viernes, 26 de noviembre de 2021

Lo femenino en Platón

 

    Amalia González Suárez señala en su tesis "Lo femenino en Platón" (UCM, 2002) que Sócrates, en los diálogos de Platón, "sólo aprende de los varones de su ciudad, nunca de las mujeres, excepción hecha de Aspasia, acerca de cuya retórica ironiza en el Menéxeno utilizando como imágenes de su labor actividades tradicionalmente femeninas, actividades calificadas de mera rutina, destinadas únicamente a proporcionar placer, como es el caso de la cosmética y de la cocina, introduciendo la molicie en el Estado". No obstante, Diotima, la figura femenina del Banquete, "es una imagen de Sócrates, debido a que realiza con éste la misma tarea que el verdadero maestro con sus discípulos: el diálogo, que en este caso le descubre la verdadera naturaleza del Eros". 

    En la alegoría de la caverna (República, VII), ésta ha sido interpretada de formas distintas, conectándola, por ejemplo, con el recuerdo de las grutas divinas que habían sido la sede de las revelaciones a grandes videntes (como Pitágoras). Pero también podría pensarse que podría ejercer como imagen del hogar, "pues la descripción que hace Sócrates-Platón de la vivienda subterránea no difiere mucho de la mayoría de las viviendas de Atenas".  En su mayoría, las casas de Atenas eran muy modestas, a veces excavadas en la roca o adosadas a las paredes de la roca viva. No tenían ventanas o, cuando las había, eran simples tragaluces que se tapaban cuando hacía mal tiempo. Tanto la caverna como el hogar serían reinos de la "falta de educación". Para alcanzar la educación son necesarias, o bien las relaciones amistosas establecidas en los espacios públicos -similares a las de Sócrates y sus discípulos-, o bien una educación estatal programada desde la infancia (como describe la República). El hogar puede ser un lugar de diálogo para los varones si se desarrolla al margen de los miembros y las relaciones familiares, como es el caso del Banquete. "Para Platón el oikos, en cuanto propiedad privada que delimita lo mío de lo tuyo, impide que el Estado sea uno y, por tanto, que sea justo. De ahí que en el estado perfecto no deban existir hogares para los verdaderamente sabios, para aquellos cuya sabiduría hace sabia a la ciudad". Sólo los artesanos, aquellos cuya sabiduría es una mera habilidad particular, disponen del hogar como algo propio, junto a mujer y niños. En el símil, los paseantes de la caverna pueden ser asociados a las mujeres en el hogar, narrando mitos a la primera infancia, incapaces de salir al espacio público. El fuego del interior de la caverna podría ser asociado con el fuego del hogar, "fuego que en la caverna estaba cerca de la entrada, y era habitual que se encendiese -por problemas de ventilación- en el exterior de la vivienda y, si el tiempo lo permitía, se cocinaba allí". "El hogar es el lugar donde se mueven, donde realizan sus tareas las mujeres, mientras que para los varones es de sujeción, como los amarrados a la caverna, porque su lugar está fuera".

    La eliminación de la propiedad privada en la República elimina "la acción incontrolada de las mujeres desde el ámbito (doméstico) del oikos, ámbito que se escapa a la reglamentación. Que permaneciesen en hogares comunes sin recibir instrucción sería una grave amenaza para el Estado, quizás Platón tuviese presente las comedias de Aristófanes, Lisístrata y Asambleístas, que tematizaban la fuerza política de las mujeres cuando decidían formar alianzas. (...) El hogar aparta de la sabiduría, por ello los verdaderos gobernantes han de vivir en hogares comunes y tener mujeres e hijos en común. Estas mujeres han de tener la misma educación que los varones y pueden ejercer las mismas funciones que éstos en las tareas de guarda del Estado". Quizás, señala Amalia González, Platón "quiso evitar las situaciones límite parodiadas por Aristófanes: la imposición de lo privado sobre lo público. De ahí que el problema quedaría solventado eliminando el hogar para las clases dirigentes".  

    En otros diálogos, como en el Fedro, "la virtud y la sabiduría se dicen exclusivamente de los varones, de quienes aman a varón, de ellas están excluidas tanto las mujeres como los varones que se dirigen a mujeres". En la teoría de la reencarnación platónica, el cuerpo de las mujeres no es merecedor de recibir un alma proveniente directamente del otro mundo, "el alma de las mujeres tendrían como finalidad llegar a hacerse merecedora de morar en cuerpo de varón". En el Timeo, las almas de los peores dan a luz a las mujeres. También en el Timeo, Platón define la materia a través de las imágenes de madre, nodriza, receptáculo, y para ilustrar la constitución del universo físico hace uso de la imagen de la familia: la materia es como la madre, las formas como el padre y el devenir como el hijo.  La polaridad mundo ideal/materia, por una parte, y varón/mujer por la otra, se reflejan en el orden armonioso y geométrico de la primera frente al caos, al movimiento continuo de la materia. "Esta materia que es una idea muy difícil de entender, pues ni es sensible, ni tiene el orden de las Ideas, es Una sin otros, no tiene partes, no se relaciona. Su movimiento caótico no la conduce a sucesivos cambios, sino que su cambio es idénticamente cambiante e idénticamente diferente". Platón utiliza así la imagen de la madre para ilustrar su concepción de la materia, "ambas son el receptáculo de lo que llegará a ser, sin llegar a ser ellas mismas". 

Para saber más:

- "¿Platón feminista?", Ctxt, 01/04/2021. https://ctxt.es/es/20210401/Politica/35615/Platon-filosofia-feminismo-cuerpos-pensamiento-Francisco-Caballero-Maite-Larrauri.htm

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