miércoles, 18 de enero de 2012

Resumen del Segundo Tratado sobre el gobierno, Iª parte :-)

"Un ensayo sobre el verdadero origen, alcance y fin del gobierno civil". Este es el subtítulo del Segundo tratado sobre el gobierno escrito por John Locke y publicado en 1690, tras el triunfo de la Revolución Gloriosa en Inglaterra. Ésta es una obra central del pensamiento político occidental, referencia teórica de muchos movimientos civiles desarrollados en los años posteriores.
Los principales puntos de esta obra son la fundación del Estado sobre el respeto a los derechos naturales del individuo, la condena del gobierno despótico y la moralización de los presupuestos del contrato social. Esta primera tentativa de ordenación de los fundamentos teóricos de liberalismo moderno aparecerá se gestará en un contexto de tensiones políticas (entre la Corona y el Parlamento) y religiosas (problemas de convivencia y tolerancia entre los credos) en Inglaterra.

En el Segundo tratado, Locke comienza diferenciando el poder político del poder paternal, una cuestión que luegos veremos desarrollar mejor en otros capítulos de su libro.
En el capítulo II Locke entra en una cuestión central en su teoría política, el debate sobre el estado de naturaleza, un estado anterior a la comunidad política, pre-político podríamos decir, regido por la ley natural y en el que los individuos son libres e iguales (ausencia de jerarquías políticas). Los seres humanos viven en completa libertad e igualdad dentro de los límites de la ley natural (racional). Esta ley autoriza a las personas a garantizar su propia supervivencia, su libertad y sus bienes, ejerciendo el derecho de reparación y represión, convirtiéndose en ejecutor de la ley natural. Pero esta condición no es perfecta, pues al convertirse en juez de su propia causa puede caer en parcialidad y violencia. Debe existir una norma pública que exiga esa proporcionalidad en el castigo, así como una fuerza de castigo colectiva capaz de hacer cumplir los ordenamientos de la ley natural que no todos los hombres ven con la misma claridad. No todos los hombres, señala Locke "observan estrictamente los modales de la equidad y la justicia", por lo que el estado de naturaleza "resulta muy peligroso" y está lleno de peligros. Por tanto, no es, como señalaba Hobbes, la inclinación egoísta de la naturaleza humana lo que hace necesaria la sociedad civil, sino la imposibilidad legal del estado de naturaleza para defenderse de la arbitrariedad. Otra cuestión, que ya se plantea Locke en el mismo capítulo II es si existen o existieron alguna vez hombres en ese estado de naturaleza. Locke afirma que "todos permanecemos en ese estado hasta que por plena voluntad nos convertimos en miembros de una sociedad política". El debate sobre el estado de naturaleza conecta, como refleja el propio texto de Locke, con las narraciones de viajeros europeos sobre los pueblos "salvajes" o en la experiencia de los colonizadores, especialmente en América.
En el capítulo III, Locke entra a considerar el "estado de guerra" que Hobbes identificaba con el estado de naturaleza. Locke considera que es un estado diferente, el de aquellos "que no se someten a la ley natural de la razón", el de una "fuerza ilegal contra la persona física de un hombre, con o sin un juez común" (es decir, en estado de naturaleza o fuera de él). Una de estas formas de violencia es la esclavitud, que Locke trata en el capítulo IV, y cuya auténtica condición considera que es "la prolongación de un estado de guerra entre un vencedor legítimo y un cautivo". Fuera de ésta situación, Locke afirma que existe una "libertad natural" que no reconoce otra ley para su conducta que la de la naturaleza; y una "libertad en sociedad" que consiste en "no someterse a otro poder legislativo que el que se establece por consentimiento dentro del Estado". En el capítulo V, Locke habla de uno de los que considera "derechos naturales", el derecho a la propiedad. Según Locke, la tierra pertenece al común del género humano. Hasta somos propietarios de nuestra propia persona. El trabajo, por otro lado, es considerado como algo que añade o agrega algo a la mercancía, y que, por ello, la excluye del derecho común de los demás. Es curioso esta identificación entre el trabajo y la propiedad privada, enfrentada a la larga tradición del trabajo colectivo. No obstante, Locke indica que