Respecto al debate actual en torno al método científico, el investigador Jorge Wagensberg (1948-2018), señalaba en su libro "El pensador intruso" (Tusquets, 2014) tres principios que definirían al método de la ciencia:
- El principio de objetivización: "el observador debe observar de manera que la observación distorsione lo mínimo posible aquello que se observa". Es decir, el conocimiento debe ser máximamente independiente tanto del observador como de lo observado, lo que apoyaría la universalidad del conocimiento científico.
- El principio de la inteligibilidad: la realidad existe y se puede comprender. La inteligibilidad de la realidad es una de la hipótesis fundamentales de la ciencia intuida ya por la escuela jónica en la antigua Grecia. El científico necesita partir de la base de que la naturaleza puede comprenderse. No se trata de algo demostrable (como todo buen principio), "pero es algo necesario para emprender la aventura científica, la interrogación al mundo" (Wagensberg, "Ideas sobre la complejidad del mundo", Tusquets, 1985). Por ello, "si una empresa científica fracasa, si no llegamos a comprender cierta complejidad, este principio asegura que la culpa es nuestra. No hay pues excusa para no volver a intentarlo, para elegir otro camino, para inventar otra cosa. La ciencia es la única forma de conocimiento que declara aceptar tal principio, en contraste con otras que incluso aceptan lo contrario, que existen sucesos del mundo ininteligibles, que existe el misterio". Pero -añade Wagensberg- "¿por qué demonios debe ser todo inteligible?... Al fin y al cabo la mente humana no es sino un misérrimo suceso del mundo, ¿seguro que tiene la facultad de conocer a cualquier otro?".
- El principio dialéctico: la ciencia no puede contener contradicciones. "Si el observador percibe que la realidad niega la verdad vigente, tiene ante sí dos opciones: cambiar de observación o cambiar de verdad".
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