lunes, 27 de octubre de 2014

La República platónica enfrentada al gobierno de Sancho Panza en la ínsula de Barataria.


Hace unos años, un alumno me indicó, cuando comentábamos la teoría política de Platón y su ideal de un gobierno dirigido por una aristocracia de sabios, la posible contraposición con el episodio de la ínsula de Barataria en la segunda parte de Don Quijote de la Mancha.
En dicho episodio, los duques, tras la aventura de Clavileño, deciden continuar la burla y nombrar a Sancho Panza, que no sabía leer ni escribir, gobernador de una ínsula. Sancho duda de su capacidad, pero termina aceptando, no sin señalar antes que "no es por codicia que yo tenga que salir de mis casillas ni de levantarme a mayores, sino por el deseo que tengo de probar a qué sabe el ser gobernador". Además, indica a su amo que "no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes", a lo que don Quijote responde con el siguiente consejo:

"Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores, porque viendo que no sientes vergüenza, ninguno te pondrá a avengonzarte, y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Innumerables son aquellos que de baja estripe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y de esta verdad te pudiera traer  tantos ejemplos, que te cansarán. 
Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que padres y abuelos tienen príncipes y señores porque la sangre se  hereda y la virtud se adquiere, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale".

Junto a consejos sobre cómo conducirse en el gobierno, don Quijote instruye a Sancho en normas de urbanidad y conducta (como no mascar a dos carrillos o evitar los refranes), al estilo de las obras de máximas para la educación de los futuros dirigentes. Más tarde, Sancho da pruebas de su sano sentido de la justicia en varios litigios entre vecinos de la ínsula, de tal manera que los burladores parecen quedar burlados.
En el capítulo XLIII, en el que don Quijote da nuevos consejos a Sancho, se produce el siguiente diálogo:

 -Señor -replicó Sancho-, si a vuestra merced le parece que no soy capaz para este gobierno, desde aquí le suelto, que más quiero la parte más pequeña de mi alma que a todo mi cuerpo, y así me sustentaré Sancho a secas con pan y cebolla como gobernador con perdices y capones, y más, que mientras se duerme todos son iguales, los grandes y los menores, los pobres y los ricos, y si vuestra merced mira en ello, verá que sólo vuestra merced me ha puesto en esto de gobernar, que yo no sé más de gobiernos de ínsulas que un buitree, y si se imagina que por ser gobernador me ha de llevar el diablo, más me quiero ir Sancho al cielo que gobernador al infierno.
-Por Dios, Sancho -dijo don Quijote-, que por solas estas últimas razones que has dicho juzgo que mereces ser gobernador de mil ínsulas: buen natural tienes, sin el cual no hay ciencia que valga. Encomiéndate a Dios, y procura no errar en la primera intención: quiero decir que siempre tengas intento y firme propósito de acertar en cuantos negocios te ocurrieren, porque siempre favorece  el cielo los buenos deseos. Y vámonos a comer, que creo que ya estos señores nos aguardan".
Así, todos se admiraban oyendo a Sancho Panza, y el mayordomo afirmaba estar admirado "de ver que un hombre tan sin letras como vuesa merced, que a lo que creo no tiene ninguna, diga tales y tantas cosas llenas de sentencias y avisos, tan fuera de todo aquello que del ingenio de vuesa merced esperaban los que nos enviaron y los que aquí venimos. Cada día se ven cosas nuevas en el mundo: las burlas se vuelven en veras y los burladores se hallan burlados".

Es interesante también la carta que don Quijote envía a Sancho cuando éste era ya gobernador. Entre otros consejos, le recomienda que "para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras has de hacer dos cosas: la una, ser bien criado con todos, aunque esto ya otra vez te lo he dicho; y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos, que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que la hambre y la carestía". Además, añade, "no hagas muchas pragmáticas (decretos), y si las hicieres, procura que sean buenas, y sobre todo que se guarden y cumplan, que las pragmáticas que no se guardan lo mismo es que si no lo fuesen". En la misma línea aristotélica le recomienda lo siguiente: "No seas siempre riguroso, ni siempre blando, y escoge el medio entre estos dos extremos, que en esto está el punto de la discreción".
Pero harto del hambre que le hacía pasar el doctor Pedro Recio, harto de juzgar y hacer estatutos y pragmáticas, y tras el episodio del fingido ataque a la ínsula, del que sale muy maltrecho, Sancho decide coger su rucio y abandonar la ínsula. A pesar de dejar admirados a todos de sus razones y su determinación, Sancho decide volver a su "antigua libertad".  Aunque el final de esta aventura también suena al restablecimiento del orden, a volver a cada uno a su lugar, en la línea de la república platónica:

