lunes, 2 de noviembre de 2020

¿Por qué critica Platón a los poetas en "La República"? Oralidad y escritura.

"En el décimo y último libro de "La república", Platón pretende demostrar que el artista, sin hacer diferencias entre poeta y pintor, genera una versión de la experiencia dos veces apartada de la realidad; que su obra es frívola, cuando no peligrosa, tanto para la ciencia como para la moral; que los grandes poetas griegos, empezando por Homero y terminando por Eurípides, han de ser excluidos del sistema educativo de Grecia. Y tan extraordinaria tesis se expone con gran apasionamiento".
              Eric A. Havelock, Prefacio a Platón, Visor, 1994.
 
Ya en los libros II y III de la República la poesía aparecía para someterse a censura de fondo y estilo; luego en el libro V, su influencia aparece como opositora de la filosofía. 
 
 Según Eric A. Havelock, esta crítica de Platón hay que situarla en el contexto del modelo educativo que él mismo trata de establecer. La crítica platónica a la poesía debe entenderse desde el importante papel que la ésta ejercía en la educación griega. 
"Platón trataba la poesía como si ésta fuese una especie de biblioteca referencial, o un enorme tratado de ética, política y estrategia militar, porque tenía en mente su función inmemorial en las culturas orales, dando así testimonio de que ésta seguía siendo la función de la poesía dentro de la sociedad griega de su tiempo. Por encima de cualquier otra cosa, la poesía es una herramienta didáctica que sirve para transmitir la tradición... Las prédicas de Platón van contra una costumbre secular, contra el hábito de memorizar la experiencia mediante palabras rítmicas. Platón está pidiendo al hombre que examine esa experiencia y que la reorganice, que piense lo que dice, en lugar de limitarse a decirlo; y que se distancie de ello, en lugar de identificarse; el hombre ha de alzarse en "sujeto" aparte del "objeto", reconsiderando, analizando y evaluando éste, en lugar de limitarse a "imitarlo"".

    La República constituye un ataque contra el sistema educativo griego (y el papel de la poesía en él). En la República, Platón se refiere a la poesía como si en la práctica ésta disfrutase de monopolio total en lo tocante a la formación de los ciudadanos, en el contexto de una cultura oral:

"La única tecnología verbal capaz de garantizar la conservación y la estabilidad de lo transmitido consistía en la palabra rítmica hábilmente organizada según modelos métricos y verbales lo suficientemente únicos como para retener la forma".

   Este modo de revivir la experiencia en la memoria, en lugar de analizarla y comprenderla, es para Platón "el enemigo":

"Platón está pidiendo al hombre que examine esa experiencia y la reorganice, que piense lo que dice, en lugar de limitarse a decirlo; y que se distancie de ello, en lugar de identificarse: el hombre ha de alzarse en "sujeto" aparte del "objeto", reconsiderando, analizando y evaluando éste, en lugar de limitarse a "imitarlo"".

     En Platón, la poesía aparece como si poseyera el monopolio de la enseñanza de la época; la obra de Homero y de los trágicos se tratan no en cuanto arte, sino como si constituyera una vasta enciclopedia informativa. Platón propone erradicar la poesía de la enseñanza superior, obsesionándose con frecuencia por la reacción experimentada por el público en su descripción del impacto emotivo de la poesía. 

    Según Havelock, existe una conexión entre el desplazamiento de la tradición oral memorizada y el descubrimiento de una psyche autónoma, que puede distanciarse de la tradición para someterla a examen, al intelecto (como refleja la exhortación socrática a conocerse a sí mismo). 

    Esto se reflejaría, por ejemplo, en la distinción, en el símil de la caverna, entre la experiencia propia del hombre medio y el conocimiento de las Formas. Por ello, la matemática, como ejemplo de acto mental que no consiste en recordar y repetir, sino en resolver un problema, sería el equivalente de la dialéctica elemental de Sócrates. "Queda proclamado el aprendizaje de un nuevo hábito mental, el del pensamiento conceptual puesto en abstracciones extratemporales...     La mente debe aprender a adentrarse en una nueva condición sintáctica: la sintaxis de la matemática, en lugar de la sintaxis del relato". El lenguaje abstracto reemplaza al lenguaje concreto de la memoria oral: "El carácter de la abstracción queda formulado como acto de aislamiento, por el que se segrega el "ser en sí" de su contexto narrativo, donde solo se nos habla del "ser" mediante ejemplos o personificaciones".

Havelock sostiene que gran parte de la "gloriosa Grecia" había evolucionado en una cultura oral; la escritura había tenido menos influencia en su invención que en su preservación. Otros autores, como R. Thomas (1989) han cuestionado la idea de que lo oral sea lo contrario de lo letrado, sosteniendo que la escritura fue menos decisiva en los logros de los griegos de lo que habitualmente se supone. Señala, en este sentido, que "muchos de los primeros filósofos griegos, incluyendo a Platón, desconfiaban de la escritura, y que la argumentación oral y el testimonio eran más confiables que las formas escritas" (Olson, El mundo sobre papel, Gedisa, 1998). Otros autores, como Lloyd (1990) también han rechazado la idea de que la escritura había causado de algún modo la revolución griega del pensamiento, aunque puede haber aumentado la disponibilidad de ciertos argumentos y servido como archivo. El escepticismo griego (el origen de conceptos como prueba, evidencia, investigación o metáfora), ya se había desarrollado en el foro público, mediante la argumentación oral ante una audiencia imparcial. Olson defiende que la escritura y el aumento de la alfabetización han sido importantes en el desarrollo de la tradición escéptica y científica, pero también por la evolución de las maneras de leer los textos y una nueva manera actividad respecto de la lengua favorecida por la lectura, la interpretación y la lectura de esos textos.

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