Desde la Facultad de Teología de la Universidad de Lovaina se planteaban quejas sobre la lentitud de la Universidad para condenar las enseñanzas cartesianas. Esta Facultad envío un decreto a la congregación del Santo Oficio que inició el proceso verbal. Los dos censores nombrados para el proceso fueron Giovanni Agostino y Stefano Spinula, que someten a revisión las Meditationes metafísicas, el Discurso del Método, los Principios de Filosofía y las Pasiones del alma. El miércoles 10 de octubre de 1663, la Congregación del Santo Oficio, reunido en Roma, en presencia de cuatro cardenales, presenta la lectura de los dos censores sobre los libros de René Descartes. En dicha reunión se decidió condenar las cuatro obras bajo reserva de correcciones y transmite la sentencia de la Congregación del Índice, que extiende el 20 de noviembre la prohibición a otros escritos de Descartes. Esta condenación, de tercera clase, el grado más bajo de las condenaciones, no se extendía a toda la obra y significaba que la doctrina cartesiana podía ser enseñada, siempre que se corrigieran por el enseñante las tesis peligrosas contenidas.
Entre las tesis cartesianas criticadas por los censores estaba, según Spinula, el intento de Descartes de explicar el estado actual del mundo sin recurrir a la sustancia primera, en el mecanicismo de las pasiones y la posibilidad de conseguir un control absoluto de la razón sobre ellas. Tartaglia, por su parte, denuncia dos aspectos problemáticos: la libertad, singularmente la crítica cartesiana de la libertad de indiferencia, y su doctrina física de la eucaristía. Además cuestiona el concepto cartesiano de evidencia desde cuatro aspectos: la evidencia de la existencia de Dios, la sumisión de la evidencia de la verdad a la evidencia de la existencia de Dios, la fe divina y la evidencia problemática del cogito.
En tiempos de Descartes las controversias teológicas planteaban una serie de grandes cuestiones filosóficas: natural y sobrenatural, gracia y libertad, carácter figurado y real del sacramento, creación o eternidad del mundo. Estas controversias se alejaban en ocasiones del texto (las Escrituras) para recurrir al juicio natural, a los argumentos de tipo lógico-gramatical. El cartesianismo enfrentó a esos debate a la prueba del nuevo método y de sus resultados en física. ¿Era posible edificar un corpus teológico a partir del cogito? La época moderna parecía proponer una antropología como previa a toda teología.
Uno de los puntos esenciales de estas controversias teológicas fue el dogma de la Transustanciación, consecuencia necesaria de la fe en la "presencia real" divina en la eucaristía, de la que se cuestionaría el aspecto sacrificial y el misterio. ¿Iba la nueva filosofía, sospechosa de ateísmo, a desmentir el dogma de la Transustanciación? "Mientras que Descartes intenta, públicamente al menos, respetar el dogma, sus discípulos darán a la explicación física el espacio que conviene a su nueva dignidad". La Eucaristía se colocó en el centro del esfuerzo religioso católico por detener los progresos de la Reforma. Y Descartes pretendió una explicación del misterio, del modo de la presencia de Cristo en la Eucaristía, por los principios de la filosofía.
Fuentes:
- J.R. Armogathe y V. Carraud, "La première condamnation des oeuvres de Descartes, d'après des documents inédits aux archives du Saint-Office", Nouvelles de la République des Lettres 2:103-137 (2001).
- J.R. Armogathe, Theologia cartesiana, Martinus Nijhoff, La Haye, 1977.
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