domingo, 19 de octubre de 2014

Una revisión crítica de La República: Las Leyes

Las Leyes
se compuso durante los últimos doce años de la vida de Platón, después de su regreso definitivo a Atenas, tras el último fracaso en su experiencia política en Siracusa. Es la una única obra de Platón en la que no aparece Sócrates, y tampoco sigue el estilo vivo y dinámico de los diálogos "socráticos". Además, el filósofo-gobernante ya no será el protagonista, como en La República, sino la ley:
 Pero tened por seguro que, si alguna vez un hombre engendrado con esa capacidad natural por un destino divino pudiera asumir el poder, no necesitaría en absoluto de leyes que lo gobernaran. En efecto, ni la ley ni ningún orden es mejor que la ciencia, ni es justo que la inteligencia obedezca a nada ni sea esclava de nada, sino que debe gobernar todas las cosas, si realmente es verdaderamente libre por naturaleza. Pero ahora no existe en absoluto en ningún lado, sino en pequeña medida. Por eso, sin duda, hay que elegir lo segundo, orden y ley, que miran y observan por un lado a lo general, pero son impotentes en el caso particular. (875a-d)
     En Las Leyes el protagonista es el Cretense, miembro de una delegación de la ciudad de Cnoso, que tiene que dirigir la fundación de una nueva ciudad, Magnesia, en la propia isla, para lo cual necesita la ayuda de dos de sus interlocutores, que se hayan de paso como peregrinos al santuario de Zeus (...). En Las Leyes, Platón renuncia a algunas de sus posiciones anteriores: el gobierno de los filósofos, la comunidad de mujeres y niños, el abandono de la propiedad privada... El gobernador ideal es relegado a una época mítica, la de Crono, y la ley se hace necesaria para los hombres porque no hay nadie que posea el conocimiento que le permita actuar al margen de ella. 
    Además, adquirirá mucha importancia la educación del pueblo (libro VII), y ya no tanto la de los gobernantes (a la que sólo se dedica parte del último libro). En Las Leyes se insiste así en la educación en  buenos hábitos desde la infancia. Desde los 10 años se iniciará a los niños, a cargo del Estado, en el estudio de las letras y los aspectos prácticos de las matemáticas. Desde los 13 años estudiarán música e instrumentos musicales, literatura selecta, danza, cálculo, geometría y astronomía.


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