"Bien se está San Pedro en Roma: quiero decir que bien se está cada uno usando el oficio para que fue nacido. Mejor me está a mí una hoz en la mano que un cetro de gobernador, más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre, y más quiero recostarme recostarme a la sombra de una encina en el verano y arroparme con un zamarro de dos pelos en el invierno, en mi libertad, que acostarme con la sujeción del gobierno entre sábanas de holanda y vestirme de martas cebollinas".
Cuestiones para el cuaderno: Sancho y Don Quijote parecen coincidir en que el buen gobernante no vienen determinado por su linaje u origen social, sino por otra causa, ¿cuál?  ¿Qué admiran Don Quijote y el mayordomo del comportamiento de Sancho? ¿Podrías resumir los consejos que Don Quijote da a Sancho para el buen gobierno de su ínsula? ¿Cómo interpretas el final de esta aventura: una "vuelta al orden", en el que "cada cual ocupa su lugar (supuestamente natural)", o una defensa de la libertad y la vida sencilla frente a las vanidades del poder?

viernes, 24 de octubre de 2014

La filosofía cínica y la crítica de la filosofía platónica

Platón definió a Diógenes, uno de los más destacados cínicos griegos, como "un Sócrates enloquecido". Su precursor, Antístenes, había sido discípulo de Sócrates, y el cinismo se ha incluido dentro de las escuelas socráticas (junto a la megárica y la cirenaica). 

-Frente al carácter aristocrático de la filosofía platónica, los cínicos representaban su réplica crítica y subversiva, la radicalidad de la ironía socrática.


- Como ha señalado C. García Gual (La secta del perro, Alianza Editorial, 1995), frente a los grandes sistemas filosóficos, como el platónico o el aristotélica, los cínicos utilizaron la sátira y la burla, el pensamiento anecdótico.

- Frente al intento de Platón y Aristóteles de convertirse en consejeros de príncipes, los cínicos dan la espalda al poder, la ambición y la autoridad (como mostraría la anécdota de Diógenes frente a Alejandro Magno). El sabio cínico sólo aspira a gobernarse a sí mismo, con autarqía y serenidad.

- Al parecer el cínico Diógenes proponía una educación ascética, de finalidad moral, que excluía, a diferencia de Platón, ciertos saberes científicos, como la geometría, la astronomía o la música por considerarlas innecesarias e inútiles. No confiaba en la utilidad de las ciencias para el progreso moral, sino que su filosofía estaba enfocada a la ética (basada en la franqueza o parresia y la despreocupación respecto de los valores convencionales).

- Además, parece que escribió también una Politeia (República), aunque de carácter paródico y utópico. Diógenes iba más allá de la teoría platónica, y proponía la comunidad de bienes, de las mujeres y los hijos, así como la igualdad entre los sexos de cara a la educación, pero extendiéndola a todas las clases sociales, no exclusivamente a las dirigentes. No obstante, los cínicos presentaban un programa político tan demoledor que no incitaba a la acción revolucionaria, sino que la desaconsejaba, proponiendo el distanciamiento respecto a la comunidad política.

El enfrentamiento entre Platón y Diógenes se refleja en algunas anécdotas, como la réplica que Diógenes hizo a la definición que Platón hizo de él como "un Sócrates enloquecido". A esto, Diógenes le respondió: "Si tú lavaras berzas no adularías a Dioniso" (en referencia al tirano de Siracusa). También cuenta Diógenes Laercio (VI, 40) que "Cuando Platón dio la definición del hombre como la de "un bípedo implume" y obtuvo la aprobación de los demás, Diógenes le arrancó las plumas a un gallo y lo trajo a la Academia con estas palabra: "Este es el hombre de Platón". Por lo cual Platón añadió a su definición lo de "Con uñas planas".

