domingo, 1 de febrero de 2015

Carta sobre la tolerancia (John Locke)

      El empirista John Locke fue también el autor de la famosa Carta sobre la tolerancia, que engloba las cartas que John Locke publicó entre los años 1689 y 1690.  Estas cartas ofrecen en buena medida las bases ideológicas esenciales para su teoría política expuesta por las mismas fechas en Dos tratados sobre el gobierno civil. Carta sobre la Tolerancia, desarrolla el concepto de la libertad individual, criticará la intolerancia y la coacción que tanto las sectas religiosas, como el Estado, pueden llevar a cabo en contra del individuo.

En el siglo XVII, la religión sumía al continente europeo en guerras y conflictos continuos. La creciente intolerancia religiosa en todos los reinos del continente estaba sustentada en la progresiva identificación de la religión del monarca con la de sus súbditos. Así, en 1609, Felipe II -en uno de los momentos más trágicos de nuestra historia- expulsaría a los moriscos del reino de España. Una tragedia que afectaría a cerca de 400.000 personas.
      A raíz del triunfo de la reforma protestante en diversas regiones europeas, la persecución se extendería -junto a la de judíos y musulmanes- a nuevos colectivos. En Francia, el rey Luis XIV perseguiría a los protestantes calvinistas (llamados hugonotes). En la Inglaterra de Locke, el rey Carlos I había intentado imponer la liturgia anglicana en Escocia, lo que contribuiría a desencadenar la guerra civil de 1642 a 1646.
      Las tierras del "nuevo mundo", especialmente inglesas y holandesas, se convirtieron en el siglo XVII en tierras de acogida para determinadas  minorías religiosas (cuáqueros, calvinistas...).
En Europa central, mientras tanto, se desarrollaba la Guerra de los Treinta Años, entre los años 1618 y 1648, en la que intervino la mayoría de las grandes potencias europeas de la época. Esta guerra marcará el futuro del conjunto de Europa en los siglos posteriores. Aunque inicialmente se trató de un conflicto religioso entre estados partidarios de la reforma y la contrarreforma dentro del propio Sacro Imperio Romano Germánico, la intervención paulatina de las distintas potencias europeas gradualmente convirtió el conflicto en una guerra general por toda Europa, por razones no necesariamente relacionadas con la religión: búsqueda de una situación de equilibrio político, alcanzar la hegemonía en el escenario europeo, enfrentamiento con una potencia rival, etc.

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