sábado, 18 de marzo de 2023

La revolución cosmológica en Descartes

El universo tal como lo concibe Descartes bajo su sistema de vórtices de éter alrededor de soles y planetas. Fuente: wikipedia.


Existen algunas peculiaridades en la concepción del mundo en Descartes, respecto a la teoría copernicana con la que generalmente le asociamos. En los capítulos 8-10 de El Mundo, Descartes presenta la estructura del universo como una sucesión indefinida de sistemas solares-planetarios formados por un conjunto de planetas que giran en torno a un sol o estrella central (y eventualmente algún cometa: los cometas son tierras periféricas que por razones mecánicas pasan de un sistema solar a otro). Esos sistemas están en contacto recíproco, separados por el "firmamento", en forma de torbellinos en equilibrio mutuo (aunque no excluye la posibilidad de que uno de ellos desaparezca destruido por los otros torbellinos que le circundan). El universo no es infinito, pues sólo Dios es infinito; pero nuestra inteligencia no puede concebirlo finito, por lo que hemos de declararlo "indefinido" (quizás un subterfugio para evitar dificultades con la Iglesia católica, que condenó tesis infinitistas como la de Giordano Bruno).

Descartes es heliocentrista (las estrellas están, fijas en el centro de su sistema, aunque rotando sobre sí mismas), pero curiosamente lo hace compatible con la inmovilidad de la Tierra, arrastrada por el torbellino de cielo fluido en torno al Sol. ¿Fue esto una manera de escapar de la condena de la Inquisición, que ya había condenado a Galileo? En el universo cartesiano no existe el vacío (pues identifica la materia con el espacio geométrico), es homogéneo (como muestra el carácter universal de las leyes del movimiento) y mecanicista (pues, lejos del vitalismo animista de Bruno, no existen principios activos internos, sino que toda modificación se produce por el choque mecánico de partículas).

Teoría de los corpúsculos de Descartes
Como señala Miguel Ángel Granada ("La revolución cosmológica: de Copérnico a Descartes", 2000), de cuyo artículo hemos tomado las ideas anteriores, respecto a la materia, ésta "existe en la forma de corpúsculos mínimos o elementales de extensión que Descartes no denomina átomos porque el que sean naturalmente indivisibles no impide que Dios los pueda dividir". Estos corpúsculos son de tres clases, en función de su figura, tamaño y velocidad. El movimiento del universo es conservado por Dios en la misma cantidad en que fue creado al inicio y es gobernado por las leyes del movimiento (de carácter universal).

Tras la muerte de Descartes, su cosmología se vería devaluada tras la crítica newtoniana y leibniziana. En la nueva cosmología iban a entrar los átomos (concebidos como materia impenetrable, además de la extensión espacial), el vacío, los principios activos de la materia y la acción a distancia.

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