Desde Platón, la sombra se considera ante todo un simulacro, algo opaco, indigno de confianza y alejado de la verdad. Sin embargo la sombra, que Platón identifica con la ignorancia en su famosa “alegoría de la cueva”, es un precioso instrumento de conocimiento, así como una fantástica herramienta para los artistas visuales. Entonces, ¿cuál es el grado de verdad en las sombras?
-En la actualidad, el poeta visual Juan Vidaurre ha utilizado en su última serie el artificio de la silueta, la sombra, para cuestionar la realidad, ya sea estética, política o social.
https://www.rtve.es/play/videos/la-aventura-del-saber/aventuraboekjuanvidaurre/3654616/
- El
escritor argentino Jorge Luis Borges también compuso un precioso poema
titulado "Elogio de la sombra", donde refleja las ideas de la vejez, la
ceguera y la penumbra.
La vejez (tal es el nombre que los otros le dan)
puede ser el tiempo de nuestra dicha.
El animal ha muerto o casi ha muerto.
Quedan el hombre y su alma.
Vivo entre formas luminosas y vagas
que no son aún la tiniebla.
Buenos Aires,
que antes se desgarraba en arrabales
hacia la llanura incesante,
ha vuelto a ser la Recoleta, el Retiro,
las borrosas calles del Once
y las precarias casas viejas
que aún llamamos el Sur.
Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas;
Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;
el tiempo ha sido mi Demócrito.
Esta penumbra es lenta y no duele;
fluye por un manso declive
y se parece a la eternidad.
Mis amigos no tienen cara,
las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años,
las esquinas pueden ser otras,
no hay letras en las páginas de los libros.
Todo esto debería atemorizarme,
pero es una dulzura, un regreso.
De las generaciones de los textos que hay en la tierra
sólo habré leído unos pocos,
los que sigo leyendo en la memoria,
leyendo y transformando.
Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,
convergen los caminos que me han traído
a mi secreto centro.
Esos caminos fueron ecos y pasos,
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,
días y noches,
entresueños y sueños,
cada ínfimo instante del ayer
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del persa,
los actos de los muertos,
el compartido amor, las palabras,
Emerson y la nieve y tantas cosas.
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,
a mi álgebra y mi clave,
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy.
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