miércoles, 16 de octubre de 2019

Crítica de Aristóteles a la República platónica

 En el juicio que Aristóteles hace de la República de Platón, afirma: 
  "En el tratado de la República, Sócrates profundiza muy pocas cuestiones: la comunidad de mujeres y de hijos, el modo de aplicar este sistema, la propiedad de la organización del gobierno. Divide la masa de los ciudadanos en dos clases: los labradores, de una parte y de otra los guerreros, una fracción de los cuales forma una tercera clase, que delibera sobre los negocios del Estado y los dirige soberanamente. Sócrates se ha olvidado decir, si los labradores y artesanos deben ser admitidos al poder en una proporción cualquiera, o ser totalmente excluidos, y si tienen o no el derecho de poseer armas y de tomar parte en las expediciones militares; en cambio cree que las mujeres deben acompañar a los guerreros al combate y recibir la misma educación que ellos. El resto del tratado lo forman varias digresiones y ciertas consideraciones sobre la educación de los guerreros. 

    En las Leyes, por lo contrario, apenas se encuentra otra cosa que disposiciones legislativas. Sócrates es en este tratado muy conciso en lo relativo a la constitución; mas, sin embargo, queriendo hacer la que propone aplicable a los Estados en general, vuelve paso por paso sobre su primer proyecto. Si se exceptúa la comunidad de mujeres y de bienes, en todo lo demás hay un perfecto parecido entre sus dos Repúblicas; educación, dispensa de trabajos pesados concedida a los guerreros, comidas en común, todo es igual. Sólo que en la segunda extiende las comidas en común a las mujeres, y eleva de mil a cinco mil{37} el número de los ciudadanos armados".

    Aristóteles, Política, libro II, capítulo 3.

En el libro II de la "Política", Aristóteles plantea la cuestión de cuál es la mejor forma de comunidad política. Para ello plantea examinar no sólo las formas de gobierno de su época, sino "las que pueden existir en teoría y parezcan dignas de aprobación". En este examen, comienza por la cuestión de la propiedad: "O todos los ciudadanos lo tienen todo en común, o nada, o unas cosas sí y otras no". En este sentido, matiza que hablar de "todos" no significa necesariamente "de cada uno". Y señala otro inconveniente: "lo que es común a un número mayor de personas es objeto de menor cuidado; todos en efecto piensan más que en nada en lo que le es propio, y menos en lo común, o sólo en la medida en que concierne a cada uno". La propiedad -defenderá Aristóteles- "debe ser en cierto modo común, pero en general privada", es decir, "teniendo cada uno su propiedad privada, permite a sus amigos el uso de algunos de sus bienes y se sirve él mismo de otros comunes" (según el modelo de Lacedemonia). En cuanto al modo de realizar lo anterior, indica Aristóteles, "esto es misión propia del legislador".
     Aristóteles cuestiona a su maestro Platón que, en la República, afirmaba que "los hijos, las mujeres y las posesiones deben ser comunes". Para Aristóteles, esta idea presenta muchas dificultades, no cumple con el fin que pretende conseguir y "no se precisa cómo debe interpretarse". La ciudad, según Aristóteles, es "por naturaleza una multiplicidad", frente a la propuesta platónica de que fuera lo más unitaria posible. Además, el no reconocer la filiación entre las personas haría imposible prevenir ciertos conflictos e "indecencias": "Dos cosas son sobre todo las que hacen que los hombres tengan interés y afección: la pertenencia y la exclusividad; y ninguna de las dos puede darse en personas sometidas a ese régimen". No obstante, líneas antes Aristóteles considera que "la comunidad de mujeres e hijos parece más útil para los labradores que para los guardianes. En efecto, si los hijos y las mujeres son comunes, habrá entre ellos menos cariño, y esta condición debe darse en los subordinados para que obedezcan y no tramen revoluciones" (1262 b). En otro lugar, Aristóteles cuestiona que las mujeres deban ocuparse de las mismas cosas que los hombres, algo que Platón parece deducir a partir de la comparación con los animales, pues "los animales no tienen que administrar la casa". Si las mujeres son comunes, se plantea Aristóteles, "¿quién se cuidará de la casa?".
    También advierte Aristóteles que, en el modelo platónico de la República, habría necesariamente "dos ciudades en una, y contrarias entre sí, pues establece a los guardianes como una guarnición, y de otro lado los labradores, artesanos y demás ciudadanos. Y paradójicamente, aunque Sócrates afirma que no se necesitarán muchas leyes en la ciudad por la educación de sus ciudadanos, sólo establece la educación para los guardianes. Además, si se suprime la felicidad de los guardianes (al negárseles -según Aristóteles- el placer de la posesión de lo propio), ¿cómo se logrará la felicidad de la ciudad entera?