viernes, 30 de marzo de 2012

Actualidad: El mundo del trabajo

Esta semana hemos empezado a ver al filósofo y revolucionario Karl Marx, coincidiendo con los preparativos de una huelga general contra la reforma laboral impuesta por el gobierno. Una reforma laboral (RD-7/2011) que recorta derechos y crea más precariedad para trabajadores y personas que demandan empleo.
En la actualidad se exige al trabajador adaptarse a la nueva situación: renunciar a los viejos derechos sociales o laborales adquiridos, "flexibilizar" los puestos de trabajo, abandonar la idea de una ocupación estable, negar el valor de la experiencia del trabajador frente a una sociedad "en constante cambio" (¿hacia dónde?). En resumen, se nos invita a olvidarnos de eso del "derecho al trabajo": el trabajo no es ya un derecho, sino una conquista en el marco de una dura competencia; una competencia en la que destacan nuevas expresiones, nuevos valores, como "ser emprendedor" o la "empleabilidad". En la sociedad de "hágalo o sírvase usted mismo" (aunque para muchos no haya posibilidades de hacer o servirse), la empleabilidad sería la capacidad que debemos adquirir los trabajadores para, desde una posición activa ("con iniciativa"), encontrar un puesto de trabajo alternativo cuando el nuestro sea destruido, amortizado o redefinido según el cambiante "mercado laboral". Además, el derecho de huelga se convierte en "salvaje" cuando no llega a un acuerdo con el patrón sobre servicios mínimos; y "piquete" y "violento" pasan a ser sinónimos en nuestros medios de comunicación.
Esta torsión del lenguaje me recordaba el libro de Victor Klemperer, en LTI. La lengua del Tercer Reich (Barcelona, Minúscula, 2001), quien advertía de la seducción y confusión que producían, incluso tras finalizar la guerra, entre los jóvenes alemanes, determinados usos lingüísticos empleados en la época nazi. Denunciaba cómo se logró imponer a la colectividad, por unos pocos individuos, un modelo lingüístico que camuflaba tanto horror: "El nazismo se introducía más bien en la carne y en la sangre de las masas a través de palabras aisladas, de expresiones, de formas sintácticas que imponía repitiéndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mecánica e inconsciente... El lenguaje crea y piensa por nosotros, guía nuestras emociones, tanto más cuanto mayor es la naturalidad e inconsciencia con que nos entregamos a él".

Para reflexionar sobre la situación actual del mundo del trabajo, podríamos comentar en clase este cortometraje titualdo "Pecera". Podéis coger algunas ideas sobre el actual mercado de trabajo. Espero que os guste.


Otras películas actuales también han tratado, de distintas maneras, este tema.  De algunas de ellas os dejo a continuación los trailers, que os animo a ver y reflexionar sobre sus propuestas.
El Método Grönholm, de Marcelo Piñeyro (2007), trata del fomento de la competitividad, la división y la insolidaridad entre los trabajadores.



Recursos humanos, de Laurent Cantet (1999), trata sobre los conflictos de clase y generacionales en una fábrica francesa en regulación de empleo.

Los lunes al sol , de Fernando León, trata sobre el desempleo y sus consecuencias en la vida de los trabajadores.


El film Arcadia, del director Costa Gavras, también trata sobre el drama del paro y cómo el trabajo ha pasado de ser un derecho a un privilegio por el que hay que luchar.., e incluso matar (como en la película), aunque esto me parece un poco extremo, incluso en estos tiempos.



 ¿Conocéis alguna otra película sobre esta temática? Coméntanosla.

Chelo Holgado visita la tumba de John Locke

 La compañera Chelo Holgado ha estado en Oxford hace unos días con otros alumnos del Instituto, y paseando por sus edificios se encontró, casi por casualidad, con la tumba del filósofo inglés John Locke. Nos ha enviado un pequeño texto e imágenes. Gracias.