En el suplemento Babelia del diario El País apareció un interesante artículo de Carlos García Gual que nos habla de la filosofía cínica griega, de la que es un experto conocedor, y su actualidad y comparación con el ideal libertario o anarquista. El cínico y el anarquista comparten una actitud irreverente frente al orden y las convenciones sociales; proclaman la igualdad de todos los seres humanos, sin distinción de clases, naciones ni sexos; son cosmopolitas, gustan del amor libre, y consideraban el trabajo fundamento de la virtud. Pero los cínicos fueron más rebeldes que revolucionarios, pensadores individualistas, sin grandes ilusiones respecto a la transformación social a través de sus ideas. Los anarquistas, en cambio, anhelan el logro de una sociedad mejor, más justa e igualitaria.
Con quien se diferencia claramente el cínico antiguo es con el cínico moderno, con el uso que hacemos actualmente de este término: "el cínico moderno es más bien un hipócrita: no cree en nada y desprecia en su interior las convenciones sociales; pero disimula y se somete por comodidad y afán de medro".

Cuestiones para el cuaderno: La filosofía platónica y la cínica son de origen socrático, pero ¿podrías sintetizar las diferencias entre la filosofía platónica y la cínica?

A continuación os dejo un breve vídeo sobre uno de los filósofos cínicos griegos más conocido, Diógenes.

lunes, 20 de octubre de 2014

Matar a Platón

"Matar a Platón". Este es el título del libro de un extenso poema de la filósofa y poeta Chantal Maillard. En él, se nos dice en las solapas, todo gira "en torno a un instante estremecedor, un suceso lleno de dolor y muerte en el que confluyen diversas vidas, y que quiere relatarse sin encubrimientos ni traiciones, evitando cualquier evasión en conceptos o consideraciones abstractas", "matando" esa tradición del pensamiento. Se trata de escribir "para no mentir, con palabras abstractas / para poder decir tan sólo lo que cuenta".

Así se explica en el libro el sentido del título "Matar a Platón":
Me contestó que el libro describe un acontecimiento,
que un acontecimiento, al contrario que una idea, nunca puede ser definido.
Un acontecimiento no es un hecho sino algo
muy sutil, simple y complejo al mismo tiempo.
Por eso las variaciones. Por eso los poemas. Un poema puede sugerir el instante.
Y en ese instante está el universo entero,
en superficie, el universo en extensión, como una enorme trama.

Conocerse es viajar como una araña por los
hilos de esa trama.
Platón desterró a los artistas por temor a que mostraran que lo-que-ocurre no tiene correlato ideal,
que cada ser no participa de su idea sino, al contrario, de todo aquello que él no es.
Censuró a Homero porque permitía la metamorfosis, el llanto de los héroes y la risa de los dioses.
Cualquier ser se alimenta de los demás en un acontecimiento.

Las cartas de Platón


La CARTA VII (Pinchar en el título para leer) de Platón, que éste escribió a su amigo Dión, contiene interesantes elementos autobiográficos que pueden ayudar a entender mejor algunas de sus posiciones políticas y filosóficas. Como señala también Eugenio Sánchez Bravo, "es, de entre las trece legadas por la tradición,  la que más probabilidades tiene de ser auténtica. No sólo es una fuente imprescindible para conocer la naturaleza los tres viajes de Platón a Siracusa sino que también es un resumen brillante de su teoría del conocimiento".

Así las presenta el profesor de filosofía José Ángel Castaño Gracia:

No hay mejor forma de afrontar el estudio del pensamiento platónico que leyendo la Carta VII. Escrita a los setenta y cinco años, tras una fecunda producción filosófica, la carta tiene un marcado carácter autobiográfico que nos da las claves de su pensamiento, fuertemente orientado hacia lo político. Y es que su proyecto filosófico es fruto de una decepción: la crisis política que envolvió a la Atenas de finales del siglo V a.C. No sólo estaba detrás la condena a muerte de Sócrates, sino también su absoluto convencimiento de que reformar el Estado era una obligación de todo filósofo. Y no se contentó con la mera teoría: los tres viajes que Platón realizó a Sicilia respondían a la esperanza de adecuar el compromiso teórico con la práctica.
 Cuestiones:
- Tras la lectura de la Carta VII destaca los datos o ideas que consideres más relevantes para conocer el pensamiento y la vida del filósofo ateniense.

