esa conducta muchos estropean muy imprudentemente a sus esclavos y les complican demasiado la vida cuanto tienen que obedecer y la suya propia cuando tienen que dar órdenes".

         Platón, Las Leyes.

 El libro sexto de Las Leyes (776b-778a) de Platón contiene un capítulo dedicado al problema de la esclavitud. La reflexión platónica sobre la esclavitud en estas páginas "revela su significación política: lejos de admitirla por motivos culturales o naturales, Platón la considera una categoría necesaria para delimitar el espacio político en su sentido estricto". Se trata de una esclavitud que desempeña "la función de una frontera política, la cual no implica una diferencia de naturaleza entre los esclavos y los hombres libres" (Helmer, 2019: 29).

Platón señala el carácter problemático que caracteriza la división entre esclavos y hombres libres. A diferencia de la filosofía política de Aristóteles (Política, 1253b-1255b), que señala motivos naturales o éticas para justificar la esclavitud, en Platón cumple una función de "frontera política interior" (a diferencia de la "frontera exterior" de los extranjeros), necesaria para pensar el espacio político.

En los ejemplos históricos de esclavitud que menciona Platón, los hilotas y los mirandinos, Platón señala la confusión y el conflicto que provocaba en los griegos las condiciones del sometimiento de estos pueblos. ¿En qué criterios basar la diferencia que los separa de los ciudadanos? Platón parecer cuestionar esa separación, pero sin jamás abolirla; defiende la conducta ética de los amos hacia los esclavos, pero no abole la frontera entre ellos. ¿Acepta Platón la institución de la esclavitud en su ciudad justa y paradigmática? Platón, señala Helmer, parece fundamentar la división entre el hombre libre y el esclavo en una distinción únicamente funcional, "que parece ser inherente a su idea de racionalidad política". Platón considera la esclavitud "una convención social resultante de las inevitables relaciones de poder entre los seres humanos. Por eso estima que no hay esclavos jurídicos por naturaleza, sino personas esclavizadas".

Fuentes:

Etienne Helmer, "¿Una esclavitud sin esclavos? La esclavitud legal en Las Leyes de Platón", en Miscelánea Comillas, nº 150, vol. 77 (2019), pp. 29-42.

miércoles, 8 de junio de 2022

Filosofía, Ilustración y etnocentrismo.


En la Escuela de Londres de Estudios Orientales y Africanos, los estudiantes lanzaron una campaña para desafiar a los grandes filósofos occidentales, para "descolonizar nuestras mentes" mediante la transformación del plan de estudios. 

En un artículo publicado en el diario The guardian (19 de febrero de 2017) y escrito por , se destacan "las grandes tradiciones intelectuales no europeas, miles de escuelas filosóficas de China, India, África y el mundo musulmán, muchas de las cuales han moldeado la filosofía europea".

 En este sentido, “se ha vuelto familiar pensar en la Ilustración como algo especial”, sugiere Hawthorne, “porque es una narrativa constitutiva de cómo Occidente se entiende a sí mismo”. La Ilustración, en su opinión, proporciona un mito, una historia de creación, que el occidente se dice sobre sí mismo, sobre lo que lo hace más civilizado y el resto del mundo más bárbaro.

Sin embargo, advierte Malik, "durante gran parte de los dos últimos siglos, la Ilustración fue vista como un elemento central de los valores de la izquierda y de aquellos que desafían al imperialismo y la injusticia occidentales. Como lo expresó el historiador marxista Eric Hobsbawm: “Todas las ideologías progresistas, racionalistas y humanistas están implícitas en ella y de hecho salen de ella”.