Inglaterra, viernes 23 de marzo.
El viernes fuimos a visitar la universidad de Oxford todos los estudiantes que habíamos ido de intercambio a Inglaterra. Entramos en el famoso comedor donde se habían grabado escenas de la película Harry Potter, y a continuación nos dirigimos a la Iglesia (Christ Church College). A la entrada había un órgano gigantesco y cuando miro hacia abajo, me encuentro con esto: ¡La tumba de John Locke! La verdad es que me sorprendió y pensé: cuánto hubiera disfrutado este momento aquí Jose Benito... Jejeje, y eché una foto para el recuerdo. En la tumba pone: John Locke (1632-1704) Westminster Scholar Censor of moral philosophy. "I know there is a truth opposite to falsehood that it may be found if people will & is worth the seeking. Viene a ser algo como: John Locke, censor de la escuela de Westminster de filosofía moral. "Sé que hay una verdad frente a la falsedad que puede ser encontrada si las personas van y la buscan". 
Chelo Holgado :)

jueves, 22 de marzo de 2012

Algunas notas sobre Kant

En la corrección de los exámenes  he recogido algunas de vuestras observaciones y valoraciones personales sobre la moral kantiana que me gustaría comentaros:

Muchas veces cuando habláis de la actualidad no justificáis o argumentáis vuestras opiniones. Afirmar, como hace Daniel que en nuestros días domina el egoísmo individual y que lo importante es obtener algún beneficio con nuestras acciones, es al menos discutible. Podríamos poner muchos contra-ejemplos.  Podríamos, en todo caso, argumentar que la privatización de aspectos sociales y económicos en nuestro actual sistema neoliberal (del "porque tú lo vales" o "lo importante eres tú") hace difícil el compartir y fomentar un conjunto de valores universales.
 En general, en vuestros comentarios no se aprecia ningún valor moral en el fracaso. Así, por ejemplo, Antonio advierte que si actuáramos como piensa Kant  en tiempos de guerra, estaríamos firmando nuestra sentencia de muerte, "y no valdría para nada actuar moralmente". También Juan señala que en la actualidad los políticos fracasan con sus reformas, y lo importante en este caso no son las buenas intenciones.


Un error común es interpretar que cuando Kant afirma que el deber es previo a la experiencia, señale con ello que debamos prescindir de ella o eliminarla. Como también señala Kant en su teoría del conocimiento, la experiencia es necesaria, pero para su correcta comprensión partimos de ciertos contenidos a priori en nuestra conciencia. Estos contenidos hacen posible la experiencia, y por ello son previos a ella.
Rocío objeta a Kant, en su crítica a las éticas materiales, que "el ser humano tiende a proponerse metas y pone todo su empeño y buena voluntad en alcanzarlas, y no por ello, pienso, está actuando en contra la moral". Kant sostiene, es cierto, una ética formal, un obrar por deber, independientemente de las consecuencias que pueda acarrear el acto moral. La ética kantiana no plantea, pues, la búsqueda de una finalidad como la felicidad. Para Kant, respondiendo a Rocío, no es moral una ética que condiciona sus acciones a unas metas, especialmente cuando éstas no se eligen con criterios morales (sino puramente "prácticos").
También es discutible considerar que las éticas materiales que critica Kant hacen referencia a la obtención de un bien "material" (como el dinero o algo que se pueda cuantificar). También las éticas que buscan algo tan "inmaterial" como la felicidad son, para Kant, éticas materiales.

 Tampoco debemos identificar "autonomía moral" como ausencia de cualquier influencia, sino más bien como ausencia de la imposición de una autoridad externa.

También me ha llamado la atención el comentario de un compañero que, en el debate entre actuar por impulsos o por deber, afirma que "el limitarnos tanto reflexionando sobre ciertos temas no me parece correcto". No entiendo bien si el problema es el de la reflexión o el de los temas sobre los que se puede centrar esta.