domingo, 19 de octubre de 2014

La Escuela de Atenas. Crítica de B. Russell a Platón

¿Qué es real y qué es apariencia? ¿Existe un fundamento o principio que le dé sentido?
Según B. Russell (Historia de la filosofía occidental, tomo I, Austral, 2003:162), "la doctrina de las ideas de Platón contiene muchos errores evidentes. Pero, a pesar de ellos, señala un gran avance en la filosofía, puesto que es la primera teoría que destaca el problema de los universales, el cual, bajo diversas formas ha llegado hasta nuestros días. Todos los comienzos suelen ser imperfectos, pero no se debe ignorar su originalidad. Algo queda de lo que Platón proclamaba, aun después de aplicar todas las correcciones necesarias. El mínimo absoluto de lo que perdura, incluso según la opinión de los adversarios más hostiles a Platón, es lo siguiente: que no podemos expresarnos en un lenguaje totalmente compuesto de nombres propios sino que deben existir nombres generales como hombre, perro, gato, o, si no éstos, al menos palabras de relaciones como similar, antes, etc. Tales palabras no son sonidos significantes y es difícil ver cómo pueden tener significado si el mundo consta enteramente de cosas particulares, designadas por nombres propios. Puede haber muchas maneras de refutar este argumento, pero sea como fuere, presenta un caso prima facie en favor de los universales".
Russell sí critica las objeciones lógicas de Platón contra la realidad de los particulares sensibles, así como "la suposición implícita de que la realidad, como opuesta a la apariencia, resulta completa y perfectamente buena. Percibir lo bueno, por lo tanto, es percibir la realidad. En la filosofía de Platón existe la misma fusión de intelecto y misticismo que en el pitagorismo, pero en esta combinación final el misticismo tiene,claramente, la mejor parte". Además, Platón considera que el conocimiento es certero e infalible, mientras la opinión no solamente es falible sino necesariamente errónea, puesto que supone una realidad de algo que es solamente apariencia. Por ello, Platón considera que lo que en algún momento puede ser tema de opiniones nunca puede serlo de conocimiento.
Cuestiones para el cuaderno:
¿Podrías explicar con tus palabras la crítica de B. Russell a la teoría de las Ideas platónica?
Si te gusta la pintura, pinchando arriba, en la Escuela de Atenas, también puedes trabajar sobre el cuadro de Rafael y analizar cómo aparecen representados los distintos pensadores.

Una revisión crítica de La República: Las Leyes

Las Leyes
se compuso durante los últimos doce años de la vida de Platón, después de su regreso definitivo a Atenas, tras el último fracaso en su experiencia política en Siracusa. Es la una única obra de Platón en la que no aparece Sócrates, y tampoco sigue el estilo vivo y dinámico de los diálogos "socráticos". Además, el filósofo-gobernante ya no será el protagonista, como en La República, sino la ley:
 Pero tened por seguro que, si alguna vez un hombre engendrado con esa capacidad natural por un destino divino pudiera asumir el poder, no necesitaría en absoluto de leyes que lo gobernaran. En efecto, ni la ley ni ningún orden es mejor que la ciencia, ni es justo que la inteligencia obedezca a nada ni sea esclava de nada, sino que debe gobernar todas las cosas, si realmente es verdaderamente libre por naturaleza. Pero ahora no existe en absoluto en ningún lado, sino en pequeña medida. Por eso, sin duda, hay que elegir lo segundo, orden y ley, que miran y observan por un lado a lo general, pero son impotentes en el caso particular. (875a-d)
     En Las Leyes el protagonista es el Cretense, miembro de una delegación de la ciudad de Cnoso, que tiene que dirigir la fundación de una nueva ciudad, Magnesia, en la propia isla, para lo cual necesita la ayuda de dos de sus interlocutores, que se hayan de paso como peregrinos al santuario de Zeus (...). En Las Leyes, Platón renuncia a algunas de sus posiciones anteriores: el gobierno de los filósofos, la comunidad de mujeres y niños, el abandono de la propiedad privada... El gobernador ideal es relegado a una época mítica, la de Crono, y la ley se hace necesaria para los hombres porque no hay nadie que posea el conocimiento que le permita actuar al margen de ella. 
    Además, adquirirá mucha importancia la educación del pueblo (libro VII), y ya no tanto la de los gobernantes (a la que sólo se dedica parte del último libro). En Las Leyes se insiste así en la educación en  buenos hábitos desde la infancia. Desde los 10 años se iniciará a los niños, a cargo del Estado, en el estudio de las letras y los aspectos prácticos de las matemáticas. Desde los 13 años estudiarán música e instrumentos musicales, literatura selecta, danza, cálculo, geometría y astronomía.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Sócrates visto por el dibujante Quino

¿Soporta nuestro actual sistema educativo una enseñanza de interrogantes, o más bien se inclina por la enseñanza de supuestas certezas aplicables, de aprendizajes medibles y evaluables? ¿Permite una enseñanza que ayude a replantear lo sabido, a abrir nuevos interrogantes, como hacía Sócrates; o sólo propone las cuestiones de las que ya creemos tener una respuesta? Así lo ve el dibujante Quino:



sábado, 11 de octubre de 2014

Notas para la lectura del libro X de "La República"

En el libro X, Platón se detiene en lo que anteriormente había discurrido acerca de la poesía. Platón no acepta de ningún modo la poesía imitativa, a pesar del amor y respeto que tenía desde niño a Homero. Pero, señala Platón, "no se debe honrar más a un hombre que a la verdad". El arte mimético está, para Platón, lejos de la verdad, pues imita la apariencia, con lo que se encuentra tres veces alejado de lo real. Por ello concluye que "todos los poetas, comenzando por Homero, son imitadores de imágenes de la excelencia y de las otras cosas que crean, sin tener nunca acceso a la verdad"(601a).

Además, el arte imitativo "trata con la parte inferior del alma, y no con la mejor", pues "por naturaleza se relaciona con el carácter irritable y variado, debido a que éste es fácil de imitar"; "el carácter sabio y calmo, siempre semejante a sí mismo, no es fácil de imitar, ni de aprehender cuando es imitado". Así, no se les admitirá en un Estado que vaya a ser bien legislado, porque despierta la parte inferior del alma, la alimenta y fortalece, mientras echa a perder la parte racional. Del mismo modo, el poeta imitativo "implanta en el alma particular de cada uno un mal gobierno, congraciándose con la parte insensata de ella".
Así, en cuanto a la poesía, "sólo deben admitirse en nuestro Estado los himnos a los dioses y las alabanzas a los hombre buenos. Si en cambio recibes a la Musa dulzona, sea en versos líricos o épicos, el placer y el dolor reinarán en tu Estado en lugar de la ley y de la razón que la comunidad juzgue siempre la mejor" (607a). Platón intenta justificar el destierro de los poetas en su Estado, justificándolo en la razón, y en las antiguas desavenencias entre filosofía y poesía.

      La poesía fue un amor de juventud de Platón, que más tarde abandonaría por no considererarlo provechoso, precaviéndose de "volver a caer en el amor infantil, que es el de la multitud" (608a).
      A continuación, Platón prosigue uno de los argumentos que ya defendió en el diálogo Fedón en su defensa de la inmortalidad del alma: la recompensa del justo y el castigo del injusto. El alma es definida como afín a lo divino, lo inmortal y siempre existente, aunque estropeada por su asociación con el cuerpo y otros males. Siempre "existen las mismas almas, pues al no perecer ninguna, no pueden llegar a ser menos ni tampoco más" (611a).
      Para justificar estos argumentos, Platón introduce el mito de Er, relato de un armenio de la tribu panfilia que, tras yacer en la pira, volvió a la vida y, resucitado, contó lo que había visto allá. En este viaje contempló cómo los injusto pagaban diez veces cada injusticia, y los justos y piadosos recibían en la misma proporción su recompensa. Al final del viaje, cada alma elegía los modos de vida en los que reencarnarse según los hábitos de su vida anterior.

