jueves, 2 de enero de 2014

El temperamento filosófico de Descartes

Estamos leyendo la segunda parte del Discurso del Método, y empezamos a ver las reglas del método cartesiano. Como ejemplo de la importancia de este nuevo camino ("methodos") para la ciencia, os dejo algunas reflexiones del filósofo Peter Solterdijk (Temperamentos filosóficos, Siruela, 2010):

"Con su concepto de método, Descartes dio a conocer a todo el mundo su rechazo al lastre dogmático de las universidades aristotélicas. De manera elegante y antiautoritaria, la reflexión cartesiana rechazaba los derechos de la tradición y sus catedráticos: quien posee la energía para comenzar de nuevo no debe mantener ningún diálogo más con los difuntos; quien abre esta nueva página está exento del diálogo con la historia. Con semejante mentalidad, este nuevo filósofo ya no encontraba ningún gusto en los torneos argumentativos de una cultura impotente y autorreferencial producida en la Sorbona (...) Con la palabra "método", Descartes abrió de par en par las ventanas al presente, y se demostró que aquélla fue una época en la que la capacidad humana fortalecida exigía ser asentada sobre un nuevo fundamento lógico y moral".
"Como creador del mito analítico, Descartes creó, por decirlo así, la metafísica de la ingeniería mecánica, comenzando a descomponer todo lo existente en sencillas partículas mínimas y tratando de dar con las reglas que rigen sus composiciones. Al obligar por completo al pensamiento a nn ir y venir entre el análisis y la síntesis, convirtió a la razón misma en ingeniera y le sustrajo la vieja musa contemplativa que hasta entonces la había poseído. Ahora, los pensamientos pasan a ser formas interiorizadas del trabajo, y la propia vida del espíritu es colocada en la vía de la producción de cosas útiles. No obstante, sería equivocado creer que la convicción mecanicista fundamental de Descartes tuvo que llevar por fuerza a una ruptura con la tradición teológica". 
No obstante, en este nuevo comienzo metódico del pensamiento científico Dios seguirá ocupando el fundamento de todos los fundamentos. Aunque algunos autores consideran que el dios de los racionalistas se parecería más al orden matemático, a una simple ecuación o ley física, que al dios de las grandes religiones. Dios sería simplemente el garante de que las leyes de nuestra razón son también las que rigen el Universo, que nuestra razón no se equivoca cuando cree conocer con evidencia.

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