miércoles, 21 de marzo de 2012

I. Kant y David Hume

En clase hemos confrontado el formalismo moral de Hume y el emotivismo moral del pensador escocés David Hume (en la imagen de la izquierda). En el texto que hemos comentado, perteneciente a la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, hemos visto cómo Kant comparte la crítica de Hume a la confusión entre el plano del ser (fáctico) y el de deber ser (normativo): "En una filosofía práctica donde no se trata para nosotros de admitir fundamentos de lo que sucede, sino leyes de lo que debe suceder, aún cuando ello no suceda nunca (...)".  Pero Kant critica la ética de Hume cuando señala que "no necesitamos instaurar investigaciones acerca de los fundamentos de por qué unas cosas agradan o desagradan... no necesitamos investigar en qué descanse el sentimiento de placer y dolor, y cómo de aquí se originen deseos o inclinaciones y de ellas máximas, por la intervención de la razón;... porque si la razón por sí sola determina la conducta..., ha de hacerlo necesariamente a priori...". En su libro Investigación sobre los principios de la moral (1751), Hume hacía -a diferencia de Kant- una aproximación a los problemas morales fundamentalmente empírica. En lugar de decir cómo debería de operar la moral, exponía cómo realizamos los juicios morales. Tras proporcionar varios ejemplos llegaba a la conclusión de que la mayoría (si no todas) de las conductas que aprobamos tienen en común que buscan incrementar la utilidad y el bienestar público. Hume defiende que nunca podemos realizar juicios morales basándonos únicamente en la razón. Nuestra razón trata con hechos y extrae conclusiones a partir de ellos, pero no nos puede llevar a elegir una opción sobre otra; sólo los sentimientos pueden hacerlo.
David Hume formó parte de un movimiento intelectual, la Ilustración escocesa (siglo XVIII), que incluía a pensadores como Adam Smith, Ferguson, Millar o Stewart. Compartían un programa para la construcción de las ciencias humanas, y sentaron las bases de campos como la economía, la sociología y la arqueología. Cuando accedió al poder un gobierno laico en Escocia, que intentó poner fin a las discordias religiosas, "las materias teológicas tradicionales dejaron de constituir el centro de gravedad de las universidades escocesas, y éste se desplazó hacia el derecho, la historia y la filosofía natural" (Collins, 2005:618). Los intelectuales de la Ilustración escocesa eran moderados religiosos, que se movían cada vez más en la dirección del naturalismo. La política escocesa había sido escenario de luchas entre facciones religiosas, y estos intelectuales se oponían al fanatismo de los partidos religiosos. Aunque Hume estuvo conectado con los deístas desde muy temprano, su empirismo y su escepticismo destruirían el deísmo. Hume purificó la tendencia empirista de sus predecesores (Locke y Berkeley), y no permitió ninguna otra fuente para la lógica o las ideas que nuestra experiencia de las impresiones sensoriales. Pasó tres años estudiando y escribiendo en La Flèche, lugar del viejo colegio jesuita de Descartes, y se informó acerca de las posiciones de cartesianos como Malebranche o Bayle. Pero criticó todas las posturas metafísicas previas, así como la certeza de las matemáticas, la necesidad de las causas, la identidad del yo e, implícitamente, la naturaleza del alma y cualquier argumento a favor de la existencia de la Divinidad.
    Una forma sencilla de empezar a conocer al filósofo escocés David Hume es a través de la lectura de la corta autobiografía que este empirista escéptico y radical escribió al final de su vida. Este pequeño texto, titulado Mi vida, ha aparecido publicado en el número 179 de la revista Claves de la razón práctica, en las páginas 66-68. En las páginas siguientes aparece el emotivo testimonio sobre Hume del economista Adam Smith, amigo y compañero intelectual del filósofo escocés. También podéis ver, a continuación, el documental sobre el filósofo escocés aparecido en el programa La aventura del Pensamiento, presentado por Fernando Savater.


Cuestiones:
-¿Podrías señalar las diferencias entre las éticas kantiana y humeana?
- ¿Qué aspectos destaca Savater respecto a la ética de Hume?
-¿Qué valores morales crees que destacan en el texto autobiográfico de Hume titulado "Mi vida"?

La ética de Kant según el revolucionario anarquista Kropotkin

Entre los comentaristas de la ética kantiana llama la atención la presencia del revolucionario anarquista ruso Piotr Kropotkin, del que comentaremos algo cuando veamos a Karl Marx. La Ética de Kropotkin fue su último texto filosófico, escrito después del triunfo de la Revolución soviética, en el exilio interior al que le condenaron las autoridades bolcheviques, en la pequeña ciudad de Dmitrov a 65 km de Moscú y en un aislamiento brutal, prácticamente sin libros de consulta. Su crítica a Kant, según Ramón Alcoberro, se centra en tres supuestos que hoy, atendiendo a criterios historiográficos estrictos, son poco defendibles: que malinterpretó a Rousseau (y que subordinó el problema de la justicia), que «La Religión dentro de los límites de la mera razón» significa una rendición de la autonomía moral; y que –finalmente– se amilanó ante las consecuencias de la Revolución francesa. Pero su comprensión del conflicto entre utilitaristas y kantianos (que ha centrado buena parte de la filosofía moral hasta nuestro días) sigue siendo -siguiendo a Alcoberro- profundamente vigente". (Fuente: http://www.alcoberro.info/planes/kant17.htm).

