lunes, 2 de mayo de 2016

Actualidad de Ortega y Gasset

Para la actualidad de Ortega y Gasset, y aunque ya han pasado bastantes años, todavía sigue siendo interesante la encuesta que en 1965 planteó la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico a un grupo de intelectuales de la época: Pedro Altares, José Aumente, José María Castellet, Carlos Castilla del Pino, Francisco Fernández-Santos, Alfonso Sastre, Jorge Semprún. Cuando se cumplía el décimo aniversario de la muerte de Ortega, y en una universidad agitada por fuertes protestas contra la dictadura, la posición de los jóvenes universitarios frente al legado de Ortega era mucho más distante que en 1956, el año de su muerte, cuando el homenaje que los estudiantes madrileños organizaron a su memoria pareció convertirse en un elemento movilizador.
En el cuestionario de Cuadernos de Ruedo Ibérico se planteaban las siguientes cuestiones:
A los diez años de la muerte de Ortega y Gasset, quizá exista ya una perspectiva mínima para tratar de establecer un balance crítico de su obra y de su acción político-cultural. Es evidente que el pensador madrileño ha significado mucho en la cultura y la vida españolas del siglo XX. ¿Le parece el balance de su acción cultural y política más positivo que negativo, o al contrario? ¿Qué significa Ortega en relación con la cultura y la sociedad españolas de la primera mitad del siglo?
En este primer decenio después de la muerte de Ortega, se ha producido en España, particularmente entre los jóvenes, una fuerte reacción antiorteguiana. ¿Qué circunstancias culturales y políticas explican esa reacción? ¿Es Ortega, como estiman muchos jóvenes, un pensador esencialmente antidemocrático, a contrapelo de las tendencias fundamentales del mundo moderno? ¿En qué puede Ortega ser aún maestro de una juventud española que, en su sector más inquieto y responsable, se orienta decididamente hacia el socialismo, el marxismo y, en general, el pensamiento democrático y revolucionario? ¿No es Ortega un pensador conservador que la derecha española, anticuada y oscurantista, no ha sabido aprovechar plenamente?
¿Qué piensa del orteguismo como escuela, o como escolástica? ¿Qué puesto le cabe en la filosofía española que hoy se hace?

En ese contexto se puede entender la parodia de Ortega que aparece en la famosa novela Tiempo de silencio (1961), de Luis Martín-Santos, que hace referencia a una de las conferencias, organizadas por el Instituto de Humanidades, que el filósofo dio en el cine Barceló, ante la gran asistencia de público, en otoño de 1949. Al parecer, precisamente en la tercera conferencia de ese año, Ortega se valió en su discurso del famoso símil de la manzana. En su descripción, Martín-Santos describe con sarcasmo a un conferenciante vacuo y a un público frívolo y diletante:
Los dos amigos -incluidos en la esfera intermedia- tenían a su derecha a un exseminarista con chaqueta negra pintacaspiana típica de exclaustrado y a su izquierda una elegante de la très haute. Por delante, por detrás, por los lados estaban rodeados de señoras de la misma extracción y poetas de varios sexos...
Pero ya el gran Maestro aparecía y el universo-mundo completaba la perfección de sus esferas. Perseguidos por los siseos de los bien-indignados respetuosos, los últimos petimetres se deslizaron en sus localidades extinguida la salva receptora. Los círculos del purgatorio (que como tal podemos designar a las localidades baratas, sólo en apariencia más altas que el escenario) recibieron su carga de almas rezagadas y solemne, hierático, consciente de sí mismo, dispuesto a bajarse hasta el nivel necesario, envuelto en la suma gracia, con ochenta años de idealismo europeo a sus espaldas, dotado de una metafísica original, dotado de simpatías en el gran mundo, dotado de una gran cabeza, amante de la vida, retórico, inventor de un nuevo estilo de metáfora, catador de la historia, reverenciado en las universidades alemanas de provincia, oráculo, periodista, ensayista, hablista, el-que-lo-había-dicho-ya-antes-que-Heidegger, comenzó a hablar, haciéndolo poco más o menos de este modo:
"Señoras (pausa), señores (pausa), esto (pausa), que yo tengo en mi mano (pausa) es una manzana (gran pausa). Ustedes (pausa) la están viendo (gran pausa). Pero (pausa) la ven (pausa) desde ahí, desde donde están ustedes (gran pausa). Yo (gran pausa) veo la misma manzana (pausa) pero desde aquí, desde donde estoy yo (pausa muy larga). La manzana que ven ustedes (pausa) es distinta (pausa), muy distinta (pausa) de la manzana que yo veo (pausa). Sin embargo (pausa), es la misma manzana (sensación)."
Apenas repuesto su público del efecto de la revelación, condescendiente, siguió hablando con pausa para suministrar la clave del enigma:
"Lo que ocurre (pausa), es que ustedes y yo (gran pausa), lo vemos con distinta perspectiva (tableau)".
En otro fragmento, Martín-Santos se valió del cuadro Escena de brujas de Francisco de Goya para deslizar referencias al "gran matón de la metafísica". En el cuadro, "el Buco de Goya diserta complacido, rodeado de espantosas mujeres que aúpan fetos o hijos demedrados" (J. L. Suárez, Guía de lectura, Alhambra, 1989). Ortega aparece como un teorizador de espaldas a las miserias de España, pero envanecido por la actitud reverencial del público femenino que asiste a su conferencia:
"Todo esto conoces, buco, con penetración muy seria y entonces indicas como triaca magna y terapéutica que a la gran Germania nutricia, Harzhessen de brujas y de bucos hay que fenomenológicamente incorporar. Y tus Carolinas espirituales serán nuestras prisiones temporales. Pero eres bueno; por eso alzas tu pezuña izquierda un poco más alta que la derecha. Por eso te vistes con ese disfraz que no es tuyo, pero que divierte a los que admirativamente te contemplan. Por eso te haces "aficionado" y aficionas a la gente bien tiernamente a la filosofía, como chico de la blusa tan espontáneo, tan grácil, tan sublime estilo, con tan adornada pluma, con la certera metáfora desveladora que te perdonarán los niños muertos que no dijeras de qué estaban muriendo... Pero las cosas son como son, vuelto sobre sí mismo el pueblo ignoraba al filósofo y la profusión de lujosos automóviles a la puerta de un cine de baja estofa, sólo le hacía experimentar las nuevas dificultades para el cruce de la calzada y no extraía de ella ninguna valoración eficaz del momento histórico".
Con motivo de la publicación de la biografía sobre Ortega escrita por Jordi Gracia (Taurus, 2014), han aparecido numerosos artículos en la prensa en torno a la figura y actualidad de Ortega. Os dejo un enlace a algunos de estos artículos publicados en el diario El País (escritos por autores como Javier Cercas, Mario Vargas Llosa, Rafael Sánchez Ferlosio...), que os pueden dar una idea de la todavía compleja recepción actual en España de la obra orteguiana.

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