Cuestiones para el cuaderno: ¿Qué argumentos utiliza Platón para desterrar a los poetas de su Estado justo? ¿Podrías contra-argumentarlos? ¿Qué opinas del argumento utilizado por Platón para justificar la inmortalidad del alma y la recompensa de una vida justa?

Notas a la lectura del libro IX de "La República"

    El libro IX de "La República" continúa con el examen del hombre tiránico, en su transformación a partir del democrático. Para Platón, "en todo individuo hay una especie terrible, salvaje y sacrílega de apetitos, inclusive en algunos de nosotros que pasan por mesurados: esto se torna manifiesto en los sueños" (572b). Además, nunca el hombre tiránico nunca disfrutará de la libertad y la amistad verdadera, pues "jamás en su vida son amigos de nadie, siempre esclavizando o esclavizados a otros" (576a). El gobierno tiránico es el más desdichado de los gobiernos. El tirano intenta gobernar a otros cuando no se domina a sí mismo.

     Platón señala tres géneros de hombre (el filósofo, el ambicioso y el amante del lucro) en los que predomina un tipo de alma (racional, irascible o concupiscible) y ligados a tres especies de placer. De estos tres placeres, uno solo es genuino y los otros dos bastardos. El filósofo será el único cuya experiencia estará acompañada de inteligencia, y deberá vivir intensificando todos sus esfuerzos hacia ese fin, "estimando, en primer lugar, los estudios que logren que su alma sea de tal índole, y despreciando lo demás"(591c), "afinando la armonía del cuerpo en vista al acorde del alma"(591d). El artesano y el trabajador manual, que cuenta "con la parte mejor del alma debilitada por naturaleza", no podrá "gobernar a las fieras que hay en ella sino que las sirve y sólo es capaz de aprender a adularlas"(590c).

     A través de este diálogo se intenta responder a la cuestión inicial de si es ventajoso para el hombre injusto cometer injusticia, siempre que pasara por justo.
     Respecto al gobierno de los niños, Platón afirma que no se les permitirá ser libres "hasta haber implantado en ellos una organización política tal como en el Estado; y después de alimentar lo mejor que hay en ellos con lo que en nosotros es de esa índole, y tras dejar, en lugar de esto último, un guardián y gobernante semejante en cada uno, sólo entonces los pondremos en libertad"(591a).

Cuestiones para el cuaderno: ¿Por qué afirma Platón que el Estado tirránico es el más desdichado de los Estados? ¿Qué relación tienen los tres géneros de hombre que menciona Platón en este libro con las clases sociales de su República? ¿Qué opinas sobre el gobierno de los niños que plantea Platón?

viernes, 10 de octubre de 2014

Notas a la lectura del libro VIII de "La República"

Tras haber descrito su ideal político de gobierno, Platón describe las restantes formas de gobierno, cuyos defectos pone en relación con distintas especies de caracteres humanos. Cinco son, pues, para Platón, las clases de Estado, y cinco son las modalidades de almas de los individuos. Si a la aristocracia le correspondía el hombre bueno y justo, a la timocracia o timarquía le corresponde el hombre amante del triunfo y el honor ("conforme a la constitución espartana). Se introduce así la discordia en el Estado, y se descuida la educación de guerreros y gobernantes. A continuación, "los hombres que ansiaban imponerse y recibir honores, terminan por convertirse en amigos de la riqueza y del acrecentamiento de ésta; alaban al rico, lo admiran y lo llevan al gobierno, despreciando al pobre". Entonces implantan por ley la prohibición de participar en el gobierno a aquellos cuya fortuna no llegue a una cantidad de dinero.