 Como ya hemos señalado, las doctrinas de los pensadores franceses de las segunda mitad del siglo XVIII, como Helvecio, Montesquieu y Rousseau, así como también los enciclopedistas Diderot, D’Alembert y Holbach ocupan un puesto muy importante en la historia de la ciencia moral. Su negación audaz del origen religioso de la moral, su afirmación de la igualdad, por lo menos política, y la importancia decisiva que dichos pensadores atribuyeron al interés personal, entendido razonablemente en la creación de las formas sociales de vida, todo ello tuvo una importancia tan considerable en la elaboración de las ideas morales que contribuyó a que se propalara en la sociedad la idea de que la moral puede estar completamente emancipada de toda sanción religiosa...
 Kant lllegó al convencimiento de que la base de la moral reside en la «conciencia del deber». Esta conciencia no obedece a consideraciones de utilidad personal o social ni al sentimiento de simpatía o de benevolencia, sino que constituye una particularidad de la razón humana. Según Kant, la razón humana es capaz de crear dos clases de reglas de conducta: unas son condicionales y facultativas, otras incondicionales. Por ejemplo: quien quiera tener buena salud ha de moderarse. Esta es una regla condicional. El hombre que no quiere llevar una vida moderada, poco interés puede tener por su salud. Reglas semejantes no son obligatorias. A ellas pertenecen todas las reglas de conducta basadas en el interés y que por lo tanto no pueden constituir la base de la moral. Los postulados morales tienen que tener un carácter de mandamientos incondicionales, es decir, han de estar basados sobre el «imperativo categórico». Este imperativo categórico representa la conciencia del deber...
 En oposición a las doctrinas eudaimonistas y utilitaristas que predicaban la moral porque proporciona al hombre la felicidad (según los eudaimonistas) o el provecho (según los utilitaristas), Kant afirmó que el hombre ha de ser moral en la vida porque así lo exige nuestra razón. Decía, por ejemplo: debes respetar tu propia libertad y la de los demás no solamente cuando esperas sacar de ella un placer o un provecho, sino siempre y en todas las circunstancias porque la libertad es un bien absoluto y por sí sola constituye una finalidad: todo lo demás no es más que un medio. En otras palabras, la personalidad humana ha de ser objeto de una estima absoluta y en esto, según Kant, reside la base de la moral y del derecho.
                                        P. Kropotkin, Ética, Mauci, Barcelona, 1922
Cuestiones:
- ¿Quién era Kropotkin? ¿Podrías señalar algo más sobre su vida, su actividad revolucionaria y su obra?
- ¿Podrías explicar la posición de Kropotkin respecto a la ética kantiana y si crees que existe alguna conexión con su actividad revolucionaria?

viernes, 16 de marzo de 2012

Violaciones actuales del "contrato social"

En un artículo reciente de Lluís Bassets titulado "Presidente, juez y verdugo" (El País, jueves 15 de marzo de 2012, p. 6), el autor nos recuerda que el Estado moderno -como hemos visto en Locke- se caracterizó, por oposición al absolutista, por negar el derecho del soberano a disponer de la vida de los ciudadanos. Nos recuerda también que en el mismo Estado moderno el poder de los gobernantes está limitado por las leyes, y que en él debe tener plena vigencia la división de poderes. Así se planteaba, como vimos, en el siglo XVII, desde el liberalismo político de autores como John Locke. ¿Por qué entonces -se pregunta Lluís Bassets- puede el presidente actual de un país democrático ordenar en secreto la ejecución judicial de uno de sus conciudadanos?
El presidente Barack Obama, Premio Nobel de la Paz, dio en 2011 la orden secreta de asesinar al ciudadano estadounidense Anwar bin Nasser, supuesto dirigente de Al Qaeda. El periódico The New York Times publicó una extensa información, apenas ocho días después, en la que se recogía el contenido del memorando legal, ordenado por la Casa Blanca, que sostenía la legalidad de dicho asesinato, gracias a los poderes excepcionales que tiene todavía en la actualidad el presidente de EEUU, por encima de la Constitución y las leyes.

