lunes, 4 de enero de 2021

Erasmo: "Elogio de la locura". Una visión humanista crítica sobre la filosofía platónica

    Erasmo de Rotterdam (1469-1536) fue un humanista cristiano crítico con la sociedad y la Iglesia de su época, alejadas, en su opinión, del ideal cristiano. Su Elogio de la locura fue escrito como divagación durante el viaje que hizo de Italia a Inglaterra. Pero fue la casa de su amigo Tomás Moro en Londres el lugar donde escribió el libro en la primavera en 1509. El libro está escrito en el tono y estilo humorístico del escritor satírico romano Luciano de Samosata, y supone una crítica frontal basado en la ironía y el sarcasmo a la sociedad y a la Iglesia de su época.

    En Elogio de la locura se burla Erasmo de la inutilidad de los filósofos, entre los que incluye a Sócrates y Platón; así como de la pretensión platónica de que los gobernantes fueran filósofos

"Como ejemplo de inutilidad de estos filósofos para las cosas de la vida, sirva el mismo Sócrates, juzgado por el oráculo de Delfos como el único hombre sabio, aunque sin ninguna razón. (...)Digamos, sin embargo, que en un punto este hombre fue lo suficientemente sensato como para rechazar el calificativo de "sabio", atribuyéndoselo a Dios. (...)Cuando filosofaba sobre las nubes y las ideas, cuando medía el salto de una pulga o estudiaba el zumbido de un mosquito, se le escapaba todo lo relativo a la vida. 

(...)Y lo que más admira es que todavía se siga celebrando, Dios santo, aquella célebre frase de Platón: "Felices los estados en que los filósofos son reyes o los reyes filósofos". Porque si observas la historia, te darás cuenta de que no ha habido peor peste para los estados que cuando el poder ha caído en manos de gobernantes tocados por la filosofía o aficionados a la literatura... En cualquier caso, resultaría tolerable que estos filósofos fueran como asnos tocando la lira en los asuntos públicos, si no fueran también incompetentes en los demás problemas de la vida.

     Hay también una referencia explícita e irónica la mito de la caverna platónico:

"¿Qué diferencia hay, según esto, entre los que desde dentro de la cueva de Platón se maravillan de las sombras y figuras de diversos objetos en la pared -sin querer jactarse de nada, y con tal de que estén contentos y no sepan lo que les falta- y el filósofo, que fuera ya de la caverna, contempla las cosas como son? (...)No hay, pues, opción entre las dos situaciones y si las hay, es a favor de los tontos. En primer lugar, porque no les cuesta casi nada -una simple persuasión- y después porque es una felicidad compartida con la mayoría de la gente.

    Pues habéis de saber que no hay goce alguno de las cosas si no se comparten con otros. Ahora bien, todos sabemos la escasez de sabios, si es que de verdad existe alguno. Después de tantos siglos, los griegos sólo pudieron contar siete, y si examinamos con más detenimiento, me atrevería a jurar que no encontraríamos ni medio sabio, e incluso ni un tercio de sabio".

    Erasmo, Elogio de la locura, Alianza, 1992.



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