viernes, 28 de noviembre de 2014

René Descartes. Temas para disertaciones o grupos de trabajo.

Esta semana os propuse continuar con la elaboración de disertaciones acerca de algunos de los temas que han ido apareciendo en la lectura del Discurso del Método de Descartes.
Os señalé los siguientes:

- El debate en torno a las pruebas de la existencia de Dios y su argumentación racional (ver las entradas respectivas de Descartes y Tomás de Aquino).

- Conexiones entre la filosofía y la ciencia cartesiana. El mecanicismo cartesiano y su concepción del mundo. Un ejemplo de aplicación de las reglas del método a un caso científico (la circulación de la sangre): V parte del Discurso del método

- La importancia de la matemática.
Hemos visto cómo Descartes señalaba en el Discurso la importancia de las matemáticas como el lenguaje de la nueva ciencia que ya había dado sus primeros pasos con Galileo. También señalaba a las matemáticas (especialmente al álgebra y la geometría) como modelos en la elaboración de las reglas de su método, pues las calificaba como las ciencias más seguras y ciertas de su época.
Por último, Descartes afirmaba al final de la segunda parte del Discurso que es precisamente en el campo de la matemática (la geometría analítica) donde su método le había proporcionado los primeros y más importantes avances y descubrimientos, lo que le había animado a divulgar sus reglas y a continuar aplicándolo a las demás ciencias.
En la introducción podéis señalar, entre otras cosas, la cuestión del debate en torno al método científico, y la importancia de las matemáticas (en la mayoría de los campos del conocimiento), así como sus límites (ver entrada anterior).
En el desarrollo sería interesante comentar la importancia de Descartes en la historia de las matemáticas y la conexión de su método con el modo de operar matemático. A continuación podéis desarrollar más los aspectos esbozados en la introducción (progresos y límites actuales en las ciencias matemáticas).
También puedes detenerte en el análisis de algún párrafo del texto que estamos leyendo, como éste:
"Las largas cadenas de razones simples y fáciles, por medio de las cuales generalmente los geómetras llegan a alcanzar las demostraciones más difíciles, me habían proporcionado la ocasión de imaginar que todas las cosas que pueden ser objeto del conocimiento de los hombres se entrelazan de igual forma y que, absteniéndose de admitir como verdadera alguna que no lo sea y guardando siempre el orden necesario para deducir unas de otras, no puede haber algunas tan alejadas de nuestro conocimiento que no podamos, finalmente, conocer ni tan ocultas que no podamos llegar a descubrir".
Por último, en la conclusión, recordar que debéis recapitular las cuestiones y enfoques que se han ido abriendo en vuestra disertación, así como aquellos aspectos más importantes que habéis ido descubriendo en vuestra investigación.
Una ayuda puede ser la visión de este documental de la BBC sobre el lenguaje de las matemáticas.


- Los límites de la ciencia.
Jorge Riechmann, en su libro Gente que no quiere viajar a Marte, describe cuatro ámbitos en los que muestra el carácter limitado de la ciencia y tecnologías humanas (cuyas repercusiones en nuestro planeta ya suponen en la actualidad una barrera al desarrollo de la existencia humana):
1. La ciencia es -más que un conjunto de teorías- un quehacer humano, y, como tal, está marcado por la finitud: el sujeto humano conoce teóricamente, y actúa con medios técnicos, siempre con categorías y capacidades que son limitadas.
2. Por otro lado, el carácter entrópico del Universo impone limitaciones a un proyecto cognitivo que depende cada vez más del progreso tecnológico.
3. En las ciencias formales aparecen límites intrínsecos de la racionalidad, como hemos visto en el siglo XX con la demostración del teorema de Gödel y otros teoremas de imposibilidad.
4. Finalmente, la finitud humana se enfrenta con la complejidad de lo real, algo que la razón nunca puede afrontar de manera plenamente satisfactoria.

