El 6 de abril de aquel 1962 siete mineros del Pozo San Nicolás, conocidos como "los siete de Nicolasa", decidieron elevar su reclamación de un mejor salario negándose a entrar en la mina. Su despido provocó inmediatamente una cadena de solidaridad tal, que la huelga se fue extendiendo como una mancha de aceite, primero por toda la cuenca del río Caudal, luego por la del río Nalón, más tarde alcanzó a la mina de La Camocha en Gijón, y poco a poco, se fueron sumando metalúrgicos, talleres y factorías industriales. Dos meses después se calcula que eran 300.000 trabajadores por toda España los que retaron a la dictadura.
Los efectos de la huelga fueron muy importantes para el futuro. El movimiento obrero activó a toda la oposición democrática al franquismo, que se reunió en Münich y la represión de la dictadura puso en evidencia que el régimen dictatorial seguía siendo no homologable en Europa. La victoria que obtuvieron los mineros con su huelga alumbró una filosofía basada en socavar el Sindicato Vertical desde dentro y en la constitución de comisiones de obreros que, poco después, originaría el nacimiento de un nuevo sindicato, Comisiones Obreras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario