sábado, 5 de octubre de 2013

Debate (1): ¿Quién debe gobernar?

En clase hemos debatido hoy algunas de las cuestiones que aparecen en La República de Platón: ¿Quién debe gobernar? ¿Cuál debe ser su educación? ¿Qué conocimientos debe tener?

Decíamos al final  de clase que quizás estas fueran cuestiones-trampa que quizás estaban presuponiendo ya una respuesta; una respuesta que excluía la idea de que los ciudadanos son los verdaderos gobernantes en una democracia. Excluir al pueblo, al "común", del gobierno político por su supuesta ignorancia de la virtud (Platón) o de las tareas técnicas y "expertas" (economía, derecho, ciencias políticas),  corre el riesgo de defender los mismos argumentos que no hace tanto excluían a las mujeres de la participación política (se argumentaba su débil formación, al dificultársele hasta ya entrado el siglo XX el acceso a los estudios superiores). En una sociedad democrática, el poder, la capacidad de decisión, recae en el pueblo, que -es cierto- debe estar bien informado para poder participar con criterio crítico en la toma de decisiones. Para ello podrá recurrir al saber de los científicos y los técnicos, que deberán hacer accesibles  los conocimientos que investigan. Pero las decisiones no las tomarán tecnócratas ni un grupo selecto, sino que se deberán adoptar de forma asamblearia y autogestionaria.
El filósofo A. Cordero (Universidad de Nueva York) afirmaba recientemente en una entrevista, respecto a las relaciones entre ciencia y filosofía (ética), que
"Aplicados o puros, los científicos (nuestros sabios) no son ajenos a la soberbia, la envidia, la codicia, el oportunismo, el apresuramiento o la mentira. La tecnología médica actual abunda en procedimientos y fármacos de dudosa efectividad (por ejemplo, el uso del factor PSA en urología, o la aprobación de nuevas drogas que resultan ser menos eficaces que otras en existencia y mucho más baratas). En otras áreas la situación es peor, por ejemplo en economía y educación, donde aplicaciones basadas en teorías deleznables se institucionalizan impunemente. Una obligación de los periodistas y el público educado es ayudar a descubrir fraudes en los centros de actividad científica y tecnológica".

Como comentamos en el libro VIII de La República, Platón reconocía "que éste sea el más bello de todos los regímenes. Tal como un manto multicolor con todas las flores bordadas, también este régimen con todos los caracteres bordados podría parecer el más bello". Pero Platón critica esta "tolerancia" que se extiende por el régimen democrático, su desdén hacia la formación de gobernantes con una naturaleza excepcional, hacia los estudios que deben encaminar a un hombre hacia la política; pues sólo rinden honores a alguien "con sólo que diga que es amigo del pueblo". También, según Platón, se desdeña el "discurso verdadero", por lo que acaba sucumbiendo precisamente por "su deseo insaciable de aquello que la democracia define como bien (la libertad)": "El descuido por las otras cosas es lo que altera este régimen político y lo predispone para necesitar de la tiranía". "La democracia irá engendrando, acariciando y haciendo crecer a una criatura, el tirano, que se irá haciendo más fuerte hasta que el pueblo, débil, no podrá expulsarla".
 Pero, podríamos preguntar a Platón, ¿por qué la libertad no puede ir acompañada de responsabilidad y de exigencia de rigor en el diálogo y la construcción social del conocimiento y la convivencia política? ¿Quién determina la "naturaleza excepcional" de aquellos que hay que formar como gobernantes? ¿Qué tipo de saberes y qué maestros conformarían al buen gobernante? ¿No sería mejor una tarea colectiva en la que sumar inteligencias, esfuerzos y experiencias? Aún así, quedan muchas cuestiones abiertas...


Este debate aparece -con mucha ironía y humor- en un episodio de la popular serie animada Los Simpson, titulado Salvaron el cerebro de Lisa (décima temporada). El título del episodio es una referencia a la película They Saved Hitler's Brain.
Esta es la sinopsis del episodio (Fuente: wikipedia):
Todo comienza cuando un pudín de bajas calorías, Abuela Plopwell, patrocina un concurso en Springfield que celebra la estupidez. Muchos residentes de Springfield entran en el concurso, pero las cosas no salen bien, y todo termina en una pelea entre los concursantes. Lisa denuncia a Springfield por ser una ciudad tan poco inteligente, y escribe una carta que impresiona a la sede de Mensa de Springfield. Pronto, Lisa comienza a ser parte del selecto grupo.
En Mensa, ya formaban parte el Sujeto de las Historietas, el Dr. Hibbert, el Profesor Frink, el director Skinner y Lindsay Naegle. Luego de ser echados de un quiosco que habían reservado en el parque, temen que la calidad de la ciudad de Springfield había disminuido, ya que los otros residentes, los más idiotas, tenían todo el poder sobre la ciudad. El grupo de Mensa va a enfrentar al alcalde Joe Quimby sobre el incidente de los quioscos, y él escapa de la ciudad en avión, creyendo erróneamente que los intelectuales habían descubierto sus actos de corrupción. La constitución de la ciudad establecía que, si el alcalde se ausentaba, la ciudad sería gobernada por los ciudadanos más inteligentes que hubiese. Con Springfield bajo su control, el grupo espera que las cosas en la ciudad mejorarían.
Una vez en el poder, sin embargo, al grupo se le sube el poder a la cabeza. Al principio, hacen reformas como poner música clásica en las carreras de perros y luego comienzan a discutir sobre otras ideas como tener un teatro de marionetas, un programa de jugos de brócoli y la idea del Sujeto de las Historietas de permitir la reproducción sólo una vez cada siete años.
El pueblo de Springfield, furioso por las nuevas leyes, atacan a los intelectuales y llevan el mandato de Mensa a su final. Lisa queda a punto de ser aplastada, pero es salvada por el Dr. Stephen Hawking. El brillante científico aparece sólo para demostrar que el grupo de Mensa no era capaz de gobernar la ciudad, pues éstos también se comportaban de forma muy pueril.
Finalmente, Stephen Hawking y Homer van al bar de Moe a tomar una cerveza, y charlan hasta que Homer lo imita en un intento de hacerle pagar las bebidas, recibiendo a cambio un golpe.

El título del épisodio es una referencia la película Ellos salvaron el cerebro de Hitler. En el capítulo aparece la asociación de superdotados Mensa y en local de la asociación los cuadros son de miembros de Mensa. También aparece en el capítulo el científico Stephen Hawking y su silla de ruedas se comporta al estilo del cuerpo del inspector Gadget. La ley que trata de instaurar el dependiente de la tienda de comics sobre la reproducción humana es una referencia al apareamiento en la especie ficticia Vulcano de Star Trek.
Para más información, podéis leer el libro Los Simpson y la Filosofía (Blackie Books), que podéis encontrar en la biblioteca del Instituto,

Sobre este libro apareció un artículo en el diario El País, con un "sugerente" título que refleja bien la filosofía de los Simpson: 
 Pienso, luego... ¡mosquis!

1 comentario:

  1. Interesante el tema. Creo que hay que fundar el concepto de comunión de comunidades , comunión de personas para ir hacia una comunión de pensamientos, de personas dentro de la democracia.

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