Cuestiones:
- ¿Cómo interpretas el título del artículo? ¿Qué valoración moral o política te merece su contenido?
- ¿Qué otros ejemplos actuales conoces de violaciones del Estado de derecho, de la división de poderes o del control de la legalidad de los actos del poder ejecutivo?

lunes, 12 de marzo de 2012

Algunas notas sobre vuestros comentarios de Locke

Quisiera dejaros aquí algunas observaciones sobre vuestros comentarios del texto de John Locke.

- Rocío, en su comentario, señalaba la influencia de las ideas de Locke en la declaración de derechos humanos (especialmente en el primer artículo). Además, indicaba que la visión liberal de derechos civiles de Locke era una "protección negativa" de los derechos individuales, pues limitaba las acciones que afectaran a la vida, la propiedad o la integridad de los individuos, pero no establecía "medidas positivas" para promover el desarrollo  personal de los individuos y grupos menos favorecidos.
Así, el estado liberal de derecho habría logrado con su definición individualista la limitación de la amenaza gubernamental efectiva, pero dejaba vivo el problema de la justicia, que otras perspectivas políticas y jurídicas tratarían de resolver.

- Otra idea que se repite en ocasiones en vuestros comentarios es la de que "la pobreza y la servidumbre han existido siempre". Este enfoque ahistórico, que hace de la pobreza una maldición eterna o el producto de una "torcida" naturaleza humana, hace muy difícil el análisis y la lucha frente a este problema. La desigualdad ha tomado históricamente distintas formas en nuestras sociedades occidentales, más si hablamos de otro tipo de sociedades. El pauperismo, o la pobreza tal como la entendemos en nuestras sociedades contemporáneas tienen un origen histórico y, probablemente tendrá un final.

- Algo parecido sucede con el tema de la esclavitud, en el que vimos que el padre del liberalismo estuvo implicado. Algunos decíais que la esclavitud era "algo impensable hoy en día". Eso quizás se deba a que estáis pensando en un tipo de esclavitud colonial distinto a las condiciones en las que viven muchas personas en la actualidad, en las que también son propiedad de otras personas, pero bajo otras formas históricas de dominación.

- Otra cuestión: cuando afirmáis que "las clases sociales deben ser iguales", ¿no queréis decir que no debe haber clases sociales?

sábado, 10 de marzo de 2012

El contrato social en Jean Jacques Rousseau

     Como hubo algunas confusiones en el examen entre los autores del contrato social, vamos a repasar un poco la teoría del más joven de ellos, el francés Jean-Jacques Rousseau. 
     Para Rousseau, en la fase presocial del "estado de naturaleza", "el hombre no está sometido al cambio, no ejerce ningún poder, ama el reposo... Inmediato a la naturaleza, vive en la plenitud, desconoce la carencia. Su conciencia estrecha no conoce sino un perenne presente. Sus apetitos, no multiplicados por la imaginación, se limitan a las necesidades físicas: son saciados al punto por los dones espontáneos de la naturaleza. Libre, pero con una libertad sin empleo, el hombre de la naturaleza se rige por los sentimientos irreflexivos de la conservación (o "amor a sí") y de la piedad. Su inocencia es ignorancia del bien y del mal. Errante, ocioso, solitario, temeroso, noposee ni instrumentos de lenguaje articulado. El prójimo es a veces un rival, pero poco temido; a veces un cuerpo ofrecido para el acoplamiento por azar; jamás es, para él, una conciencia, una mirada en que buscar la imagen refleja de su propia existencia...".
        Pero el hombre es perfectible, y la historia aparecerá con el trabajo, por la lucha por la subsistencia. Y a partir de ahí todo se encadena: "la reflexión, la posibilidad de comparar y de compararse, la previsión, la palabra, el deseo de ser preferico, es decir, el amor propio...". Desde este momento, "la supervivencia de los hombres no es posible sino a costa de un contrato"; pero un contrato que lleva consigo la sujeción: "asegura y acrecienta los poderes de los ricos, consagra la desigualdad, funda una sociedad de injusticia. "Este contrato embaucador, lejos de abolir el derecho del más fuerte, le da  fuerza de ley, le disfraza de institución... El optimismo antropológico de Rousseau (el hombre ha nacido bueno) está contrarrestado por el pesimismo histórico (la historia desemboca en el caos) .
      Con el contrato social, se produce la entrada en la sociedad civil, en la institución: "Encontrar -afirma Rousseau- una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza comunal a la persona y los bienes de cada asociado, y en la que cada uno, al unirse a todos, no obedezca, sin embargo, sino a sí mismo y quede tan libre como antes". Rousseau distingue entre la libertad natural, que no tiene por límites sino las fuerzas del individuo, y la libertad civil, que está limitada por la voluntad general. El pueblo se convierte en soberano, la voluntad común instaura el orden del derecho, y el individuo depende no ya de sí mismo, sino de todos: "Para el ciudadano ligado ahora al todo social, el contrato es un segundo origen".

