Descartes,
ha señalado la pensadora Celia Amorós, fue un autor que "no defendió la igualdad de los
hombres y las mujeres y, sin embargo, ese olvido se hizo en contra de
sus propios principios". Fue por eso que su discípulo Poulain de laBarre pudo, precisamente apelando a la coherencia cartesiana,
defender el feminismo: hacer feminismo con Descartes y a pesar de
Descartes.
"Se puede afirmar que desde finales del siglo XVI la «cuestión femenina» era un tema importante y polémico, tratado desde la literatura galante hasta la literatura abiertamente misógina, ridiculizado en Molière y muchos otros detractores. La querelle de femme tiene un largo recorrido y una amplia problemática que abarca por ejemplo: la lucha por ser escuchadas, educadas, por acceder al saber de las academias, etc. Durante siglos se discutió sobre el lugar que correspondía a cada sexo. En el siglo XVII corrieron ríos de tinta a favor y en contra de la querelle, por ejemplo sobre la forma y la necesidad de educar a las niñas".
Los primeros textos sobre
feminismo, de acuerdo con Mary Nash (2004) se remontan
desde la Edad Media hasta la Ilustración. Entre estos trabajos se
encuentran los precursores del pensamiento feminista contemporáneo
como La Ciudad de las Damas (1405),de Christine de Pisan; el tratado
Igualdad entre hombres y mujeres (1622),de
Mary de Gournay o Una propuesta seria a las damas para el avance de
su verdadero y mayor interés (1694) de Mary Astell. Estas obras explicaban la subordinación de las
mujeres a partir de condicionantes socioculturales (ídem). En
el siglo XVII,
refiere Nash, la obra de Francois Poulain de la Barre, De la
Igualdad de los dos sexos (1673), marcó una ruptura respecto a la
literatura que había en su tiempo para abogar por la igualdad de mujeres y
hombres.
"Poulain de la Barre logró aplicar los principios de la duda metódica y el libre examen racional a las cuestiones del ámbito social, desarrollando ideas con y «contra» Descartes; es decir aplicándole el racionalismo al mismo cartesianismo. De forma sintética podemos afirmar que nuestro autor asume la filosofía y la epistemología cartesiana en función de sus intereses emancipatorios, por ello se centra sobre todo en el Discurso del Método: su rechazo al escolasticismo,la práctica de la duda, la distinción entre la unión del alma y el cuerpo (a partir de la cual construye su argumento igualitario) y se aleja del pensamiento de Descartes en las cuestiones metafísicas y en la decisión de no «respecter la coutume de son pays», sino que más bien todo lo contrario, decide luchar contra la costumbre y la tradición establecida.
Poulain de la Barre no solamente amplió el programa cartesiano, incluyendo el ámbito de las costumbres «les moeurs», sino que además radicalizó el programa cartesiano de irracionalización del prejuicio haciendo explícita la participación de las mujeres en ese «público» que, en virtud de su común bon sens, tenía capacidad autónoma de juzgar."
Luz Estella León, François Poullain de la Barre: filósofo feminista y castesiano sui generis", en http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:Endoxa-2011-27-5020&dsID=Documento.pdf
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