En el desarrollo de tu disertación puedes ir profundizando en algunos de estos cuatro puntos.
Otro pensador español que también os puede ayudar, por su interés por los límites de la ciencia desde el punto de vista social y ético, es Francisco Fernández Buey, fallecido recientemente. Puedes leer, por ejemplo, uno de sus artículos sobre ciencia y conciencia en Albert Einstein. En uno de sus libros afirmaba algo muy necesario para los tiempos que corren:
"La aspiración a la utopía y su persistencia no guardan relación directa con el optimismo o el pesimismo, que son estados de ánimo, sino que están vinculadas precisamente a este heroísmo del espíritu que nos incita a luchar contra el cansancio y contra la catástrofe".
- Los límites de la razón.
Esta cuestión tiene conexión con el tema de la disertación anterior, pero podemos darle un enfoque diferente. Frente a la idea de Descartes de que siguiendo su método racional "no puede haber algunas (verdades) tan alejadas de nuestro conocimiento que no podamos, finalmente, conocer ni tan ocultas que no podamos llegar a descubrir", en la actualidad, como vimos en la disertación anterior, hay una fuerte conciencia de los límites de la ciencia y la tecnología humanas. Una ciencia y tecnología que en la Edad Moderna tuvo un fuerte impulso con la divulgación de filosofías como el racionalismo y el idealismo cartesiano que estamos estudiando. El optimismo de la razón se extendería al siglo XVIII, el Siglo de las Luces, en el que la razón era la guía que iluminaba el camino del ser humano hacia el progreso, apartando las sombras de la superstición y la ignorancia. El siglo XIX, el "siglo de la ciencia" vendría a confirmar este optimismo cientifista e incluso social. Pero a comienzos del siglo XX, la Europa civilizada y racionalista, que había intentado extender su modelo de razón instrumental a todo el mundo, entraría en una fase de graves conflictos militares  y sociales que condujeron a la "pérdida de la inocencia" respecto a las bondades de este modelo de desarrollo. La creciente conexión entre la investigación científico-tecnológica y la industria militar, el diseño de la bomba atómica, el desconocimiento y desprecio de otras formas de pensamiento diferentes del racionalismo occidental, entre otros, pusieron en cuestión la confianza anterior.
Además, como vimos en clase, la razón moderna se desarrolló en ocasiones en torno a la imagen del hombre blanco, europeo y "civilizado", enviando a los márgenes de lo social y del poder a amplios grupos sociales a los que no se les otorgaba el "pleno uso de la razón" (cuando no se les catalogaba directamente como irracionales). El progreso también ha ido dejando su rastro de sombras, como el Angelus Novus del filósofo Walter Benjamin, que empujado hacia el progreso mira un pasado poblado de ruinas:
- La infancia. A partir de esta época, según han mostrado historiadores como Philippe Àries, la infancia se convierte en un grupo social con características propias, que debe ser protegido y tutelado, pero que también es con ello apartado de la esfera pública (de la calle, de la taberna, del taller), a la vez que se le niegan ciertos derechos del mundo adulto. La escuela se convertirá, especialmente a partir del desarrollo de los sistemas estatales de enseñanza en el siglo XVIII, en su espacio de socialización. Un espacio cada vez más cerrado y excluyente de la vida social y el trabajo.
- Las mujeres. La sociedad burguesa, que se empieza a desarrollar a partir de esta época, hará de la mujer burguesa una ciudadana que encontrará su espacio en el hogar, en el cuidado de la familia, haciéndola un ser dependiente de la autoridad masculina, apartándola también de los espacios públicos de la calle, la taberna o el taller (espacios de socialización masculina, en los que todavía permanecía la mujer obrera, cuyas conductas eran crecientemente descalificadas por los moralistas y las iglesias). Algunos historiadores hablan también de una creciente distancia entre la cultura popular y la cultura burguesa o de las elites.
- Los "salvajes". La expansión colonial europea, que tendrán su culminación durante el siglo XIX hará de los pueblos colonizados, lugares de misión religiosa y civilizatoria. Se intentará arrancar a los colonizados de sus tradiciones y cultura, de sus costumbres "salvajes", y reconducirlos a nuevos espacios ("reservas") en los que  mejor explotar su trabajo y "salvar su alma".
- Los "locos". El loco deja de ser alguien en contacto con lo sagrado e integrado ritualmente en lo social, y es crecientemente asociado a la "peligrosidad social". A partir de esta época, cualquier conducta "desviada", social o moralmente, puede ser relacionada con la locura, y debe ser tratada y corregida por sus especialistas (incluso un hijo o una hija díscola, una madre de conducta libertaria...). El loco es encerrado en el manicomio, donde debe ser tratado, pero en la práctica, donde sólo será en muchas ocasiones forzado y maltratado.
- Las bestias (los animales irracionales). Aunque fuera de la sociedad humana, los animales también serán percibidos desde otra óptica. Ya no serán los númenes animales que se veneraban en la antigüedad, y que incluso en la Edad Media mantienen cierto poder de fascinación. Descartes hablará del animal-máquina, desprovisto de alma. Según Descartes, los animales ni siquiera son capaces de sentir dolor, lo que se debe, supuestamente, a que carecen de alma. De este modo, los animales estarían fuera del alcance de la consideración moral.

En cierto grado, todavía hoy, todos estos grupos sociales excluidos del "pleno uso de la razón" ya desde la Edad Moderna, siguen marginados -en ocasiones con el argumento de su supuesta tutela y protección- de sus "plenos derechos sociales" como individuos. Respecto a los animales, existe en la actualidad un debate abierto sobre si son sujeto de derecho o no, pero lo que sí parece más extendido es el convencimiento de su capacidad de sentir y sufrir.

Es, no obstante, de justicia reconocer que Descartes no excluía la necesidad de abrir nuestra razón a "las costumbres de otros pueblos", cuyo conocimiento permitiría "juzgar cabalmente las nuestras". Como ha señalado Víctor Gómez Pin, "buscar la razón común no equivale a negar la diversidad de las culturas, las lenguas o los individuos, sino, por el contrario, apostar por un fundamento que los legitime en su singularidad, que muestre a ésta como expresión absoluta de lo universal. Para Gómez Pin, "la razón cartesiana sólo es intolerante con el embrutecimiento y la estupidez, intolerancia sustentada en la convicción de que estulticia e inquisición van siempre juntas y que sin la erección de un espacio público en el que tal binomio haya sido desterrado no hay posibilidad real de dignidad en el ámbito privado" 



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