miércoles, 28 de octubre de 2015

Pierre Bourdieu: una crítica sociológica al mito de la caverna.

  Según el sociólogo francés Pierre Bourdieu (Meditaciones pascalianas, Anagrama, 1999), el mito de la caverna sería "un ejemplo del sistema de defensa que la tradición filosófica ha erigido contra la toma de conciencia de la ilusión escolástica". Este mito, con el que muchas veces comenzamos a entrar en el campo filosófico, como relato fundador de lo que supone la tarea filosófica (como desvelamiento de sombras, prejuicios e ignorancia de lo común), supone -según Bourdieu- entrar en la "ilusión" que propone "dejar en suspenso algunos presupuestos del sentido común y una adhesión para-dójica a un conjunto más o menos radicalmente nuevo de presupuestos" (el acceso al mundo inteligible). El mito de la caverna intenta mostrar la distinción entre el mundo corriente (caverna) y el mundo docto (exterior); la caverna representa la "ideología profesional del pensador profesional", alejado del mundo de la existencia cotidiana. La ruptura epistemológica que supone la salida de la caverna supone también, según Bourdieu, "una ruptura social que, sobre todo cuando permanece ignorada, puede inspirar una forma de desprecio del iniciado por el conocimiento común, tratado como un obstáculo que hay que destruir y no como un objeto que hay que comprender". Como afirma Bourdieu en otro lugar, "El listillo, ensimismado en el placer de desmitificar y denunciar, ignora que aquellos a los que cree desengañar, o desenmascarar, conocen y rechazan a la vez la verdad que pretende revelarles".
(...) Llegado el caso de no tener más remedio que afiliarme, me diría más bien pascaliano: pensaba, en concreto, en lo que se refiere al poder simbólico, aspecto en el que la afinidad es más aparente, y en otros aspectos de la obra, menos evidentes, como la renuncia a la ambición de establecer principios. Pero, más que nada, siempre habría agradecido a Pascal, tal y como yo lo entendía, su solicitud, desprovista de cualquier ingenuidad populista, por el "común de los hombres" y las "opiniones sanas del pueblo"; y también su propósito, indisociable de ella, de indagar siempre "la razón de los efectos", la razón de ser de los comportamientos humanos aparentemente más inconsecuentes o más irrisorios -como "pasarse el día corriendo tras una liebre"- en vez de indignarse por ello o burlarse, como hacen los "listillos", siempre dispuestos a "hacerse los filósofos" o a tratar de asombra con sus asombros fuera de lo común a propósito de la vanidad de las opiniones de sentido común.
(Bourdieu, Meditaciones Pascalianas, p. 25)
Bourdieu señala que la tradición filosófica es inculcada a través de autores y textos canónicos sutilmente jerarquizados que proporcionan al pensamiento los referentes por los que debe guiarse; "problemas fruto de debates nacidos en un momento histórico y perennizados por la reproducción escolar; grandes oposiciones recurrentes, a menudo condensadas en pares de términos antitéticos, en los que hay quien ha querido ver, recurriendo al adecuado estilo grandilocuente, "las oposiciones binarias de la metafísica occidental", y que remiten, más trivialmente, a la estructura dualista según la cual el campo filosófico, como cualquier otro, tiende a organizarse (...); conceptos que, pese a su aparente universalidad, son siempre indisociables de un campo semántico situado y fechado y, a través de él, de un campo de luchas a menudo limitado, a su vez, a las fronteras de una lengua y una nación; teorías más o menos mutiladas y fosilizadas por la rutina de una transmisión escolar que las eterniza al precio de sacarlas de un contexto histórico y real, etcétera".

Bourdieu también advierte contra la tergiversación de la lectura que se convierte en su propio fin y "se interesa por los textos, así como por las teorías, los métodos o los conceptos que vehiculan, no para hacer algo con ellos, es decir, para hacerlos entrar, como instrumentos útiles y perfectibles, en un uso práctico, sino para glosarlos, relacionándolos con otros textos (...). Así, con esa lectura se esfuma lo esencial, es decir, no sólo los problemas que los conceptos propuestos trataban de señalar y resolver (...), sino también el espacio de los posibles teóricos y metodológicos que ha facilitado que esos problemas puedan ser planteados en ese momento preciso y en esos términos (...), espacio que es imprescindible reconstruir mediante una labor histórica, en particular porque puede que haya sido transformado por las nuevas soluciones que los textos sometidos a la crítica han aportado a esos problemas".

Cuestiones:
- ¿Por qué Bourdieu se declara más pascaliano que platónico?
- ¿Cuál es la crítica que Bourdieu hace al mito de la caverna como mito fundador o iniciador del saber filosófico frente al saber de lo común, de la existencia corriente?

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