(Las citas están extraídas de Jean Starobinski, "Jean-Jacques Rousseau", en Y. Belaval, Historia de la filosofía, vol. 6, Siglo XXI)

Cuestiones:
- ¿En qué se diferencia el estado de naturaleza de Locke y Rousseau?
- ¿Cómo caracteriza Rousseau el "contrato social" que produce la entrada en la sociedad civil?
tifica Rousseau la aparición 

El contrato sexual y el contrato social


 Desde el feminismo se ha criticado la discriminación de género que subyacía tras las modernas nociones de individuo y de contrato (que en clase vimos al leer a Locke). En su análisis de las teorías del contrato social, la pensadora Carole Pateman manifiesta que estas teorías, aunque en principio pueda parecer neutrales (esto es, formuladas para toda la humanidad tanto para varones como mujeres), quienes pactan son sólo algunos varones, no todos; pero todas las mujeres están excluidas del pacto. Por ello, Pateman sostiene que el contrato social lleva implícito un contrato sexual, una especie de pacto no explícito mediante el cual los varones (bien es cierto que sólo quienes sean propietarios) pactan excluir a las mujeres de ese contrato.
La filósofa española Alicia Puleo García hace a continuación un breve comentario del libro de la pensadora Carole Pateman, que destacó el intento de la Modernidad por recluir a la mujer en el ámbito doméstico, mientras los hombres reclamaban libertades civiles para el ámbito público. 
La incorporación relativamente reciente del concepto de contrato sexual a la Filosofía Política puede ser considerada como una de las consecuencias, en el ámbito de la teoría, del lema del movimiento feminista: lo personal es político.
En su obra “The Sexual Contract” (1988, Cambridge/Oxford, publicada en castellano por Anthropos), la pensadora australiana Carole Pateman sostiene que la desigualdad entre los sexos (salarios más bajos, violencia de género, acoso sexual, comentarios sexistas, falta de reconocimiento social, etcétera) es un producto de la especial reorganización patriarcal de la Modernidad.
Contra el Antiguo Régimen o mundo del status en el que la cuna diferenciaba a nobles y plebeyos, los teóricos del contrato (Hobbes, Locke, Rousseau, Kant) preparan el advenimiento de las democracias modernas basadas en la libertad para suscribir contratos económicos y políticos. Pero la división sexual del trabajo delimita dos ámbitos: el público, de los ciudadanos y trabajadores, y el doméstico, de subordinación de las mujeres.
Las mujeres serán concebidas como seres más naturales y menos racionales que los hombres, incapaces de controlar sus emociones para lograr la imparcialidad propia del ámbito público. No se las considerará individuos autónomos propiamente dichos aunque se afirmará su capacidad de consentir al matrimonio, institución a través de la cual se las incluye en la sociedad civil. Así, tras la caída de las monarquías absolutas, surgen las sociedades modernas como resultado de un pacto entre varones libres e iguales que instituyen nuevas reglas de acceso al cuerpo de las mujeres. La fraternidad como maridos, ciudadanos y trabajadores compensará las asperezas de una sociedad capitalista que obliga a la mayor parte de los varones a aceptar contratos de empleo caracterizados por la explotación.
Pateman señala que este aspecto del derecho civil patriarcal ha sido descuidado por la teoría política del siglo XX que olvida el ámbito privado y acepta la falsa neutralidad sexual de las categorías de individuo y contrato, impidiendo que se perciba la vinculación de las esferas pública y doméstica. El trabajo asalariado o la actividad política, con sus jornadas agotadoras, dan por supuesta la existencia de amas de casa ocupadas en las tareas de mantenimiento de la vida.
Si las mujeres reciben menor salario es porque se las considera fundamentalmente esposas que ganan un "complemento" al sueldo del varón proveedor, si tienden a elegir contratos a tiempo parcial para compatibilizar trabajo doméstico y asalariado es porque tienen conciencia de su posición en una estructura que les asigna las tareas del hogar; si sufren acoso sexual o discriminación laboral se debe a que entran en el mercado no como meros individuos asexuados, sino como mujeres. El contrato es el medio a través del que se instituyen, al tiempo que se ocultan, las relaciones de subordinación en el patriarcado moderno.
Para Pateman, la manifestación más clara de esta función del contractualismo se daría en la concepción de la prostitución y de la maternidad subrogada (alquiler de úteros) como simples contratos de trabajo en los que la "identidad encarnada" de las personas no tiene relevancia.
 Cuestiones:
- ¿Qué críticas se hacen desde el feminismo a las modernas teorías del contrato social? ¿Por qué estas teorías olvidan el ámbito privado en el que intentaron recluir a las mujeres?
-  Busca algunos datos de estas dos pensadoras, Carol Pateman y Alicia Puleo.

