jueves, 19 de marzo de 2020

La relación mente-cuerpo en Descartes: la glándula pineal.


"René Descartes (1596-1650) fue un gran matemático, un imaginativo físico y un mediocre biólogo. Consideraba que el cuerpo y el alma son cosas completamente distintas e independientes. El alma es puropensamiento (res cogitans), mientras el cuerpo es pura extensión (res extensa).
Influido por los estudios de William Harvey (1578-1657) sobre la circulación de la sangre, Descartes trató de desarrollar una fisiología hidráulica, presentando el cuerpo humano como máquina y su funcionamiento como puramente mecánico. Todos los movimientos del cuerpo estarían determinados por el movimiento de unos líquidos que él llamaba «espíritus animales», y que producirían todos los fenómenos fisiológicos, desde la digestión hasta los movimientos reflejos. 
El alma, a su vez, podía controlar los movimientos corporales actuando sobre ese líquido en la glándula pineal. La mente o alma –según Descartes– era una entidad no extensa. ¿Cómo podía mover, por ejemplo, una pierna? El alma movía la glándula pineal, que era una especie de músculo, que a su vez ponía en movimiento la pierna. En Les passions de l ́âme, Descartes expone cómo la sangre, al dilatarse en el corazón, produce unos fluidos muy tenues, los espíritus animales, sometidos a las leyes de la hidrodinámica. Estos fluidos se quedan atrapados en los poros del cerebro, desde donde, a través de los nervios, llegan a los músculos, cuyas contracciones producen. Antes de salir del cerebro pasan por la glándula pineal, donde el alma interacciona con ellos.


Según Descartes, la mente o alma no está en el cuerpo ni depende de él, pero interacciona con él a través de la glándula pineal. ¿Por qué eligió Descartes la glándula pineal? Galeno había pensado que era como una válvula que servía para regular el flujo del pensamiento desde el cerebro. Descartes creía que la glándula pineal era un órgano que solo se encontraba en los humanes, y no en los otros animales. Por ello, los otros animales, desprovistos de glándula pineal, carecerían de mente y de alma, serían meras máquinas. Sin embargo, unas décadas más tarde Nicolaus Steno (1638-1686) descubrió la glándula pineal en otros animales. Este descubrimiento, que arruinaba uno de los pilares de la filosofía cartesiana, resultaba embarazoso para Steno, que se consideraba cartesiano. Ahora sabemos que casi todos los vertebrados tienen glándula pineal, e incluso que en algunos reptiles está bastante más desarrollada que en nosotros. 
Según Descartes, la glándula pineal es el lugar imposible donde un alma etérea interacciona con un cuerpo burdamente mecánico, moviendo los espíritus animales. De hecho, la glándula pineal o epífisis es una glándula endocrina periforme, deltamaño de un guisante, situada en medio del encéfalo, detrás del tálamo y encima de los tubérculos cuadrigéminos superiores; forma parte del diencéfalo o cerebro intermedio. (Obviamente, no hay que confundir la glándula pineal o epífisis con la glándula pituitaria o hipófisis, que es la glándula maestra del cerebro y está situada más abajo.) La glándula pineal es, en los mamíferos, un órgano secretor de melatonina, evolucionado a partir de un órgano fotorreceptor más antiguo, un tercer ojo dorsal o epifisial, presente en anfibios y reptiles, que no forma imágenes, sino que se limita a captar la intensidad de luz. La glándula pineal, bajo el influjo de la formación reticular, regula el ciclo del sueño y la vigilia, secretando melatonina cuando cunde la oscuridad, lo que induce el sueño. Ahora la melatonina se sintetiza también en los laboratorios, y se vende en píldoras, que adelantan el ritmo del sueño y la vigilia tras los vuelos intercontinentales, ayudando a combatir el jet-lag. 
Descartes trataba de alcanzar un compromiso entre sus ideas científicas mecanicistas, que desarrollaba con audacia, y su cristianismo voluntarista en cuanto a Dios y al hombre, con el que cubría prudentemente sus espaldas y evitaba el destino de Galileo. Los fenómenos biológicos serían incluidos en el dominio de la física, pero no la mente humana. Ya no habría diferencia entre lo animado y lo inanimado, sino entre lo material y lo espiritual. Atribuir un alma inmortal a todos los animales o concebir a los humanes como meros autómatas sin alma, eran alternativas prohibidas por la Iglesia. Descartes solucionó el dilema introduciendo lo que Gilbert Ryle llamó el mito del fantasma en la máquina, la extravagante doctrina dualista según la cual el alma humana sería simple, inmortal y puro pensamiento, mientras el resto de los animales y el mismo cuerpo humano serían máquinas hidrodinámicas".
Jesús Mosterín, “La incorrecta descripción de lo que somos”, Thémata. Revista de Filosofía, n.º 39, 2007.

No hay comentarios:

Publicar un comentario