Más recientemente, sin embargo, desde la izquierda se debate sobre si la Ilustración, "lejos de ser un recurso para aquellos que desafían al colonialismo, es en sí misma un proyecto colonial". Conviene recordar que pensadores como John Locke, defensor del liberalismo político, era accionista de una compañía de esclavos. O que Immanuel Kant, considerado a menudo como el más grande de los filósofos de la ilustración, sostenía la idea de una jerarquía racial, insistiendo que “la humanidad está en su mayor perfección en la raza de los blancos” y que “el africano y el hindú parecen ser incapaces de madurez moral“. En Europa se defendía la libertad y la tolerancia mientras las empresas coloniales y el comercio de esclavos se estaban expandiendo. Esos mismos argumentos eran invocados para justificar "la llamada misión civilizadora de Europa y reivindicar la superioridad europea “

El historiador británico Jonathan Israel defiende la existencia de dos Ilustraciones. La corriente principal de la Ilustración de Locke, Voltaire, Kant y Hume es la que conocemos, y de la cual la mayoría de los historiadores han escrito. Pero fue la Ilustración Radical, formada por figuras menos conocidas como D’Holbach, Diderot, Condorcet y, en particular, el filósofo holandés Baruch Spinoza, la que proporcionó el corazón y el alma de la Ilustración. Las dos Ilustraciones, sugiere Israel, se dividieron sobre la cuestión de si la razón reinaba en los asuntos humanos, como insistieron los radicales, o si la razón tenía que estar limitada por la fe y la tradición, la visión de la corriente principal. La timidez intelectual de la corriente principal limitó su crítica de viejas formas y creencias sociales. En contraste, la Ilustración Radical “rechazó todo compromiso con el pasado y trató de barrer completamente las estructuras existentes”.

 Israel simpatiza con la exigencia de que los currículos universitarios se diversifiquen. “Hay un fuerte argumento para estudiar las tradiciones no europeas como parte esencial de cualquier curso de enseñanza de la filosofía”. Pero, señala, esa visión global comenzó en la Ilustración Radical misma. “Muchos ilustradores radicales creían que su naturalismo anticristiano tenía raíces poderosas en la filosofía islámica medieval. También tenían fuertes afinidades con el confucianismo chino. Estaban libres del eurocentrismo que marcó la corriente principal de la Ilustración de Voltaire, Montesquieu, Hume y Smith “.


Platón, la armonía del Universo y la física actual.


En la actualidad, como defiende Javier Sampedro ("La ecuación que escribió Dios", El País, 16/05/2021), la única religión de los científicos es "la que sostiene que el mundo alberga regularidades ocultas, pautas simples y elegantes bajo su apariencia incognoscible. Los científicos estudian la naturaleza porque están convencidos de que hay algo que entender ahí abajo, en su lógica profunda. Una idea que podría suscribir Platón".

"Entre los físicos actuales -continúa Sampedro-, los más platónicos son seguramente los teóricos de cuerdas. Proponen que los componentes básicos de la materia no son puntos, sino cuerdas que pueden vibrar a distintas frecuencias. Cada forma de vibración es una partícula elemental, como un quark o un electrón. Uno de los teóricos de cuerdas más destacado, Michio Kaku, lo describe con una metáfora: Las leyes de la física se reducen a las armonías de esas cuerdas; la química son las melodías que se pueden tocar sobre ellas; el universo es una sinfonía, y la mente de Dios es música cósmica que resuena por el espaciotiempo.     La teoría de cuerdas tiene críticas serias dentro de la ciencia. Todo el mundo admite que es una arquitectura matemática asombrosa y autoconsistente, pero ahora mismo no se puede someter a prueba, y por tanto es más una filosofía que una ciencia. Pero dos generaciones de científicos brillantes le han dedicado su vida, y están seguros de que les puede conducir a la unificación final que abarque toda la física, la ecuación que escribió el Dios de Spinoza para crear el mundo. Es toda la teología que nos queda".

Los físicos actuales, como Spinoza, y antes Platón, creen sólo en el dios que revela la armonía de todo lo que existe, no el de los teólogos. 

    En cambio, advierte Sampedro, la biología, a diferencia de la física, y por más que avance, "es una improbable fuente de trascendencia": "Para la evolución biológica, un ser humano no tiene más propósito que un árbol o que un virus".