miércoles, 11 de abril de 2012

Críticas a la economía marxista

José Manuel Naredo es un economista crítico, y pionero de la economía ecológica en nuestro país. Y queríamos acercaros a su pensamiento a partir de su análisis de la actual crisis económica (a la que dedicaremos futuras entradas en este blog). Para ello os invitamos a leer dos artículos suyos aparecidos en el recientemente desaperecido diario Público: Sacrificios humanos y Engaños y paradojas de la crisis. Naredo es autor de una obra ya clásica, La economía en evolución (Siglo XXI), y ha colaborado en gran número de iniciativas editoriales que han tratado de difundir el pensamiento crítico, como Cuadernos de Ruedo Ibérico, Archipiélago, o Le Monde Diplomatique. También colaboró en las revistas Cuadernos para el Diálogo y Triunfo. Podéis leer muchos de sus artículos en la página de dialnet.

Naredo dedicó en su ya clásico libro La economía en evolución (Siglo XXI, 2003), un capítulo a "las elaboraciones económicas del marxismo". Señala que, aunque Marx pretendió reforzar su mensaje revolucionario a base de darle fundamentos científicos, es necesario entender las coordenadas ideológicas en las que también se desenvuelve la economía marxista. La pretensión de "apoyarse en factores puramente objetivos e independientes de la voluntad de los hombres" incluye a Marx -según Naredo- en "el largo rosario de pensadores socialistas que se declaran portavoces de una ciencia social objetiva que ponen al servicio de la idea del progreso". Una fe en el progreso que "impuso un nuevo antropocentrismo dominado por la fe en las posibilidades ilimitadas del homo faber" (147). Así, Marx pretendía atacar al sistema capitalista utilizando "el nuevo evangelio científico-progresista"  que este sistema había creado para glorificarse.
Para Naredo, buena parte de las elaboraciones científicas de Marx se realizaron "a partir de conceptos (producción, riqueza, trabajo) configurados por la economía política en beneficio del capitalismo, conceptos que son a veces afinados por Marx pero no reformulados en su raíz" (149). De esta forma, Marx racionaliza la noción de producción -como motor del sistema económico- desde la relación instrumental del ser humano con su entorno, una relación de apropiación y dominio del hombre sobre la naturaleza, y no de colaboración.
Como también vimos en el texto que comentamos en clase de la "Contribución a la crítica de la economía política", para Naredo, "Marx tomó la idea de producción como una abstracción racional capaz de explicar y dar sentido al devenir de las sociedades en la historia... La irrefrenable expansión de las fuerzas productivas, muestra inequívoca de progreso, estaba llamada a romper las relaciones sociales y las instituciones que dificultaban su avance: la oposición entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción que surgía cuando un sistema social alcanzaba un determinado grado de madurez, constituía -según Marx- la contradicción fundamental que impulsaba a su derrumbamiento" (152). El socialismo estaba de esta forma llamado a liberar el desarrollo de las fuerzas productivas que el capitalismo frenaba en su fase de madurez. Según Naredo, "Marx encauzó insensiblemente la crítica al capitalismo dentro de la racionalidad económica que este mismo sistema había creado para glorificarse -la racionalidad de la producción y del consumo- y alimentó la creencia de que el socialismo competiría con ventaja en este mismo terreno" (153). Por otro lado, en Marx y la economía política, el trabajo se supone racionalmente orientado hacia móviles productivistas, como fuente de la riqueza, desvinculándolo de otros contextos, como el mítico-religioso en el que se encuadraba en otras épocas. La desacralización de la naturaleza propia de la civilización occidental corrió paralela a la desacralización del trabajo. Desde el punto de vista de Marx, la historia es contemplada como una lucha permanente del trabajador por acrecentar sus medios de subsistencia, una lucha que sólo con el desarrollo de las fuerzas productivas, con la aparición del trabajo asalariado, permitirá la creación de tiempo libre. Esta mitología de la penuria y el hambre atribuida a las sociedades primitivas desde la ideología dominante en el mundo industrial ha sido desmentida por numerosos trabajos antropológicos (Sahlins, Clastres...).
Naredo concluye afirmando que "si bien Marx y Engels se mostraron, en ocasiones, preocupados por problemas ecológicos o medioambientales, tales preocupaciones no tienen cabida en su visión global de lo económico, y sus formulaciones no aportan el aparato teórico y conceptual que exigiría el análisis de tales problemas" (174). La teoría marxista busca el origen de la riqueza y el valor en el trabajo, haciendo abstracción de la viabilidad física y del impacto que pueda tener sobre el medio en el que se desenvuelve, de la forma en que captan, transforman o degradan los materiales y la energía. Así, no causa extrañeza que también en los países del "socialismo real" hayan aparecido con inusitada fuerza los problemas ambientales. Para Naredo, "en lo económico, el marxismo no fue más que una rama del árbol de la ciencia establecida en este campo por Adam Smith" (524), pues renunció desde el principio a orientar y medir la actividad económica bajo presupuestos diferentes, intentando infructuosamente competir en la misma carrera de producción y del consumo que el capitalismo había trazado, con el desastroso resultado que todos conocemos.
Las elaboraciones científicas de Marx provocarían incluso la admiración reverente de algunos de sus críticos, como en el caso del anarquista Bakunin, aunque éste articulara su mensaje emancipador "sobre la fuerza de ciertas ideas que, como la libertad, la igualdad o la solidaridad, consideraba moralmente buenas, observando que su aplicación dependía directamente de la voluntad de los hombres y no de factores que se encuentren por encima de ellos" (148).

4 comentarios:

  1. En lo referente a la critica de la teoría económica de Marx, ¿no da la sensación de que Marx está todo el tiempo ironizando en El Capital con los mismos cálculos que los propios capitalistas harían en el caso de que aceptaran, cosa que es imposible, el concepto de plusvalía, aunque saben que existe pues ellos mismosllevan a cabo su extracción?
    En lo referente a la ecología, la clase capitalista, de tanto pensar en el valor de cambio, ha comenzado a arruinar el valor de uso de este planeta.
    Un saludo amistoso.

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  2. Me podría pasar la referencia bibliográfica completa del libro del que toma las citas de naredo? Especialmente ésta: Marx encauzó insensiblemente la crítica al capitalismo dentro de la racionalidad económica que este mismo sistema había creado para glorificarse -la racionalidad de la producción y del consumo- y alimentó la creencia de que el socialismo competiría con ventaja en este mismo terreno

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    1. La referencia es J. M. Naredo, La economía en evolución, Siglo XXI, Madrid, 2003, 3 edición. La cita está en la página 153.

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    2. Muchísimas gracias! No puede leer su respuesta hasta ahora, un saludo!

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