sábado, 3 de marzo de 2012

Kant y la censura prusiana

    Los problemas de Kant con la censura apareceron primero con la aparición de la Crítica, con prohibiciones de enseñarla en varias universidades alemanas, sobre todo en el sur de Alemania y en Austria; más tarde, tuvo un serio problema ya en el apogeo de su fama cuando intentó publicar una serie de artículos sobre la religión a partir de 1790. El nuevo ministro de cultura había impulsado dos decretos de censura muy restrictivos, en un contexto marcado por la situación revolucionaria en Francia. El segundo artículo de la serie sobre la religión se topó con una prohibición, que disgustó mucho a Kant, por lo que reunió cuatro artículos sobre el tema y los publicó como libro (La religión dentro de los límites de la mera razón, 1792) usando subterfugios para burlar a la censura. Y posteriormente escribió más artículos de temática similar a favor de un cristianismo más liberal, con claros toques secularizadores. Como reacción al último artículo de este tipo, “El fin de todas las cosas”, le llegó una prohibición para enseñar o publicar sobre temas de religión firmado por el mismísimo kaiser Federico Guillermo II. El enfado de Kant fue enorme y siguió escribiendo borradores sobre esos temas; de tal manera que cuando el rey murió en 1798, Kant consideró que la prohibición de publicar sobre temas religiosos había expirado con su muerte y publicó inmediatamente otro libro cuya última parte tocaba directamente el tema religioso, El conflicto de las facultades

En octubre de 1794 Kant recibió una orden, refrendada por el ministro Wöllner, en la que se decía:
La más alta personalidad del Estado ha visto, desde hace mucho tiempo, con gran desagrado, el mal uso que hacéis de vuestra filosofía, desfigurando y menospreciando algunas doctrinas fundamentales de las Sagradas Escrituras y del Cristianismo, como lo habéis hecho principalmente en vuestra obra Religion innerhalb er Grenzen der blossen Vernunft ("La Religión en los límites de la razón pura"), y en otros folletos. No dudamos que vos mismo comprenderéis que de este modo procedéis impunemente contra vuestro deber, como maestro de la juventud, y contra nuestros paternales deseos. Apelamos al testimonio de vuestra conciencia y esperamos que en adelante evitaréis nuestro desagrado, y que, en cumplimiento de vuestro deber, pondréis vuestro prestigio y vuestros talentos al servicio de los altos intereses de la patria, como es nuestro paternal deseo. En caso contrario, nos veríamos precisados inevitablemente a adoptar medidas desagradables. 

viernes, 2 de marzo de 2012

La ética Kantiana



 Si quieres leer el texto completo de la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, puedes pinchar aquí.

A continuación, puedes ver una presentación de la filosofía de Inmanuel Kant. En la segunda parte de esta presentación hay un breve resumen de la ética kantiana que puede serte útil para comprender el texto que comentaremos en clase.
Y, por último, os repongo el fragmento del documental de Fernando Savater en el que se comenta la ética kantiana.