el derecho a la propiedad posee un límite fijado por la razón: "Podemos apropiarnos de las cosas por el trabajo en la medida exacta en que nos es posible utilizarlas con provecho". "Dios -señala Locke- dio la tierra para el hombre trabajador y racional, no para el capricho de la avaricia...". No están mal estas consideraciones morales sobre el derecho a la propiedad, pero a continuación, Locke afirma que "la tierra no puede permanecer siempre como propiedad común y sin cultivar" (dos aspectos que no son incompatibles, pero que además podría justificar el robo y la explotación de las tierras de los pueblos colonizados por los europeos). En tiempos "primitivos", señala Locke, "todo el mundo era una especie de América", la medida de la propiedad lo señalaba la naturaleza, limitándola a lo que alcanzaba el trabajo de un hombre y las necesidades de la vida, lo que limitaba las posesiones de cada hombre a una proporción muy moderada. Tampoco tenían "la tentación de trabajar para conseguir más de lo que podían consumir", siendo fraudulento, "apropiarse de más de lo que necesitaba". Pero la invención del dinero estableció más tarde "las grandes posesiones y el derecho a ellas", lo que alteró el valor intrínseco de las cosas (su utilidad para la vida humana) y fomentó el "ansia de poseer más de lo que cada cual necesitaba".
En el capítulo VI, Locke vuelve a la cuestión del poder paternal, que considera muy diferente del poder político, aunque el primero sirva en ocasiones de fundamento a los reinos hereditarios o electivos. Aunque los hijos "sin uso de razón", los idiotas y los locos no se libran nunca del gobierno de los padres, el poder paternal no es, en general, "una jurisdicción absoluta y perpetua".
El capítulo VII trata "De la sociedad política o civil". Comienza analizando las relaciones de poder en la sociedad del hombre y la mujer, de los padres y los hijos, y del amo y el siervo. Respecto a éstas últimas, Locke señala en referencia a los esclavos que "se trata de cautivos hechos en una guerra justa, por el derecho natural, y sometidos al dominio absoluto y al poder arbitrario de sus amos... Perdieron el derecho a la vida y a sus libertades al mismo tiempo que sus bienes, y como su condición de esclavos los hace incapaces de poseer ninguna propiedad, no pueden ser considerados, dentro de ese estado, como partes de una sociedad civil, ya que la finalidad primordial de ésta es la defensa de la propiedad" (fg. 85). Conviene recordar a este respecto el trágico tráfico de esclavos que, desde el siglo XVI a la primera mitad del XIX, envió a las plantaciones americanas a un gran número de africanos. Hacia el siglo XVII hubo un gran incremento en el número de esclavos debido a su importancia como mano de obra, en las explotaciones agrícolas de gran extensión (sistema de plantaciones) en América del Norte, del Sur y, principalmente, en el Caribe. No hay consenso sobre las cifras de la esclavitud en Época moderna, se han propuesto 60 millones de secuestrados, de los cuales 24 millones fueron a parar a América, 12 millones a Asia y 7 millones a Europa, mientras que los 17 millones restantes fallecerían en las travesías. Este incremento en el comercio negrero fue acompañado, en la mayoría de los casos, por una fuerte ideología racista: los negros eran considerados seres inferiores, asimilados frecuentemente a animales, sin tan siquiera poder ser considerados sujetos de derecho y por lo tanto considerados, jurídicamente, como cosas (Fuente: wikipedia).
Locke insiste a continuación en la diferencia entre la sociedad política y la sociedad familiar (o de otro tipo). En la primera la comunidad se convierte en árbitro, cediendo el individuo su poder de ejecutar la ley natural. Subraya también la incompatibilidad de la sociedad civil con la monarquía absoluta, pues "el príncipe absoluto reúne en sí mismo el poder legislativo y ejecutivo sin participación de nadie".  El poder legislativo, subraya Locke, debe estar colocado en manos de cuerpos colectivos ("llámese Senado, Parlamento o lo que mejor parezca"): "Nadie puede sustraerse por su propia autoridad a la fuerza de la ley".

Cuestiones para el cuaderno: ¿Qué opinas sobre el polémico concepto de estado de naturaleza que utiliza Locke? ¿Y sobre su concepto de trabajo y propiedad? ¿Y sobre su idea de esclavitud?

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