Este Estado será doble, no único: "el Estado de los pobres y el de los ricos, que conviven en el mismo lugar y conspiran siempre unos contra otros". Estalla así la revuelta, y surge la democracia, en la que los pobres, "tras la victoria, matan a unos, destierran a otros, y hacen partícipes a los demás del gobierno y las magistraturas, las cuales la mayor parte de las veces se establecen en este tipo de régimen por sorteo". En este Estado "abunda la libertad, particularmente la libertad de palabra y la libertad de hacer en el Estado lo que a cada uno le da la gana... Y donde hay tal libertad es claro que cada uno impulsará la organización particular de su modo de vida tal como le guste". Puede ser, reconoce Platón, "que éste sea el más bello de todos los regímenes. Tal como un manto multicolor con todas las flores bordadas, también este régimen con todos los caracteres bordados podría parecer el más bello". Pero Platón critica esta "tolerancia" que se extiende por el régimen democrático, su desdén hacia la formación de gobernantes con una naturaleza excepcional, hacia los estudios que deben encaminar a un hombre hacia la política; pues sólo rinden honores a alguien "con sólo que diga que es amigo del pueblo".

También, según Platón, se desdeña el "discurso verdadero": "Si alguien le dice que hay placeres provenientes de deseos nobles y buenos y otros de deseos perversos y que debe cultivar unos pero reprimir y someter a los otros, en todos estos casos sacuden la cabeza y declara que todos son semejantes y que hay que honrarlos por igual". Así, en política, el hombre democrático actúa con frecuencia "lanzándose a decir y hacer lo que le salga. Alguna vez admira a los guerreros y se inclina hacia ese lado, o bien a negociantes, y se inclina hacia allí; no hay orden ni obligación alguna en su vida, sino que, teniendo este modo de vida por libre y dichoso, lo lleva a fondo". Este Estado democrático acaba sucumbiendo, para Platón, precisamente por "su deseo insaciable de aquello que la democracia define como bien (la libertad)": "el descuido por las otras cosas es lo que altera este régimen político y lo predispone para necesitar de la tiranía". Para Platón, de la libertad extrema, que él identifica con la anarquía, donde no se reconoce ninguna autoridad, surge la mayor y más salvaje esclavitud. La democracia irá engendrando, acariciando y haciendo crecer a una criatura, el tirano, que se irá haciendo más fuerte hasta que el pueblo, débil, no podrá expulsarla. El pueblo que ha engendrado al tirano lo alimenta a él y a su séquito. El tirano, por su parte, está siempre forzado a suscitar la guerra, para que el pueblo tenga necesidad de un conductor. Combatirá y conspirará contra todos, "hasta purificar el Estado".

Cuestiones: ¿Cómo se produce, según Platón, la degeneración política que conduce a la democracia? ¿Por qué la considera como la más bella forma de gobierno, pero también la que puede conducir a la más terrible? ¿Qué aspectos critica Platón de la forma de gobierno democrática? ¿Qué opinas de sus argumentos?

jueves, 9 de octubre de 2014

Platón. La Teoría del conocimiento

Frente al sabio “liberador” (de la opinión común) de la caverna platónica, el sociólogo francés Pierre Bourdieu (Meditaciones Pascalianas, 1999) se declaraba más próximo a la filosofía de otro francés, Blaise Pascal, por su renuncia a la ambición de establecer principios, por su solicitud, “desprovista de cualquier ingenuidad populista, por el “común de los hombres” y las “opiniones sanas del pueblo”; y también por su propósito, indisociable de ella, de indagar siempre la “razón de los efectos”, la razón de ser de los comportamientos humanos más inconsecuentes o más irrisorios -como “pasarse el día corriendo tras una liebre”- en vez de indignarse por ello o burlarse, como hacen los “listillos”, siempre dispuestos a “hacerse los filósofos” o a tratar de asombrar con sus asombros fuera de lo común a propósito de la vanidad de las opiniones de sentido común”.
Bourdieu ha señalado que el mito de la caverna platónico es una pieza maestra del “sistema de defensa que la tradición filosófica ha erigido contra la toma de conciencia de la ilusión escolástica”, es decir, contra cualquier verdadera historización, y en apoyo de la ilusión del “fundamento” (la pretensión de la filosofía de fundamentar -teóricamente- a las otras ciencias, sin estar fundamentada -históricamente- por ellas). Frente a esto, según Bourdieu, se trataría de “volver del revés el movimiento que exalta el mito de la caverna, ideología profesional del pensador profesional, y regresar al mundo de la existencia cotidiana, pero pertrechada con un pensamiento científico lo suficientemente consciente de sí y de sus límites para ser capaz de pensar la práctica sin aniquilar su objeto”.