sábado, 30 de octubre de 2021

Contra el peligro escolástico en la lectura y comentario de textos filosóficos. José Luis Moreno Pestaña.

   
En el libro "Foucault, la gauche et la politique" (Textuel, 2010), José Luis Moreno Pestaña advierte del "peligro escolástico", la necesidad de articular los contextos con los discursos: cuando se olvida que cada discurso difunde una buena parte del contexto social y de la historia intelectual en la que surgió -"por ejemplo en los manuales de filosofía, donde las ideas son engendradas por otras ideas y dónde comúnmente todo conflicto interno desaparece"- un cierto número de cuestiones decisivas desaparecen. "Escolástico es toda exposición de la filosofía recibida sin comprender el cuadro cultural, el espacio social o el tiempo histórico de su producción". También advierte este autor de la necesidad de "evitar la idolatría del gran intelectual", el culto a la personalidad, convirtiendo el análisis intelectual "en una versión laica de la vida de los santos".

    Así, Moreno Pestaña analiza -en su contexto intelectual, social y político- las posiciones políticas ocupadas por Foucault a lo largo de su carrera, algunas de ellas polémicas, como su análisis del neoliberalismo que se empezaba a desplegar en los años 70. Pero, como también señala Moreno Pestaña, "Foucault ha elevado nuestro nivel político y, si no es por las soluciones que propuso, sí ha ampliado nuestro repertorio de análisis sobre el campo de la significación del poder y la manera de pensar la emancipación". Es importante, en este sentido, estudiar las consideraciones de Foucault sobre las condiciones de la paresia -el hablar sincero y libre- en la democracia ateniense. La paresia suponía cuatro condiciones: "la igualdad formal, que permite a cada individuo libre exponer su opinión; la aptitud de cada orador para persuadir a los demás; la exigencia de decir la verdad, no utilizar sus derechos formales y su influencia para manipular con falsas informaciones; y el valor moral de aceptar el conflicto en la democracia. El análisis de Foucault sobre la democracia subraya el hecho de que la igualdad formal no produce la igualdad real, porque los privilegios se distribuyen según otros principios. Nos enseña igualmente que el compromiso con la verdad -una verdad aproximada, imperfecta pero razonable- es una condición necesaria para la comunicación democrática" y que, sin este compromiso y este valor moral, no puede existir posición política que merezca tal consideración.

     Así, hay cuestiones políticas importantes que podemos intentar responder con Foucault: "¿Cuáles son las condiciones de acceso al prestigio de un individuo dado en relación con sus recursos económicos o culturales? ¿Es fácil acceder a la información desde las diferentes posiciones del espectro social? ¿Quién es digno de ser considerado miembro de una asamblea democrática y así quedar integrado en la igualdad formal: los miembros del Estado-nación, los habitantes del planeta o, como diría Bertolt Brecht, también "los que vendrán después de nosotros"? ¿Por qué no, como diría Walter Benjamin, intentar escuchar la voz de las víctimas del pasado?". Cuestiones todas éstas que debemos proponer "con Foucault, pero yendo más lejos y más allá de él, y, en ciertas ocasiones, contra él".

    Por último, en el campo de la filosofía, destacar que Foucault ha permitido romper sus fronteras, abrirla a cuestiones "no filosóficas" (la locura, la sexualidad, la prisión...), cuestionando la visión institucionalizada de una disciplina que parece en ocasiones no interesarse por su exterior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario